J.J. Abrams.
Reseña de: Amandil.
Paramout Pictures / Spyglass Entertainment / Bad Robot / Mavrocine, 2009. Duración: 127 minutos.
La decimoprimera entrega para el cine de la franquicia-saga-negocio Star Trek ha supuesto un reinicio de la totalidad de la línea argumental con intención de "rejuvenecer" a los personajes y tratar de que el fenómeno "treaky" se abra a un público mucho más amplio que no necesite conocer todos los antecedentes (las otras películas, las series, los "spin off", los libros) para comprender la historia y el trasfondo.
En definitiva, se puede decir que a priori Star Trek XI (o 2009) hace honor a su subtitulo "El futuro comienza" ya que abre un nuevo camino para volver a contar las peripecias del capitán Kirk, el señor Spock y el resto de palmeros, con actores jóvenes que garanticen a la saga una buen puñado de nuevas películas (la próxima se estrenará en 2011) y, probablemente, un nuevo muestrario de series que empalmen con la nueva línea argumental que Star Trek XI marca.
¿En qué consiste la novedad? Bien, para no verse abocados a repetir los argumentos de la serie clásica, J.J. Abrams opta por romper con el pasado con uno de los trucos más utilizados en la saga creada por Gene Roddenberry en 1966: por medio de un viaje en el tiempo se provocan una serie de cambios sustanciales que permiten surgir un nuevo plano temporal en el que lo conocido en la trama clásica cambia drásticamente. Así, podrán desarrollarse nuevos guiones utilizando los personajes tradicionales y la U.S.S. Enterprise, en un trasfondo completamente original. De ese modo no queda invalidado el universo creado durante los últimos cuarenta años, sino que es una realidad distinta a la que inaugura la película Star Trek XI. ¿Consigue hacer ese cambio viable? En mi opinión, sí, aunque para ello tenga que retorcer algunos sucesos plagando el guión de coincidencias, paradojas y deus ex machina. Pero se salva la situación y queda todo suficientemente hilvanado como para aguantar una cierta consistencia interna de cara al futuro.
La historieta que se nos narra en la película es la siguiente. Todo comienza con una nave de la Federación investigando una extraña tormenta eléctrica que resulta ser una agujero negro del que surge una nave inmensa, dirigida por un romulano llamado "Nero". La situación se vuelve terrible y como consecuencia de ello la nave federal, tras evacuar a la mayoría de sus tripulantes, se inmola contra la nave romulana que les ataca. Como consecuencia del ataque muere el capitán federal y su segundo ordena evacuar, debiendo inmolarse con su nave al fallar el piloto automático. Para mayor dramatismo apenas 60 segundos antes de la colisión, en una nave de evacuación, nace el hijo del difunto. El recién nacido es James Tiberius Kirk.
Ya tenemos dos de las claves de la película: el malo es un romulano llamado Nero (no hay película de Star Trek sin una personificación clara de un malo, como en James Bond, personificado por el portentoso Eric Bana), y el antecedente heroico familiar que hará que el joven Kirk (émulo de James Dean encarnado por Chris Pine) pase de chulito de pueblo de Iowa a legendario líder de la Federación.
La tercera clave nos vendrá dada con unas pinceladas a los orígenes del otro personaje principal, el señor Spock (interpretado con bastante buen resultado por Zachary Quinto), ese curioso cruce entre humana y vulcaniano (que copó y cegó la carrera de Leonard Nimoy) que hará de su doble origen racial la clave de su trasfondo como personaje.
Ambos personajes se convierten en los motores de la historia al coincidir en la Academia de la Federación en la ciudad de San Francisco, si bien Kirk está enmarcado en un papel de "listillo", mujeriego y audaz, y Spock ya despunta como profesor de la Academia, comandante (segundo de abordo) de la Enterprise y cotizado miembro de la Armada federal.
La historia de Nero y su nave se retoma entonces al amenazar al mismísimo planeta Vulcano, lo que provoca que se tenga que enviar a los cadetes de la flota federal que están en la Tierra puesto que el grueso de la Armada se encuentra demasiado lejos de allí. Y desde ese momento, con diversos trucos, coincidencias y giros un tanto rebuscados (ascensos de tercera fila a jefazos, en minutos encuentros en distantes lunas heladas, etc.) entran el resto de compañeros de la saga en su versión "juvenil": McCoy (Karl Urban), Uhura (Zoe Saldana), Scotty (Simon Pegg), Sulu (John Cho) y Chekov (Anton Yelchin). Todo ello reforzado por la presencia del mítico Spock de la saga clásica en un giro de guión imprescindible para la historia y que viene a suponer una especie de bendición de los integrantes "originarios" a los que ahora se estrenan.
La película en sí consigue dos objetivos de manera más que satisfactoria. En primer lugar reubica Star Trek dentro de los gustos del público moderno y más joven, sin romper los vínculos emocionales con el que ha sido el grupo de seguidores que ha permitido a la franquicia crecer de manera única en el género. Se ha ampliado de ese modo tanto el "target" al tiempo que se ha dado vía libre a los guionistas para que creen un nuevo universo trekkie. En segundo lugar J.J. Abrams ha rodado una historia entretenida, emocionante, muy bien llevada y con los toques justos de humor (impresionante la jugada de McCoy al inyectar a Kirk una vacuna un tanto agresiva), amor (¿¿¿Spock y Uhura???), guiños a la serie clásica (esos uniformes parecidos a pijamas, esos toques años 60 en la mismísima Enterprise, esos fulanos vestidos de rojo que mueren a la primera de cambio) y un ritmo trepidante muy propio del enfoque se le da en al actualidad al cine de ciencia ficción, más cercano a un vídeo de la MTV que a la espantosamente lenta Star Trek de 1979.
Pero hay que dejar clara una cosa, Star Trek XI cierra el universo existente hasta ahora para abrir paso a algo completamente nuevo y acorde con los gustos y los objetivos del público de inicios del siglo XXI. Mantiene un nombre comercial, unos personajes y un entorno, pero los adapta y los renueva hasta el punto de convertir el pasado en algo demasiado viejo, demasiado vetusto en ocasiones, demasiado antiguo. Por ello puede no gustar a los seguidores de la saga hasta el momento. Pero ese es el riesgo que deberá correr la franquicia si quiere perpetuarse en una nueva generación de seguidores alejados notablemente de los que afianzaron la serie en los años setenta y, especialmente, en los noventa del pasado siglo.
Pero ya lo avisa el subtítulo de la película: The Future Begins.
La decimoprimera entrega para el cine de la franquicia-saga-negocio Star Trek ha supuesto un reinicio de la totalidad de la línea argumental con intención de "rejuvenecer" a los personajes y tratar de que el fenómeno "treaky" se abra a un público mucho más amplio que no necesite conocer todos los antecedentes (las otras películas, las series, los "spin off", los libros) para comprender la historia y el trasfondo.
En definitiva, se puede decir que a priori Star Trek XI (o 2009) hace honor a su subtitulo "El futuro comienza" ya que abre un nuevo camino para volver a contar las peripecias del capitán Kirk, el señor Spock y el resto de palmeros, con actores jóvenes que garanticen a la saga una buen puñado de nuevas películas (la próxima se estrenará en 2011) y, probablemente, un nuevo muestrario de series que empalmen con la nueva línea argumental que Star Trek XI marca.
¿En qué consiste la novedad? Bien, para no verse abocados a repetir los argumentos de la serie clásica, J.J. Abrams opta por romper con el pasado con uno de los trucos más utilizados en la saga creada por Gene Roddenberry en 1966: por medio de un viaje en el tiempo se provocan una serie de cambios sustanciales que permiten surgir un nuevo plano temporal en el que lo conocido en la trama clásica cambia drásticamente. Así, podrán desarrollarse nuevos guiones utilizando los personajes tradicionales y la U.S.S. Enterprise, en un trasfondo completamente original. De ese modo no queda invalidado el universo creado durante los últimos cuarenta años, sino que es una realidad distinta a la que inaugura la película Star Trek XI. ¿Consigue hacer ese cambio viable? En mi opinión, sí, aunque para ello tenga que retorcer algunos sucesos plagando el guión de coincidencias, paradojas y deus ex machina. Pero se salva la situación y queda todo suficientemente hilvanado como para aguantar una cierta consistencia interna de cara al futuro.
La historieta que se nos narra en la película es la siguiente. Todo comienza con una nave de la Federación investigando una extraña tormenta eléctrica que resulta ser una agujero negro del que surge una nave inmensa, dirigida por un romulano llamado "Nero". La situación se vuelve terrible y como consecuencia de ello la nave federal, tras evacuar a la mayoría de sus tripulantes, se inmola contra la nave romulana que les ataca. Como consecuencia del ataque muere el capitán federal y su segundo ordena evacuar, debiendo inmolarse con su nave al fallar el piloto automático. Para mayor dramatismo apenas 60 segundos antes de la colisión, en una nave de evacuación, nace el hijo del difunto. El recién nacido es James Tiberius Kirk.
Ya tenemos dos de las claves de la película: el malo es un romulano llamado Nero (no hay película de Star Trek sin una personificación clara de un malo, como en James Bond, personificado por el portentoso Eric Bana), y el antecedente heroico familiar que hará que el joven Kirk (émulo de James Dean encarnado por Chris Pine) pase de chulito de pueblo de Iowa a legendario líder de la Federación.
La tercera clave nos vendrá dada con unas pinceladas a los orígenes del otro personaje principal, el señor Spock (interpretado con bastante buen resultado por Zachary Quinto), ese curioso cruce entre humana y vulcaniano (que copó y cegó la carrera de Leonard Nimoy) que hará de su doble origen racial la clave de su trasfondo como personaje.
Ambos personajes se convierten en los motores de la historia al coincidir en la Academia de la Federación en la ciudad de San Francisco, si bien Kirk está enmarcado en un papel de "listillo", mujeriego y audaz, y Spock ya despunta como profesor de la Academia, comandante (segundo de abordo) de la Enterprise y cotizado miembro de la Armada federal.
La historia de Nero y su nave se retoma entonces al amenazar al mismísimo planeta Vulcano, lo que provoca que se tenga que enviar a los cadetes de la flota federal que están en la Tierra puesto que el grueso de la Armada se encuentra demasiado lejos de allí. Y desde ese momento, con diversos trucos, coincidencias y giros un tanto rebuscados (ascensos de tercera fila a jefazos, en minutos encuentros en distantes lunas heladas, etc.) entran el resto de compañeros de la saga en su versión "juvenil": McCoy (Karl Urban), Uhura (Zoe Saldana), Scotty (Simon Pegg), Sulu (John Cho) y Chekov (Anton Yelchin). Todo ello reforzado por la presencia del mítico Spock de la saga clásica en un giro de guión imprescindible para la historia y que viene a suponer una especie de bendición de los integrantes "originarios" a los que ahora se estrenan.
La película en sí consigue dos objetivos de manera más que satisfactoria. En primer lugar reubica Star Trek dentro de los gustos del público moderno y más joven, sin romper los vínculos emocionales con el que ha sido el grupo de seguidores que ha permitido a la franquicia crecer de manera única en el género. Se ha ampliado de ese modo tanto el "target" al tiempo que se ha dado vía libre a los guionistas para que creen un nuevo universo trekkie. En segundo lugar J.J. Abrams ha rodado una historia entretenida, emocionante, muy bien llevada y con los toques justos de humor (impresionante la jugada de McCoy al inyectar a Kirk una vacuna un tanto agresiva), amor (¿¿¿Spock y Uhura???), guiños a la serie clásica (esos uniformes parecidos a pijamas, esos toques años 60 en la mismísima Enterprise, esos fulanos vestidos de rojo que mueren a la primera de cambio) y un ritmo trepidante muy propio del enfoque se le da en al actualidad al cine de ciencia ficción, más cercano a un vídeo de la MTV que a la espantosamente lenta Star Trek de 1979.
Pero hay que dejar clara una cosa, Star Trek XI cierra el universo existente hasta ahora para abrir paso a algo completamente nuevo y acorde con los gustos y los objetivos del público de inicios del siglo XXI. Mantiene un nombre comercial, unos personajes y un entorno, pero los adapta y los renueva hasta el punto de convertir el pasado en algo demasiado viejo, demasiado vetusto en ocasiones, demasiado antiguo. Por ello puede no gustar a los seguidores de la saga hasta el momento. Pero ese es el riesgo que deberá correr la franquicia si quiere perpetuarse en una nueva generación de seguidores alejados notablemente de los que afianzaron la serie en los años setenta y, especialmente, en los noventa del pasado siglo.
Pero ya lo avisa el subtítulo de la película: The Future Begins.
2 comentarios:
A mi, realmente me encantó. Le tenía mucho miedo a que estuviera situada en el pasado con respecto a la serie, pero creo que lo manejaron muy bien. Me gustó la caracterización.
Efectivamente, por medio de una caracterización correcta han conseguido un producto "actualizado" y que se sostiene por sí mismo. Estamos ante el preludio de algo nuevo.
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