El Prestigio
Christopher Priest
Reseña de: Matt Davies
Ed. Minotauro, 2007. Col. Booket, 2045º. Traducción: Franca Borsani. 463 páginas
Lo bueno de las malas adaptaciones es que siempre despiertan en uno curiosidad por el original ¿Será mejor el libro que la película? O, mejor aún, ¿tendrán algo que ver uno con otra aparte del título?
En el caso de El Prestigio, reconozco que vi la película antes de leer la novela, hecho del que luego me arrepentí profundamente. El Prestigio (novela) es una obra infinitamente mas rica y compleja, donde el desenlace no se ve lastrado por una sorpresa final que resuelva los cabos sueltos, como ocurre en la versión cinematográfica, pero sí cuenta con varias revelaciones que resultan mas placenteras y sorprendentes si uno las descubre como lector, basándose en las pistas que Christopher Priest va sembrando a lo largo de toda la obra.
El argumento de El prestigio es aparentemente sencillo: dos magos de principios del siglo XX envueltos en una rivalidad que comienza de forma casi anecdótica y se transforma con los años en una relación de odio-admiración obsesiva. Las consecuencias de este enfrentamiento se perpetuarán en el tiempo, de forma que la novela abarca no solo a ellos sino a sus descendientes hasta la cuarta generación. Christopher Priest sabe lo que se trae entre manos, maneja la documentación y los conocimientos necesarios para recrear el final de la era victoriana de forma exquisita, y construye con maestría una novela de ciencia ficción (o así la define él mismo, aunque también se podría calificar steampunk con toques de puro terror gótico hacia el final) que se basa tanto en su intenso estilo narrativo como en el carisma de los dos protagonistas, pues, aunque hay capítulos acerca de sus nietos y bisnietos, son los personajes de los dos magos los que realmente atrapan al lector. Son dos individuos contradictorios: obsesionados con su arte, amantes de sus respectivas familias y, a la vez, capaces de llegar al intento de asesinato (y luego tener remordimientos). Son, en definitiva, personajes creíbles y humanos, y, por lo tanto, terriblemente atractivos en su complejidad. Quizás el punto más débil de la obra sean precisamente los fragmentos ambientados en la actualidad, cuando los perdemos de vista, pero Priest utiliza estos momentos de forma únicamente instrumental, para hacer avanzar la historia y presentar conclusiones que serán constantemente puestas en duda.
Una gran novela, que con el tiempo bien podría convertirse en uno de los clásicos de la literatura fantástica.
(Por cierto, reconozco mi ignoracia, pero en un principio confundí al autor con Christopher Priest el guionista de comics; antiguamente conocido como Jim Owsley. Claro que la portada de la reedición, con el cartel de la película con ese toque a lá Steranko, también pudo influir).
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