lunes, 12 de julio de 2021

Reseña: Masa madre (y otros relatos)

Masa madre
(y otros relatos).

Angela Slatter.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Dilatando Mentes Editorial. Col. Angela Slatter /1. Línea General. Alicante, 2021. Título original: Sourdough and Other Stories. Traducción: José Ángel de Dios. Cubierta: José Antonio Ávila. Ilustraciones interiores de: Herbert James Draper. 388 páginas.

Dieciséis cuentos dispuestos a dar un nuevo giro oscuro a los cuentos de hadas, o tal vez tan sólo a volver a sus orígenes. Cuentos sombríos, aunque a veces también llenos de luz, implacables, mágicos y reales, no exentos de enseñanzas y advertencias, pero alejados del «final feliz» y el romanticismo ñoño con que se ha venido edulcorando a los tradicionales. Algunos son cuentos crueles, otros son dolorosamente tiernos. Cuentos sobre la maternidad desde todas sus vertientes, de madres e hijas, de hermanas, de amores y odios, celos y entrega. Narrados todos en primera persona por una voz femenina diferente en cada ocasión, aunque no falte el príncipe o el leñador que venga a dar el necesario contrapunto. Cuentos que en conjunto, como un bien perfilado mosaico, narran una historia más grande que en solitario. Situados en una misma geografía, un reino de bosques y montañas en torno a la ciudad-catedral de Lodellan, sus protagonistas van a ir evolucionando y creciendo de relato en relato, siendo la niña que aparece en uno la madre o la abuela en otro, saltando de generación en generación, la narradora principal de una historia convertida en un personaje secundario en la siguiente, haciendo que los actos realizados en un cuento tengan consecuencias, normalmente fatídicas, en otro, convirtiendo precisamente en uno de los placeres de su lectura el ir rastreando estas conexiones, algunas apenas mencionadas de pasada, y descubriendo cada punto de unión. Inquietantes, descorazonadores, hermosos, los cuentos de Slatter son una delicia estremecedora.

Después de un magnífico Prólogo a cargo de Robert Sherman —y cuya lectura haría innecesaria la de cualquier reseña—, el volumen se abre con El árbol de sombra, un cuento bastante breve, pero muy intenso. Ella se encuentra a cargo de los malcriados hijos del rey, Brunilda y Baldur, aunque de vez en cuando también se encargue de «calentar» el lecho del monarca con la aquiescencia, y alivio, de la reina. Un relato con elementos muy familiares de los cuentos de hadas, pero con un componente original, fresco e inesperado —características que podrían decirse de todo el contenido de este volumen—, sobre la maternidad, la crianza, los anhelos del corazón y el deseo de volver al hogar. Inquietante, fascinante y cargado de extraña ternura.

En
Las bayas del ahorcado Paciencia Sykes acaba de «perder» a su madre y ha encontrado refugio junto a Dulcibella, una mujer que hasta entonces vivía sola, y quien la hace pasar por su prima. LPronto resulta evidente que la hija de Wynne Sykes heredó y aprendió de su madre desaparecida ciertas habilidades condenadas por el resto de habitantes del lugar. Sí, es una bruja, pero a veces las brujas no se merecen la mala fama que acarrea, aunque otras veces sí. Una historia de amor imposible, de horror y vindicación. Conmovedora. Slatter ha escrito una novela con la protagonista, de la que este cuento puede considerarse prólogo, Of Sorrow and Such, y otro relato, Hermanita, hermanita, que se encuentra en este mismo volumen.

Rabanito da una vuelta de tuerca a la tradicional historia de Rapunzel, dándole voz y decisión en su propia vida a la joven. Rapunzel, o Rabanito, es una niña que anhela el silencio y la tranquilidad. Así, abandona con dieciséis años el que había sido su hogar hasta entonces en busca de una torre con la que ha soñado desde pequeña. Por el camino se encuentra con la cabaña de Sibila, quién le entregará la llave y la manera de encontrar  la torre, y le otorga el conocimiento de que, de alguna manera, todas las mujeres son brujas y tienen poderes. Un cuento sobre elecciones personales no forzadas por la presión de la gente, sobre el aislamiento y la manera de romperlo, y de aquello que hay que entregar, a veces con dolor, para relacionarse con los demás. Un relato que habla sobre la necedad, el orgullo y el perdón, y lo que cuesta otorgarlo y obtenerlo.

Como comentaba en la introducción a la reseña de alguna manera, no solo geográfica, todos los cuentos de la antología se encuentran conectados. Así Dibblespin encuentra su historia imbricada en las consecuencias de lo acaecido en Las bayas del ahorcado. Dibblespin es una muchacha de naturaleza bondadosa, parte humana y parte trol, y le resulta difícil reconciliar ambas vertientes. Ama a su bella hermana, Ingrid, con un cariño que parece recíproco aunque algo tenso, y cuenta con el desprecio de su madrastra que ve en ella las consecuencias de pecados ajenos. La inquietud la agita mientras los habitantes del bosque se ven afectados por una magia extraña. Una historia de licantropía cargada de melancolía que da la vuelta al aleccionamiento de las historias de lobos y leñadores en el bosque.

Ilustración de Herbert James Draper
El navegante
es un relato trágico y desgarrador, triste y oscuro, siendo uno de los más «diferentes», quizá discordantes, de todo el conjunto, aunque luego se llegue a apreciar que está igual de interconectado con el resto como todos los demás. Windeyer es un ser alado a quien, como es costumbre entre quienes los esclavizan, han arrancado las alas. La narradora busca junto a él un ignoto destino, navegando según los designios de un mapa dibujado en piel humana. Encontrarlo puede significar la liberación o la condena. En su periplo acechan las sirenas y otras criaturas sorprendentes. Una historia de traición y esclavitud, pero también de bondad, de una paternidad desbordada, de un amor prohibido e ilícito manchado por la traición. Una terrible historia de renuncia y sacrificio.

Al principio de El bosque del ángel Susannah huye con sus hijos en un carruaje cuando son asaltados por bandoleros. Todo se resuelve de forma violenta, con una acción que carga de culpa a Henrietta, Henri, la hija mayor, quien debe asumir cargas impropias de su edad. Alejándose de la ciudad donde se enseñorea el peligro, vuelven al hogar familiar del cual Susannah huyera tiempo atrás. Un retorno que despertará viejas tradiciones, pactos y deudas, aunque esté por ver quién deba pagarlas. Un relato sobre el paso de la adolescencia a la adultez, sobre las herencias, no siempre materiales, que se pasan de madres a hijas. De cumplir con las responsabilidades heredadas en las que nunca se ha tenido parte. De dones entregados por interés y de legados malditos recibidos con aquiescencia.

Haciendo efectiva la conexión incluso de los cuentos más extraños con el resto, en Ceniza la autora cuenta la doble historia de Gwenllian, quien ya apareciera en El navegante, quien el pasado trocara su libertad por una vida de lujo y a su hija por recuperar su belleza perdida, y la de Blodwen, quien cambió una niña por conocimientos mágicos. Pero cuando el tiempo pasa los remordimientos quizá sean excesivos, o tal vez no. Una historia de arrepentimientos y consecuencias. De amor materno y de madres desnaturalizadas. De tratos rotos y del precio que se debe pagar por el incumplimiento.

Continuación, años después, del anterior relato La historia de un tatuaje sigue el destino del bebé que allí aparecía y pone en otra perspectiva, bastante menos amable, el final de aquella. Livila recibe de su amo, un hombre de iglesia, la orden de que encuentre, capture y lleve de nuevo junto a él a su pupila huida, algo a lo que la fugitiva no está nada dispuesta. Si vuelve su destino será funesto, pero a Livila no le importa y se encuentra más interesada en la recompensa que espera obtener que en lo que le suceda a la joven perseguida, dando así lugar a una historia sobre el autoengaño que va envenenando el espíritu hasta que resulta insoportable.

A modo de tríptico dentro del conjunto
Cosas perdidas viene a ser el cierre de las dos historias anteriores. Jez se esfuerza en convencer al grupo de bandoleros entre los que se encuentra de que es un niño, un vulgar raterillo, pero las cosas se le están torciendo a pasos agigantados. Con un mapa grabado sangrientamente en la espalda es difícil ocultar que quizá se trate de alguien especial para alguna otra persona. es esta una historia sobre las pérdidas y la fuerza de los anhelos por recuperarlas, incluso cuando lo perdido es una persona y está muerta. Un poderoso relato, repleto de ironía y humor negro que deja con un nudo en el estómago.

Un buen marido es un buen ejemplo de esas historias que vienen a demostrar que los deseos no suelen cumplirse tal y como quien los pide había pensado. Una historia sobre lo larga que puede llegar a hacerse la inmortalidad, y de los deseos que se van acumulando con el paso del tiempo. La Mari-Morgan vive en un lago cerca del pueblo de Briarton, allí recibe la visita de las mujeres del lugar y les concede ciertos deseos a cambio de pequeños regalos, siempre que se encuentre de humor para ello. Es este un relato de sororidad, de secretos guardados por las mujeres, y de sacrificio desinteresado.

En uno de los relatos más impactantes de la antología, Un alma de porcelana, Bitsy se encuentra en proceso de convertirse en fabricante de muñecas, para lo que estudia y trabaja duro con más propósito que decisión. En realidad no desea el oficio, pero se siente obligada por las circunstancias. Cada muñeca, juguetes destinados tan solo a las clases más altas, debe contener, de forma literal, un pedacito de alma de su fabricante y a ella le ha llegado el momento de enfrentar su trabajo de graduación, pero ¿podrá salir indemne del proceso? La limitación de opciones, el quedarse sin posibilidad de elección, lleva a las personas a decisiones desesperadas, decisiones que tienen consecuencias dramáticas de difícil solución. Así Bitsy cometerá un terrible error, pero serán también sus acciones las que la rediman. Un cuento duro y hermoso, con una atmósfera que subyuga, espeluznante y conmovedor.

En
Los huesos lo recuerdan todo Ingrid abandonando la Abadía en la que vive y a su amante, Rilka, monja y mariscal del lugar; sigue una voz que resuena en su interior hasta una torre donde le espera una rueca. Una rueca con la que se pondrá a bordar un tapiz en el que dejará su propio cabello, su carne y sangre, mientras escucha la historia de la dueña de la voz que la ha guiado hasta allí. Y sí, hay aquí también una mujer que ha dormido un hechizo de muchos años, pero cualquier idea preconcebida pronto salta por los aires, atrapado el lector en el horror que encierra la narración y en la habilidad de Slatter para conducirlo a vertientes de lo más inesperadas y terroríficas.

Y se llega así al relato que da nombre al volumen, Masa madre. Y, como se podía esperar por su título , es una historia sobre panadería, pero que va mucho más allá de lo esperado. Emmeline hace verdaderas obras de arte con su amasado y cocción del pan, dándole cualquier forma que pueda imaginar. Una habilidad que hace que reciba multitud de encargos a cual más llamativo. Pero, sin intuirlo, la tragedia se cocina cuando reciben la encomienda de proveer el pan para una boda en la alta sociedad. El tira y afloja entre la madre de la novia y la del novio, Peregrino, desencadena la rebelión de la novia, quien desea imponer sus propias decisiones. Mientras tanto el novio, con la excusa de vigilar los avances de la encomienda, visita asiduamente la panadería y termina por suceder lo inevitable. Pero es difícil romper lo que ha sido concertado. Una historia de amores ilícitos, celos y resoluciones que no tienen vuelta atrás.

A continuación Hermanita, hermanita resulta en una reunión de personajes de muchos de los cuentos anteriores. Empieza con Theodora, antaño princesa de Lodellan, quien vive ahora en el Lirio Dorado, un burdel donde parecen haber recalado buena parte de las protagonistas de las historias precedentes, viviendo en una armonía repleta de cariño y camaradería femenina. La mujer, antaño admirada, ahora recibe la conmiseración de la sociedad que antes la admiraba y envidiaba. Pero ella, aparentemente, tan solo se preocupa del bienestar de su pequeña hija y de labrarse la forma de salir del lugar. De nuevo surge el tema de la maternidad y el amor familiar, del matrimonio sin amor, del poder del hombre sobre la mujer. Una historia sobre el poder de los rumores y las maledicencias, sobre la verdadera amistad y de quiénes son, y por qué, las auténticas amigas. De celos y actos imperdonables. De venganza y perdón. De bebés robados y destinos truncados. De satisfacción, resignación y reconciliación con la vida que ha tocado en suerte.

Ilustración de Herbert James Draper
Pórticos y lavanda, junto al anterior, es uno de los relatos más largos de la antología, y bien podría considerarse una recapitulación temática y cierre de lo narrado hasta el momento, recogiendo también la presencia de algunas de sus protagonistas o secundarias de alguno de los cuentos precedentes en su vida posterior, como la de Dibblespin, Emmeline, Peregrino o una de las hermanas que aparecen en El bosque del ángel. Una historia de consecuencias, de usurpación y de celos. De cementerios —la historia de fantasmas que no podía faltar—, de amor a los libros, y de la importancia de las historias.

El último cuento reunido en la antología es Bajo la montaña, donde la hija de la Theodora protagonista de Hermanita, hermanita debe encarar una dura misión, una prueba de amor que la llevará a tener que lidiar con verdades incómodas. Una misión que habrá de poner fin a una historia de bebés cambiados que ha venido discurriendo de forma casi subterránea a lo largo de toda la antología, dejando caer aquí y allá las pistas necesarias para levantar las sospechas. Es un cierre cautivador, demoledor, triste e igual de incómodo que la mayoría de las historias aquí reunidas. Amor, maternidad, rechazo  y hermandad siguen revelándose como los hilos conductores de todo lo narrado hasta llegar a este magnífico colofón.

El volumen, magnífica y bellamente editado como es ya norma por Dilatando Mente, se cierra con las interesantes Notas de la autora y con el certero análisis Masa madre y bayas del ahorcado para todos nosotros, escrito por Jeff Vandermeer, cuya lectura —siempre tras los cuentos—, como la del Prólogo, harían innecesaria cualquier reseña, pues ya han dicho ellos, y mejor, todo lo que yo hubiera querido transmitir. Es esta una colección de historias deliciosas que se hacen mucho más grandes en su conjunto. Conmovedoras, intensas, reales en su mensaje escondido entre la magia, estremecedoras, hermosas, devastadoras. De mujeres tan frágiles como fuertes que eligen su propio destino, decididas, imperfectas, dañadas, que cometen errores y tratan de subsanarlos, que sucumben a sus pequeñas mezquindades y rivalidades, y que trascienden por encima de las posibilidades que les ofrece la vida, profundamente humanas —incluso las que después de todo no lo son—, que se apoyan o se ponen zancadillas, que toman las riendas de su destino y si triunfan o fracasan es por su esfuerzo y voluntad y no por el de ningún príncipe que deba rescatarlas. Historias en las que el amor prevalece e historias en las que no. De brujas, que no son como las ha ido pintando la tradición. De familia, y de madres e hijas, y de unos vínculos de amistad y sororidad que van mucho más allá de la sangre compartida. Historias sombrías de traición y venganza, de horror, pero también de esperanza, de sacrificio y redención, y, tan solo en algunas ocasiones contadas, de perdón. Una lectura de lo más satisfactoria.

No hay comentarios: