Iain M. Banks.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Cuando uno abre un libro de
El libro se compone de dos historias, paralelas en el tiempo, que, aparentemente, no llegarán a tocarse en toda la narración. Nos encontramos en un mundo medieval según vemos por su desarrollo técnico y social. Acaba de caer el Imperio y un nuevo status se impone entre las naciones y reinos herederos de la situación anterior.
En uno de estos reinos, Vossill, la nueva doctora del rey, proveniente según su porpia historia de un lejano país, tendrá que lidiar con el odio y envidia de los poderosos, que no ven con buenos ojos que una extranjera y, para más afrenta, una mujer, goce del favor real; pero sus grandes conocimientos de medicina, y alguna sorpresa que guarda escondida, le servirá para mantenerse a flote en una corte llena de intrigas, asesinatos y conjuras.
En otro, DeWar, el guardaespaldas personal del Protector General (quien fuera el que derrocara al antiguo emperador), tendrá que enfrentarse a los intentos de asesinato contra su jefe, mientras se protege a sí mismo de los que envidian la cercanía que tiene con su dirigente y quieren deshacerse de él para no ver amenazada su propia cuota de poder.
Entre medio, una guerra por la tierra y por las ambiciones de unos pocos. Unas intrigas palaciegas y políticas que no permiten descanso a sus protagonistas. Un torturador que roza lo gore y que disfruta hasta lo indecible con su trabajo. Unos amores que bordean la tragedia en todo momento. Traiciones. Asesinatos. Personajes ambiguos y por ello muy humanos…
No hay magia, no hay hechiceros ni magos, no hay seres fantásticos… tan sólo parece que nos encontremos ante un libro de Literatura Histórica de un mundo diferente al nuestro. ¿Se puede decir entonces que es un libro de
Con estas premisas tan, en apariencia, simples e, incluso, tópicas dentro del género, Banks construye una novela que no deja indiferente al lector. Con su habitual habilidad narrativa, crea unas historias dentro de otras, historias que a veces cobran mayor importancia que la línea principal. Banks está en los detalles, en las pequeñas pistas que va dejando caer, en los indicios que fuerzan al lector a deducir lo que nos está en verdad contando más allá de descripciones y diálogos. Es en el trasfondo, en las historias que le cuenta DeWar al hijo de su protegido o en los retazos de su propia vida que vamos intuyendo en la narración de la doctora, donde nos encontramos reminiscencias a esa gran sociedad galáctica a la que estamos acostumbrados en las entregas anteriores. Me atrevo a decir, sin dudarlo ni un momento, que ningún no iniciado en el mundo personal de Banks disfrutará de esta novela en toda su entereza. No entenderá las referencias, no captará los matices, y es precisamente allí donde reside una parte muy importante de la gracia de esta historia. Casi cabría pensar que la misma es un juego que el autor (tan amante y creador de los mismos) ha preparado para sus lectores fieles. Un juego donde hay que seguir todas las pistas que se van desgranando a lo largo de las páginas para desentrañar el verdadero trasfondo, la verdadera dimensión de lo narrado. Un juego, al fin y al cabo, como el que juegan dos de los protagonistas en las esperas que sus “trabajos” les permiten.
Y es una historia triste, desgarradora a veces, que tal vez no pueda ser comprendida sin conocer las posibilidades que
Aparte de esto, Banks vuelve a destacar en la ejecución narrativa de la historia, en la presentación de dos líneas separadas, que se van alternando capítulo a capítulo, narradas anónimamente por uno de los protagonistas, para formar una historia mucho más rica al irse uniendo las distintas hebras que conformarán un tapiz superior, muy por encima de las historias que aparentemente nos está contando. Por separado, son dos cuentos interesantes, pero quizá no demasiado especiales. Juntos se unen para entregar al lector una lectura mucho mayor de lo que las partes podían augurar. Como decía, es la unión de todos esos pequeños detalles, de todas las pistas, de las menciones sobre las que se pasa como si no tuvieran importancia, las que nos dan las claves para entender los sucesos acaecidos en ese mundo medieval. Al final no tendremos todas las respuestas y seguro que muchas de las que sí tengamos no serán en absoluto algunas de las que esperábamos. Banks es un maestro en esa tarea, su prosa desborda ingenio y talento, da giros inesperados, pero muy coherentes, y no deja de sorprender.
Lástima que 81 números después del comienzo de esta colección,
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