martes, 8 de julio de 2008

Reseña: El significado de la noche

El significado de la noche

Michael Cox

Reseña de: Amandil

Editorial Planeta-Círculo de Lectores. Barcelona, 2007. Título original: The Meaning of Night. Traducción: Alberto Coscarelli. 694 páginas.

Las novelas que giran en torno a un "misterio", ya sea un asesinato, un terrible secreto o un robo magistral e inexplicable, por ejemplo, siempre se enfrentan a un problema: conseguir mantener las expectativas del lector cuando se llega al desenlace.

Si ese desenlace es sorprendente se podrán perdonar algunos "atajos" que el autor haya podido tomar durante el desarrollo de la historia. En cambio, si el resultado final "se ve venir" (el tradicional "el asesino es el mayordomo") o simplemente es una bobada, entonces incluso las mejores virtudes del relato se pueden venir abajo y quedar olvidadas ante un final excesivamente predecible.

En El significado de la noche nos acercamos, a mi pesar, más a la segunda opción que a la primera. La historia mantiene un nivel muy elevado (tanto de estilo como de originalidad) hasta que encara el final (aproximadamente a 150 páginas de la conclusión), momento en el que, de repente, todo el buen arte de Michael Cox se viene abajo en un giro predecible y demasiado tópico (el recurso al engaño entre los amantes) que arrastra tras de sí los grandes momentos del libro.

La sensación que queda al final, por lo tanto, es la de que se ha leído una espléndida oportunidad perdida. Uno de tantos "buenos principios y malos finales". Y es muy molesto porque el libro es muy ameno y se ve, claramente, que el autor ha dedicado muchísimo tiempo a documentarse y ha tratado con mimo todos los detalles que rodean el relato. Además acaricia diversos géneros novelescos (histórico, romántico, de intriga, de misterio) con una maestría encomiable al tiempo que permite al lector dar un paseo por la Inglaterra victoriana de un modo creíble y enriquecedor.

El libro se presenta como un trabajo académico y de recopilación de un editor inglés sobre unos manuscritos de mediados del siglo XIX de un autor desconocido. Tras estudiarlos y tratar de descubrir quien es el autor y a qué personajes "históricos" reales hace referencia, se le da forma de libro ordenándolos cronológicamente.

En estos textos se conoce una historia que se centra en un personaje central, Edward Glyver o Glapthorn, quien descubre que sus verdaderos padres , los Duport, no se corresponden con aquellos que le criaron, sino que formaban parte de la alta sociedad victoriana. Debido a un evento concreto, que se desvela en la parte final del libro y que es uno de los puntos débiles de la historia, el protagonista se vio apartado de una vida de lujo y esplendor en la que poder desplegar sus gustos filológicos y su amor por las artes, siendo criado por una mujer de clase media y creyendo que su padre es un marinero borracho y sucio que murió cuando el niño apenas tenía cinco años. Para colmo de males aparece en escena su "némesis", Phoebus Rainsford Daunt, en la figura de un individuo engreído, petulante y manipulador que, por una serie de azares del destino (y en especial los maquiavélicos designios de su madrastra) se coloca en la posición que Edward debería haber ocupado si hubiese permanecido entre su verdadera familia.

Pero la vida del protagonista, que pese a la adversidad estaba llamada a ser un cúmulo de éxitos y reconocimientos gracias a su perspicacia, su inteligencia y sus múltiples dones, se ve abocada a la mediocridad por culpa de Phoebus, que se convertirá con el tiempo en su única obsesión, a la que querrá destruir de un modo u otro (y no le faltarán buenas razones para ello, según va descubriendo el lector página tras página). Mientras se prepara para consumar su venganza, en la que espera demostrar su verdadera naturaleza y arrebatarle los lujos inmerecidos a su rival, trabaja como "resuelve problemas" (una especie de Señor Lobo como el de la película Pulp Fiction, pero con flema inglesa) para un prestigioso bufete de abogados londinense.

La madeja viene a enrollarse aún más con la irrupción de Emily Carteret, la mujer de la que se enamora el protagonista, dedicando su habitual meticulosidad a conquistarla en medio de un trágico suceso que viene a añadir al relato una pizca de "historia de detectives", mientras el lector asiste a la que será la gran revelación de la trama... y que resulta ser un fiasco.

Entre tanto podemos disfrutar de la maravillosa recreación de una época y una sociedad que Michael Cox expone con solvencia y muy buen estilo, consiguiendo que aspectos desconocidos para el lector ajeno a los usos británicos y los datos históricos, quede atrapado en el atractivo de la era victoriana y esa combinación magistral (que recuerda a Dickens y Conan Doyle) en algunas descripciones de la mole londinense y su papel de corazón del mundo.

En cualquier caso, y aunque he de reconocer que el estilo de la novela es muy atractivo y su redacción (y traducción) es plenamente satisfactoria, el hecho de que la "sorpresa" se vea venir reduce considerablemente la sensación de satisfacción al terminar de leer el libro. Pese a ello invito a leer El singnificado de la noche para disfrutar de una inmersión refrescante en una época fascinante, acompañado de un personaje tan interesante como desconcertante en algunos momentos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

LA NARRATIVA ES HIPNOTIZADORA, BUEN LIBRO!!!

Último Íbero dijo...

Sí, la narrativa es muy hermosa y atractiva. Los diálogos, las descripciones, los ritmos, son de un nivel muy elevado.

En ese sentido el libro es una buena novela que se deja leer y que invita a no detenerse.

Ahora, el pretendido "giro sorpresa" se ve venir de lejos y no consigue el efecto pretendido. Ahí la cosa falla y, como dije, da pena porque destroza de raíz la buena sensación general.