martes, 6 de julio de 2021

Reseña: En las profundidades (The Deep)

En las profundidades (The Deep).

Rivers Solomon.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Crononauta. Sevilla, 2021. Título original: The Deep. Traducción: Carla Bataller Estruch. Ilustración de portada: Joey Hi-Fi. 224 páginas.

El horror del colonialismo y la esclavitud dejó en las sociedades implicadas cicatrices que todavía hoy son fáciles de rastrear, y heridas abiertas que aún en la actualidad siguen sangrando. El robo de las raíces, de la libertad, de los sueños de futuro y de la propia vida sigue creando olas de ignominia en el mar de la Historia. Basada, sin ser exactamente una adaptación, en la canción The Deep, del grupo musical clipping., que a su vez bebe de la explicación tras el nombre del dúo tecno-electro Drexciya, Solomon ofrece aquí un intenso, desolador, desgarrador, pero también hermoso, relato de fantasía de corte lírico sobre la memoria, la historia, el pasado, los recuerdos, la identidad, el reconocimiento, el amor y la comunicación entre propios y ajenos. Parte rabiosa denuncia de la esclavitud, el racismo, la opresión y las injusticias de los afanes colonialistas pasados y presentes, parte fábula de tintes ecológicos, parte utopía, parte aventura y parte romance, parte reivindicación de género, parte angustia y parte —finalmente— esperanza, le autore plantea dolorosas y punzantes cuestiones sobre la naturaleza humana, la responsabilidad personal, y la importancia de la memoria individual y colectiva.

Yetu es la historiadora de les wajinru, el pueblo subacuático descendiente de las esclavas embarazadas que los esclavistas tiraban por la borda de sus barcos cuando las encontraban a punto de morir y cuyos fetos evolucionaron para adaptarse al medio acuático. Debido a su peculiar biología el conjunto de les wajinru viven sin recuerdos de su pasado, felices experimentando tan solo el momento presente, pero una vez al año deben asistir a un ritual llamado la Remembranza en que le historiadore les devuelve su memoria, su historia pasada, para que, una vez así renovades, puedan continuar con su idílica existencia, olvidada de nuevo la traumática experiencia de su origen ancestral. Pero la tarea es excesiva para Yetu, la memoria colectiva contiene tanto recuerdos dichosos y alegres como terribles y enormemente dolorosos que se remontan a la tragedia de las mujeres que dieron a luz a su pueblo. Algo que la está desgarrando por dentro, que incluso podría costarle la vida, por lo que toma una decisión radical y huye. Pero, ¿podrá sobrevivir ella lejos de su gente? ¿Y podrá su pueblo sobreponerse a la ausencia de su memoria?

Solomon
comienza la historia in media res, lanzando al lector a una experiencia inmersiva en la que la posición de Yetu como historiadora sirve tanto para impulsar el relato hacia adelante como para recapitular episodios pasados de la historia de su pueblo, conformando un entramado entretejido de pasado y presente del que surgirán todas las claves para aprehender el enorme calado de significados de la trama. La memoria y los recuerdos, de alguna manera, son la forma de construir una identidad, pero pueden ser tanto una bendición como un terrible maldición, dependiendo de su cariz. El olvido puede ser un regalo para la mente, aunque encierra muchos peligros. Una persona sin historia es una persona vacía, pero hay recuerdos que están mejor bien enterrados. ¿Cómo alcanzar el equilibrio?

Conforme Yetu da la espalda a sus obligaciones y se aleja cada vez más de su pueblo los recuerdos también van diluyéndose, pero va a descubrir que no es tan fácil huir del pasado y de unos eventos que no deben ser olvidados. ¿Qué es ella sin sus recuerdos? Aún más importante, ¿qué será de su pueblo sin la memoria de todo lo vivido por sus gentes? La misión de Yetu se antoja como la del cuentacuentos, el anciano o el chamán de la tribu que narraba a la luz del fuego de campamento los relatos que guardaban la sabiduría y la tradición heredadas de los antepasados. Relatos que mantienen el sentimiento de pertenencia, de comunidad y de permanencia entre quienes los escuchan. Sin ese conocimiento, aunque sea olvidado durante la mayor parte del año, ¿podrán les wajinru mantener la cordura y su entidad como civilización? La responsabilidad personal se ve así enfrentada al bien común de sus congéneres, el sacrificio de una por la tranquilidad y felicidad de todes.

Les wajinru constituyen una sociedad de alguna manera utópica, aunque, como suele suceder, para que el conjunto tenga una existencia idílica alguien tiene que pagar por ello. En este caso la ausencia de los recuerdos permiten vivir una existencia despreocupada, cargando sobre la espalda de les historiadores el peso de cada vez más memorias, rompiendo su mente hasta el punto de impedirles poseer una identidad propia. Yetu quiere ser ella misma, quiere vivir su vida y no las vidas ajenas de quienes la precedieron, siglos de recuerdos que la agobian y la llevan incluso a ponerse en riesgo de muerte. Así que de manera casi inconsciente decide huir por su propia supervivencia, porque es la única salida que le queda para poder encontrarse a sí misma. Pero en su periplo encontrará mucho más de lo que estaba buscando.

Encontrará un mundo fuera del agua, el de les temides bípedes con quienes su pueblo comparte una historia de cruentos enfrentamientos, muy distinto de lo que suponía, descubriendo que el aislamiento a veces crea malentendidos. Conocerá a Oori y descubrirá que la comunicación, y la comprensión, entre personas diferentes es posible, pero también sabrá de la existencia de una amenaza sobre el fondo marino por parte de una parte de les habitantes de la superficie que podría ser fatal para su pueblo. Ante sí no tiene decisiones fáciles precisamente, pero deberá sobreponerse y elegir entre su amor por su gente, su propia cordura y el significado de lo que ha descubierto.

A pesar del tono sombrío de todo lo que rodea a Yetu, de sus circunstancias y de la amenaza ecológica sobre les wajinru, Solomon ofrece una historia repleta de poderosas imágenes de una hermosura casi poética, y consigue cerrar la historia con una inesperada pincelada de optimismo y esperanza. Quizá todavía sea posible tender puentes, incluso por encima de la memoria, pero sin olvidar nunca. Hay atrocidades que deben ser recordadas siempre, denunciadas siempre, por doloroso que resulte.

La cuidada edición, desde la preciosa portada a la magnífica traducción que conserva todas las complejidades del texto, se cierra con un interesante Postfacio a cargo de clipping. que habla sobre la interacción y génesis de las diversas versiones de la historia y que resulta el colofón perfecto para lo narrado. Las heridas del pasado no se curan con el olvido y lo justo es recordarlas, asumiéndolas, para no volver a infringirlas.

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