sábado, 6 de junio de 2009

Reseña: Visión ciega

Visión ciega.

Peter Watts.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Bibliópolis. Col. Bibliópolis Fantástica # 59. Madrid, 2009. Título original: Blindsight. Traducción: Manuel de los Reyes. 297 páginas.

Para los que creían lo contrario, Peter Watts viene a demostrar con Visión ciega que no estaba todo dicho dentro del subgénero del “primer contacto”. Aunque lo cierto es que no tengo demasiado claro si lo que le interesa al autor es ese acercamiento a los alienígenas o la propia reflexión sobre la naturaleza intrínseca del ser humano y su importancia dentro del orden establecido en el Universo. Watts parte de la Idea y a partir de ella construye su historia, lo cuál no es malo per se, pero sí que supedita muchas de las escenas a tratar de transmitir un mensaje concreto, una tesis, y convierte el texto, en ocasiones, en algo excesivamente academicista, demasiado proselitista en pos de convencer al lector (o al menos hacerle reflexionar) de las propias convicciones del autor.

Pero que nadie se asuste; Visión ciega se puede considerar, sí, una exigente novela de ciencia ficción “hard”, pero es lo bastante accesible y tiene los imprescindibles momentos de acción y emoción, y unos personajes lo suficientemente llamativos, como para agradar a cualquier lector que se embarque en sus páginas con el adecuado interés y atención. Desde luego, no es un libro para leer con el piloto automático encendido, hay que realizar un esfuerzo consciente para sumergirse en la narración y aprehender todo lo que el autor ha puesto en sus páginas, pero al final (sobre todo tras leer las “notas y referencias”) el esfuerzo habrá merecido la pena (siempre, eso sí, que este tipo de literatura te atraiga, si no puede convertirse en un auténtico galimatías muermazo).

Visión ciega comienza con Siri Keeton, un narrador en primera persona, no del todo omnisciente, pero sí aparentemente objetivo al haber sufrido de pequeño una extirpación cerebral para erradicar su epilepsia que le ha convertido en un observador desapegado de lo observado, en una especie de autista emocional, un “sinteticista” capaz de leer e interpretar intelectualmente el comportamiento de las personas a través de sus posturas y gestos faciales, pero sin empatizar en ningún momento con ellas. Y, como si de un largo flash-back o unas memorias se tratase, Keeton, irá desgranando la historia de la expedición de la Teseo, la nave enviada a investigar a unos alienígenas que, al parecer, han visitado la Tierra para hacerle una completa fotografía y que ahora se encuentran en la lejana nube de Oort, al tiempo que nos presenta a sus cuando menos estrafalarios compañeros de viaje y salpimenta la narración con frecuentes referencias a su propia vida pasada. Así, pronto el lector descubre que el capitán de la expedición es un vampiro, miembro de una rama de la humanidad extinta víctima de un “defecto de diseño” y resucitada en ese futuro cercano mediante ingeniería genética; o que la lingüista del equipo, Susan James o La Banda de los Cuatro, lleva dentro de su cerebro varias personalidades que puede intercambiar según la situación lo requiera; o que la IA de la nave tiene ideas propias y le gusta que le llamen “capitana”; o que a bordo también viaja la mayor Amanda Bates, una militar en una nave civil desarmada, preparada para defenderse de lo que haga falta… Unos “perfectos” representantes de la humanidad para realizar el primer contacto con el artefacto alienígena que, muy adecuadamente (y Watts ha puesto todos los nombres con mucha intención) se llama Rorschach; y que en ocasiones harán preguntarse al lector quiénes son realmente los extraños y sobre la posibilidad, o imposibilidad, de la comunicación con alguien o algo realmente diferente cuando ya nos cuesta tanto hacerlo entre nosotros mismos.

Y es ahí, entre intercambio de opiniones, diálogos más que curiosos, paseos espaciales y ciertos enfrentamientos, entre experimentos y escenas de acción, donde el autor comienza a desgranar sus ideas sobre el lenguaje, sobre la posibilidad de comunicación con lo alienígena (el pasaje donde se aplica a la posibilidad del primer contacto la idea de la Habitación China de Searle es francamente revelador), sobre la sentiencia o la inteligencia en contraposición a la conciencia y si pueden existir la una sin la otra, sobre la neurociencia, la metafísica y la exobiología, sobre la percepción de la realidad en función del observador y el bagaje que lleve consigo, sobre el estudio de la mente humana y la individualidad… Multitud de temas, multitud de ideas que Watts plasma con acierto casi siempre y que, aunque otra cosa sea que el lector pueda estar o no ya de acuerdo con ellas, al menos provocan su reflexión sobre las mismas. Reflexión, al fin y al cabo, sobre el ser humano, sobre su importancia en el orden natural de las cosas dentro del Universo, sobre lo que somos y lo que nos hace serlo. Y es que a veces hay que alejarse de algo, incluso viajando a la lejana nube de Oort, para poder captarlo en su total integridad. Algo así les sucederá a los pasajeros de la Teseo y, muy posiblemente, a algunos de sus lectores más aplicados.

Ciencia ficción “clásica” con postulados nuevos, y en apenas 300 páginas, todo un acierto y un logro en estos tiempos de mamotretos y series interminables. Debido a la “dureza” de su lectura en ciertos pasajes, debido a lo inhóspito de ciertos planteamientos o a lo alienígena de los propios protagonistas humanos, no es una novela que me atreviera a recomendar alegremente a cualquier lector, pero ciertamente creo que el que se acerque a ella con la mente abierta no saldrá del todo defraudado y algunos incluso encontrarán en ella razones para la relectura (aunque solo sea por esclarecer ciertos momentos más complejos a la luz vertida por las “notas y referencias” del final de libro).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Una reseña muy fina. De las mejores que he leído de Vision Ciega, y últimamente ha laido un monton.

Estoy de acuerdo en prácticamente todo, sólo señalar que Watts al final no ha podido evitar sucumbir a los encantos del "saguismo" y está escribiendo una novela ambientada en el mismo universo. Por suerte, parece que no es una secuela, sino una narración en paralelo, centrada en la Tierra y el tema de los vampiros.

Un saludo.

libro dijo...

guaaa!! me ha encantado espero que os guste el mio

noticias dijo...

muy interesante el articulo, mi enhorabuena sigue asi

Santiago dijo...

Muchas gracias por la felicitación y los ánimos. En efecto, esperamos seguir ;-)