Juan Manuel de Prada
Reseña de: Amandil
Seix Barral, Barcelona. 2007. 644 páginas.
Esta novela, la primera que leo del autor, me ha dejado un regusto extraño. Confieso que me impuse esta lectura a raíz de leer algunas de las columnas que Juan Manuel de Prada escribe en el diario español ABC. Me gustó mucho la erudición y el elegante estilo del que hace gala en sus artículos y por eso decidí leer algo más largo y enrevesado que me mostrase hasta dónde podía llegar como escritor.
Y este libro, su último libro hasta el momento, me ha sorprendido en algunos aspectos mientras que en otros me ha decepcionado. Pero vayamos por partes y empezando por lo que me ha decepcionado, por decirlo de algún modo.
Juan Manuel de Prada maneja a su antojo el idioma español, no deja pasar la ocasión de demostrarlo y, en algunos momentos puntuales, llega a ponerse pesado. Reiteraciones innecesarias y repetición de metáforas hasta la saciedad ("aquella ciudad de un millón de muertos", "sus ojos de mosaico bizantino", "tenía una gota de asfalto en la mirada"...) hacen que el texto rechine y sea, por momentos, un poco cansino. Del mismo modo la búsqueda de profundidad en los pensamientos y sentimientos de los protagonistas (Julio y Julles) lleva a veces al tedio soporífero, hasta esa sensación de "esto ya lo ha dicho tres veces en las últimas dos páginas". Desconozco si con esto el autor pretendía enfatizar la interioridad de ambos personajes, pero en mi caso (y me confieso lector simplón y poco dotado) a ratos me aburría sobremanera.
Y hasta aquí lo malo.
Lo bueno, en cambio, me ha parecido doblemente atractivo por dos razones:
- El libro va de menos a más argumentalmente.
- Una vez superado el primer impacto del estilo hay momentos autenticamente memorables.
La historia, contada en tres partes desordenadas cronológicamente, nos lleva de la mano desde la Guerra Civil española hasta los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y la caza de nazis que llevó a cabo Israel. La novela es la narración del descubrimiento del pasado de sus padres por parte de un hombre ya maduro, el tal Julio, al que sus padres ocultaron el hecho de que su verdadero padre era un francés que abandonó a su madre a los pocos meses de embarazo. Para descubrir la verdad que se oculta tras "el séptimo velo" (en honor al baile de los siete velos del mundo oriental y en concreto al baile de Salomé ante su tío, el rey Heródes), Julio emprenderá un viaje de conocimiento que le llevará a escarbar en los recuerdos de un viejo cura, de un psiquiatra de postín y de la hija de un antiguo amigo de su difunta madre. Y lo que descubrirá le pondrá contra las cuerdas, porque se entremezclará el heroísmo de un padre (Julles) que militó en la Resistencia francesa, de una madre que es hija de un republicano español exiliado y anticomunista y de los tejemanejes de la Gestapo en el París ocupado.
Juan Manuel de Prada despliega en las 600 páginas que dura el relato una historia entretenida, grave, emocionante y, por momentos, policiaca, en la que el lector se colocará finalmente en el sitio del protagonista y tendrá que decidir, para bien o para mal, si Julles merece o no el perdón y reconocimiento de su hijo.
El autor asegura en los agradecimientos que para documentarse sobre la época consultó un centenar largo de libros, artículos y monografías. Y lo cierto es que la sensación de realismo es una de las bazas que me hicieron valorar positivamente el libro. Hasta cierto punto leyéndolo se aprende, se descubre y, sobre todo, se reflexiona sobre nuestra propia naturaleza y como nos puede afectar el pasado de nuestros padres a la hora de situarnos en el presente.
Léanlo y disfruten... si consiguen superar las más de cuarenta páginas de "prólogo" que a mi (insisto que soy blando y débil) casi me dejan KO.
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