Honor Harrington – 5.
David Weber.
Reseña de: Jamie M.
Empiezo esta reseña como terminé la de Campo de deshonor: quinta entrega de la serie y quinta traductora encargada de la misma. Pero lo peor es que en esta ocasión el resultado si que desmerece a la novela, notándose un claro e importante descenso en la calidad narrativa respecto a anteriores entregas, tanto estilísticamente como en concordancia interna de la serie, con términos en los que no se ha respetado las traducciones anteriores. Una lástima, sin duda, y un tema que
Centrándonos ya en el libro en sí, nos encontramos con que la guerra entre Haven y Mantícora, como ya era de suponer tras el final de la anterior novela, se ha reactivado. Honor Harrington permanece en su exilio de gobernadora de una provincia del planeta Grayson; muy deprimida tras los sucesos finales de Campo de deshonor. En grayson, donde es considerada una auténtica heroína, recibirá los honores que se le niegan en Mantícora; pero no todos los graysonianos la ven con los mismos buenos ojos, sino que pronto tendrá que enfrentarse al desprecio y al fanatismo de aquellos que se oponen a su posición de poder como Gobernadora.
Honor tendrá así que lidiar esta vez en un doble escenario; por un lado debe bajar de nuevo a la arena política, luchando contra una conspiración que podría destruir todo lo que ha logrado en Grayson, sobre todo porque no sabrá muy bien del todo de dónde le vienen los golpes. Por otro lado, tendrá que hacerse cargo de la nueva tarea de poner en funcionamiento plenamente operativo a la reforzada armada graysoniana, ante la amenaza también renovada de los nuevos dirigentes de Haven; estando la batalla espacial, sin duda, servida en bandeja.
Bandera en el exilio es, sin embargo, algo más floja que las novelas antecedentes, repitiendo esquemas a los que ya hemos asistido con anterioridad. A pesar de la indudable emoción de las batallas espaciales, de los preparativos previos, de las intrigas y quiebros que mantienen la tensión… hay cosas que nos suenan a ya leídas. Cierto es que la serie no tiene más objetivo que la aventura por la aventura, pero debería pedírsele algo más de originalidad, alguna sorpresa (como sí sucedía en la anterior entrega) o algo que se saliese un tanto de los esquemas ya marcados. Quedan muchas novelas de Honor Harrington, así que esperemos que mejore el pulso y la emoción, y que no termine decayendo como sucede con la que nos ocupa (en comparación con lo que venía antes, que tampoco está tan mal; aunque también es cierto que la traducción no ayuda en absoluto a su disfrute).
Encontramos en el libro una reflexión sobre el machismo y sobre el fanatismo religioso, que tantas veces vienen de la mano. Entra Weber con ello de pleno en el terreno del terrorismo, consecuencia directa de lo anterior, de la mano de aquellos que no pueden aceptar una visión del mundo o unos principios distintos de los suyos, que se creen en posesión de la única verdad y no ven otra salida que la imposición violenta (pero cobarde y traicionera, por la espalda) de sus ideas y convicciones. Muestra el horror de la violencia indiscriminada sobre las víctimas inocentes y el cómo los asesinos pueden llegar a auto convencerse y justificar sus acciones sin apenas remordimientos.
Es un libro, como ya decía, que prima la aventura, por encima de todo lo demás. Las escenas de acción se suceden a un ritmo vertiginoso, sin dar respiro, consiguiendo que se lea en un suspiro entretenido; dificultado esta vez, como decía, por una traducción que no está a la altura de las anteriores, y por una sensación de cierta repetición en los esquemas narrativos que hace que ciertas revelaciones y actos no produzcan en nuestra mente tanta sorpresa como se supone que deberían causar; y es que muchas veces ya sabemos cómo se van a resolver las cosas. Veremos si en la sexta entrega Webber consigue levantar el vuelo, lo cierto es que lo estoy deseando, porque el personaje lo merece.
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