Rafael Avendaño.
Reseña de: Alb Oliver.
Grupo Ajec. Col. Tangentes #1. Granada, 2011. 237 páginas
Grupo Ajec. Col. Tangentes #1. Granada, 2011. 237 páginas
Primer libro de la
Colección Tangentes, nueva línea del grupo
editorial Ajec. Los Eternos, toca varios temas que la
convierten en una lectura muy recomendable, basada en el tema de la
reencarnación. No queda ahí, hablando de vidas pasadas, sino que
nos mete en una conspiración a escala mundial que lleva siglos
maquinándose.
La trama atrapa a Rob,
un joven estudiante de la Universidad de Barcelona, físicamente poco
destacable y socialmente un joven frustrado al que la chica que le
gusta no hace caso.. Tras un incidente en un prostíbulo, es
secuestrado junto con Leo, su mejor amigo desde la infancia, y
un desconocido oriental, Siang, que será quien empiece a
hablarle de su vida pasada. Todos ellos son trasladados a una
fortaleza alemana, para descubrir que él mismo conoce la forma de
huir de sus calabozos, ya que tiempo atrás y en otra vida fue uno de
los máximos dirigentes de las SS.
Lo que Siang le
descubre es que existe una organización secreta que controla el
mundo, Los Trece, provocando las grandes guerras que todos
hemos conocido para poco a poco tomar el control absoluto. Durante
sus múltiples reencarnaciones su objetivo ha sido encontrar a sus
miembros para despertarlos y darles sus recuerdos de vidas pasadas y
así perpetuar su ciclo de poder. Siang le explica que pertenece a
otro grupo, Los Guerreros de la Luz, cuya misión ha sido
oponerse a Los Trece, al ser éste un grupo que se escisión de los
primeros, abandonando sus ideales de vivir en armonía.
Para ello lo pone en
contacto con el Maestro, uno de los pocos miembros de la orden
de la luz que quedan, dado que de un tiempo a esta parte sus hermanos
parecen haber desaparecido. El Maestro posee atisbos de una
“visión remota” dado que estuvo en contacto con un artefacto que
otorgaba ese poder a su poseedor, y actualmente es codiciado por Los
Trece. Dichos resquicios de poder, le sirvieron para encontrar a
Rob, pues el maestro está convencido de que él será el elegido que
pondrá fin a su eterna lucha.
La cosa se complica cada
vez más cuando le dicen que el líder de Los Trece,
Yog-Sogoth, (que traducido de un antiguo idioma significa
“aquél que domina el mundo”) sigue en estado latente, y Los
Trece pretenden que recupere sus vidas anteriores.
Paralelamente conocemos a
Viktor Andropov, antiguo KGB y miembro de los servicios
secretos, experto en grupos nazis, y que tiene cuentas pendientes con
un miembro de Los Trece. Desde el momento en que se une al
grupo, tenemos al personaje fuerte, encargándose de las peleas en
las que Rob apenas puede hacer nada, siendo también el personaje
misterioso que contrasta con Siang, siendo ambos fríos pero
con diferentes personalidades.
En lo referente al
contexto del libro, está ubicado entre España y Alemania, lo que
siempre me crea un gran contraste, como si la parte de la historia
contada del pasado de Viktor Andropov o la ubicación del castillo
que sirve como base de Los Trece me hiciera imposible creer en la
ambientación española, en la que se narra la intervención de Rob
en un acto de protesta en la universidad.
Luego, la temática es lo
que hace interesante el libro, nos mete en el mundo de las
organizaciones secretas, creando leyendas en torno a sí mismas para
ocultase a la vista de todos. También aprovecha la actualidad
mundial, comentando sobre su infiltración entre países musulmanes y
el riesgo de una nueva guerra. También se molesta en explicarnos el
origen de ambos grupos, el motivo de sus diferencias y la evolución
de su enfrentamiento por la posesión del artefacto. Lo que en un
principio parece ser algo místico luego viene a ser explicado como
algo diferente, que intenta descubrir el lugar de la humanidad en el
universo.
Básicamente también
habría que destacar la introspección psicológica de Rob,
entre quién fue en su vida anterior y quién es ahora, cómo utiliza
los recuerdos heredados para ayudarles en su misión, y el contraste
que sufre cuando compara las imágenes que tiene en su mente de la
persona que fue y la que es ahora.
También me llamó la
atención la cantidad de escenas de acción que incluye el libro,
desde peleas y tiroteos a una escalada a un monte nevado, como una
huida bosque a través. Realmente podrías visualizar todo lo que
estás leyendo como si vieras un estreno de acción en la cartelera.
¿En qué partes falla la
novela? Obviamente pertenece a la fantasía, si nos basamos en los
orígenes místicos de los dos grupos rivales, en los que la mente
humana les llevó a poder recordar eventos en sus vidas futuras, por
lo que dos instrumentos tecnológicos inventados por los científicos
nazis durante la Segunda Guerra Mundial, para mí no encajan
con la ambientación. Uno de ellos se trata de un casco que posee
visión nocturna e infrarrojos, que se opera con un tubo en el que se
inserta la lengua, y el otro una armadura potenciadora física, que
además otorga invisibilidad a quien se la pone. Quizá esa
incorporación de elementos de la ciencia ficción pueda resultar un
poco chocante al lector.
También como anécdota,
descubrí un error en la continuidad del autor, en el que un
personaje que desde el primer momento en que aparece solo habla en
alemán, se dirige a otro que solo ha hablado en español y es
respondido.
Ignorando esos detalles,
Los Eternos, de Rafael Avendaño, para mí ha sido una
lectura muy recomendable, quizá por haberla visualizado
cinematográficamente, lo que habla bien del estilo del autor.
Realmente amena, y con algunos giros argumentales y situaciones que
hacen que gane en interés.
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