Jaclyn Dolamore.
Reseña de: Jamie M.
Versátil. Col. Versátil juvenil. Barcelona, 2011. Título original: Magic under Glass. Traducción: Patricia Sánchez Maneiro. 300 páginas.
Nimira es una “chica bombacho”, una danzarina y cantante exótica que actúa en un vodevil de mala muerte entre perros adiestrados y acróbatas, emigrante en busca de fortuna en el reino de Lorinar proveniente de la lejana Tassim
de la que salió cuando su madre murió y su padre cayó en desgracia, no
ha tenido suerte en la vida hasta que un apuesto caballero y mago, el
señor Hollin Parry
le ofrece la oportunidad de cantar junto a un autómata pianista de
forma y tamaño humano, una auténtica obra de arte mecánica de delicada
factura y engranajes, que ha adquirido recientemente. La joven no se lo
piensa demasiado y se traslada desde la populosa ciudad de New Sweeling a Vestenveld,
la propiedad campestre del señor Parry, donde empieza a ensayar con el
invento mecánico a pesar de las insinuaciones de que todas las chicas
elegidas anteriormente huyeron del lugar alegando que el autómata estaba
embrujado.
Pero
Nimira es una mujer práctica y sabe que no puede permitirse volver a su
antigua vida, así que cuando, tras darle cuerda, el exquisito pianista
mecánico intenta comunicarse con ella, en vez de huir como sus
predecesoras, hace lo posible por mantener el secreto al tiempo que
intenta desvelar la verdad que se esconde dentro del mecanismo de
relojería. ¿Será cierto que hay un espíritu atrapado en el corazón del
maniquí pianista? Y si es así, ¿cómo podría liberarlo?
Sin
poder confiar realmente en nadie, sufriendo en sus carnes el dolor del
racismo imperante en la sociedad en la que le ha tocado vivir, la joven
tendrá que poner su propia vida en riesgo para sacar a la luz oscuros
secretos relacionados con la política y los hechiceros de Lorinar. De
las acciones de la joven, de sus intentos de resolver el misterio que
esconde la personalidad oculta dentro del autómata podría muy bien
depender el mantenimiento de la tensa paz entre humanos y seres
feéricos.
La
novela es un auténtico, delicioso, frágil, sencillo y breve cuento de
hadas, lleno de intriga, de hechizos, de corrupción política, de amores
imposibles y prohibidos, de secretos inconfesables y viles chantajes, y
con príncipe encantado incluido, aunque en esta ocasión, como los
tiempos mandan, sea la joven doncella quien deba acudir al rescate del
mismo. Dolamore ha creado su mundo basándose, obviamente, en el Imperio Británico
victoriano y colonial, llenándolo de magia y misterio, de seres
feéricos, de pequeñas hadas de jardín, de nigromantes y de espíritus que
deben realizar las tareas que dejaron inacabadas antes de poder “pasar”
al otro lado y atosigan a los pocos vivos que pueden comunicarse con
ellos en su intento de conseguirlo.
Nimira
es una heroína diferente, de piel oscura en una sociedad “blanca”,
decidida pero no temeraria; dispuesta a luchar cuando sea necesario,
aunque físicamente no sea demasiado fuerte, no se avergüenza de llorar
cuando la situación la supera o le rompe el corazón; inteligente,
orgullosa de sus raíces, pero realista con lo que le ha tocado vivir
después de emigrar de su patria, bondadosa, algo pragmática y cabezona;
de fuerte carácter, pero capaz de adaptarse a las circunstancias y de
pedir ayuda cuando la necesita.
A su lado, Hollin Parry
es una persona contradictoria, fácilmente influenciable, soñador, un
poco veleta, consciente de sus acciones de las que no termina de hacerse
responsable, además de que bajo presión toma decisiones que no siempre
son las más correctas sino las menos conflictivas. Parry vive de alguna
forma a la sombra de su difunto padre, viviendo en una gran mansión
llena de los “trofeos” de su progenitor e intentando hacer honor a unas
convicciones heredadas que parecen no ser las suyas propias. Melancólico
y poco decidido, tiene siempre presente el recuerdo de su esposa
fallecida, Annalie, como un lastre en su corazón.
Enfrente, el señor Smollings,
el retorcido presidente del Consejo de Brujos, jefe de la facción de
los hechiceros que buscan declarar abiertamente la guerra al mundo
feérico; ladino, racista hasta la médula, egoísta, traicionero y
dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos.
Bajo
el enfrentamiento que se avecina, existe en el libro un triángulo
sentimental (casi cuadrado en realidad) que no llega a dominar la trama,
sino que le da sustento mientras la autora profundiza en el misterio
del autómata, en las relaciones de los hechiceros con el reino de las
hadas y con la situación en general que parece abocar a los dos reinos a
una futura e inevitable guerra. El romance se siente así un tanto
apresurado, sin que la autora le haya dado, a través de los hechos, el
tiempo necesario para madurar de forma verosímil ni a establecer
auténticos sentimientos, pero al mismo tiempo resultando enternecedor y
dulce, más basado en el deseo de ayudar al “otro” que en un amor
profundo.
Con
un argumento sencillo y bastante lineal, con una prosa muy agradable y
sin complicaciones, aunque ciertamente poética en ocasiones, Corazón mecánico
es un libro destinado a un público joven que se termina de leer casi
sin que se de uno cuenta, que se hace demasiado breve y escaso (en el
sentido de que “sabe a poco”, que uno desearía que continuase, que
hubiera más), que quizá hubiera necesitado de algo de profundidad
añadida, de una mayor exploración en las descripciones del mundo, de la
magia, de Lorinar, de sus habitantes y su sociedad, del reino de las
hadas, de la hechicería y la nigromancia, de los espíritus, de los
antecedentes históricos de cómo se había llegado a esa inestable
situación...
Lo cierto es que parece que falta algo de “carne en el asador”. Con un ritmo engañosamente suave, donde todo fluye de manera dulce, sin estridencias, y el lector se va introduciendo casi sin darse cuenta en el drama que se está viviendo hasta que todo estalla en el acelerón
final. Un final que deja un sabor agridulce ante la resolución de la
trama general y lo ambiguo de su cierre, y que invita a una continuación
que, en efecto, llegará en 2012 al mercado anglosajón con el título de Magic under Stone. Una pequeña delicia como debut de la autora.
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