Leonor de Aquitania.
Régine Pernoud.
Reseña de: Amandil.
Acantilado. Barcelona, 2009. Título original: Aliénor d'Aquitanie. Traducción: Isabel de Riquer. 332 páginas.
La editorial Acantilado se está caracterizando por traer a nuestras estanterías títulos de gran calidad en ediciones muy cuidadas, recuperando fondos antiguos y casi imposibles de encontrar en la actualidad. Es el caso de esta sucinta y extremadamente recomendable biografía de Leonor de Aquitania (publicada en español por vez primera en 1969 por Espasa Calpe) escrita por la medievalista francesa Régine Pernoud, que cualquier amante de la Edad Media debería leer para conocer a uno de los personajes más influyentes, poderosos y evocadores del siglo XII europeo.
Lo cierto es que esta biografía, en su momento, fue rompedora con todo lo estipulado hasta ese momento por la historiografía tradicional ya que combatía por igual los prejuicios dominantes que definían la Edad Media como una etapa oscura y decadente, y los que recaían sobre Leonor y la tachaban de frívola, libertina y extremadamente sujeta a bajas pasiones. De hecho, Pernoud, en el prólogo, nos confiesa que hasta que no accedió a las fuentes primarias, siempre había basado sus valoraciones sobre esta reina en función de lo que "decían los demás de ella". En cambio, al investigar y documentarse para esta biografía descubrió (con evidente y placentera sorpresa) que, en realidad, tras la máscara construida sobre Leonor, se ocultaba una mujer de calidad humana excepcional, con la grandeza de una reina sensata y que siempre supo enfrentarse a sus enemigos con tal defender sus derechos y los de sus hijos, además de para preservar el reino levantado junto con Enrique II Plantagenet frente a la codicia de los reyes de Francia.
Como en cualquier biografía de un personaje medieval una parte sustancial de la vida de Leonor quedó reflejada en documentos laterales que, si bien no aportan datos concretos sobre la protagonista, si que permiten conocer sus aparentes motivaciones, sus gustos y costumbres e incluso, en muchos casos, sus sentimientos. Cartas, inventarios, tratados, donaciones, poemas, canciones, anales... en todos ellos ha buscado la autora, y de ellos ha extraído la información con la que elaborar la reconstrucción de una vida. De este modo, la labor de la historiadora es la de verdadera intérprete de los "huecos" que quedan allí dónde por medio de otras fuentes no alcanza el conocimiento objetivo. Pernoud, sin embargo, evita en todo momento convertirse en hagiógrafa (o crítica) de la reina, dejando claro que ella no irá más allá de lo que la documentación exponga (por ejemplo en temas tan pintorescos como la pretendida homosexualidad de Luis VII, primer marido de Leonor, o la relación del mismo género entre su hijo Ricardo y Felipe Augusto, se limita a citar textualmente lo que decían las fuentes coetáneas, sin elucubrar sobre esto aquello).
Al mismo tiempo, y con una maestría propia de una historiadora del elevadísimo nivel de la autora, queda perfectamente insertada la vida de Leonor en su tiempo, mostrándose de un modo sencillo todos aquellos aspectos externos que el lector debe conocer, aunque sea someramente, para entender mejor los acontecimientos que la reina vivió así como los objetivos que se marcó. No queda ceñido el relato a un sólo nivel (la vida en sí) sino que se engarza en los movimientos políticos, religiosos y culturales que agitaban la Cristiandad entre mediados del siglo XII y principios del XIII. Así, vemos a Leonor involucrada en las Cruzadas tras la pérdida de Jerusalén, las tensiones con el Sacro Imperio Romano Germánico, las luchas intestinas entre el rey de Francia y sus vasallos, el surgimiento del "imperio Plantagenet", los problemas conyugales entre Leonor y Enrique II, la guerra entre Enrique y sus hijos, las traiciones entre los hijos de la reina, la muerte de Santo Tomás Becket, las alianzas matrimoniales con Sajonia, Flandes, Navarra y Castilla, el auge de los trovadores del langued'oc, el surgir de la caballería, los primeros y más profundos pasos del mito artúrico... y en todos esos sucesos, la omnipresente figura de Leonor, desde su jovial y casi idílica juventud hasta su madurez como madre y, sobre todo, como reina, ejemplificada en su última cabalgada, con ochenta años, hasta Burgos para llevar a su nieta Blanca de Castilla, hija de su hija Leonor y del rey Alfonso VIII, hasta París para desposarla con el heredero del trono francés, el futuro Luis VIII de Francia (recomendada en este punto la lectura de otra de las grandes biografías realizadas por Régine Pernoud, Blanca de Castilla, la gran reina de la Europa medieval). Por lo tanto, además de conocer a la que fuera reina de Francia e Inglaterra asistimos al despliegue de la mayor parte de los grandes momentos históricos que tuvieron lugar entre los años 1120 y 1200 d.C.
¿Qué más se puede pedir a un libro no muy extenso y espléndidamente armado? Pues hay algo más: la capacidad que la autora muestra desde el principio para dotar al relato de un ritmo intenso que se une a la evocadora manera de contar las cosas. La lectura, que podría ser aburrida o demasiado espesa, es ligera y cercana al estilo novelesco por momento, haciendo que al interés histórico en sí se venga a unir el deseo generado por los giros y "suspenses" de la biografía de Leonor. Utilizando una mezcla de descripciones casi teatrales en lo visual (los paisajes, los ropajes, las viandas, los combates) y en la presentación de los protagonistas del drama (su aspecto, su personalidad, incluso algunos diálogos), parece que asistimos a un representación en la que la autora, como una voz en off, nos va desgranando el argumento en el que se suceden las escenas.
En definitiva, Leonor de Aquitania cumple perfectamente el objetivo de ser una biografía que rompe con los prejuicios anteriores , con el añadido de que puede ser, perfectamente, tomado como una somera introducción a la historia de la Edad Media en el siglo XII desde una perspectiva mucho más luminosa que la tradicional de oscurantismo y podredumbre.
Régine Pernoud.
Reseña de: Amandil.
Acantilado. Barcelona, 2009. Título original: Aliénor d'Aquitanie. Traducción: Isabel de Riquer. 332 páginas.
La editorial Acantilado se está caracterizando por traer a nuestras estanterías títulos de gran calidad en ediciones muy cuidadas, recuperando fondos antiguos y casi imposibles de encontrar en la actualidad. Es el caso de esta sucinta y extremadamente recomendable biografía de Leonor de Aquitania (publicada en español por vez primera en 1969 por Espasa Calpe) escrita por la medievalista francesa Régine Pernoud, que cualquier amante de la Edad Media debería leer para conocer a uno de los personajes más influyentes, poderosos y evocadores del siglo XII europeo.
Lo cierto es que esta biografía, en su momento, fue rompedora con todo lo estipulado hasta ese momento por la historiografía tradicional ya que combatía por igual los prejuicios dominantes que definían la Edad Media como una etapa oscura y decadente, y los que recaían sobre Leonor y la tachaban de frívola, libertina y extremadamente sujeta a bajas pasiones. De hecho, Pernoud, en el prólogo, nos confiesa que hasta que no accedió a las fuentes primarias, siempre había basado sus valoraciones sobre esta reina en función de lo que "decían los demás de ella". En cambio, al investigar y documentarse para esta biografía descubrió (con evidente y placentera sorpresa) que, en realidad, tras la máscara construida sobre Leonor, se ocultaba una mujer de calidad humana excepcional, con la grandeza de una reina sensata y que siempre supo enfrentarse a sus enemigos con tal defender sus derechos y los de sus hijos, además de para preservar el reino levantado junto con Enrique II Plantagenet frente a la codicia de los reyes de Francia.
Como en cualquier biografía de un personaje medieval una parte sustancial de la vida de Leonor quedó reflejada en documentos laterales que, si bien no aportan datos concretos sobre la protagonista, si que permiten conocer sus aparentes motivaciones, sus gustos y costumbres e incluso, en muchos casos, sus sentimientos. Cartas, inventarios, tratados, donaciones, poemas, canciones, anales... en todos ellos ha buscado la autora, y de ellos ha extraído la información con la que elaborar la reconstrucción de una vida. De este modo, la labor de la historiadora es la de verdadera intérprete de los "huecos" que quedan allí dónde por medio de otras fuentes no alcanza el conocimiento objetivo. Pernoud, sin embargo, evita en todo momento convertirse en hagiógrafa (o crítica) de la reina, dejando claro que ella no irá más allá de lo que la documentación exponga (por ejemplo en temas tan pintorescos como la pretendida homosexualidad de Luis VII, primer marido de Leonor, o la relación del mismo género entre su hijo Ricardo y Felipe Augusto, se limita a citar textualmente lo que decían las fuentes coetáneas, sin elucubrar sobre esto aquello).
Al mismo tiempo, y con una maestría propia de una historiadora del elevadísimo nivel de la autora, queda perfectamente insertada la vida de Leonor en su tiempo, mostrándose de un modo sencillo todos aquellos aspectos externos que el lector debe conocer, aunque sea someramente, para entender mejor los acontecimientos que la reina vivió así como los objetivos que se marcó. No queda ceñido el relato a un sólo nivel (la vida en sí) sino que se engarza en los movimientos políticos, religiosos y culturales que agitaban la Cristiandad entre mediados del siglo XII y principios del XIII. Así, vemos a Leonor involucrada en las Cruzadas tras la pérdida de Jerusalén, las tensiones con el Sacro Imperio Romano Germánico, las luchas intestinas entre el rey de Francia y sus vasallos, el surgimiento del "imperio Plantagenet", los problemas conyugales entre Leonor y Enrique II, la guerra entre Enrique y sus hijos, las traiciones entre los hijos de la reina, la muerte de Santo Tomás Becket, las alianzas matrimoniales con Sajonia, Flandes, Navarra y Castilla, el auge de los trovadores del langued'oc, el surgir de la caballería, los primeros y más profundos pasos del mito artúrico... y en todos esos sucesos, la omnipresente figura de Leonor, desde su jovial y casi idílica juventud hasta su madurez como madre y, sobre todo, como reina, ejemplificada en su última cabalgada, con ochenta años, hasta Burgos para llevar a su nieta Blanca de Castilla, hija de su hija Leonor y del rey Alfonso VIII, hasta París para desposarla con el heredero del trono francés, el futuro Luis VIII de Francia (recomendada en este punto la lectura de otra de las grandes biografías realizadas por Régine Pernoud, Blanca de Castilla, la gran reina de la Europa medieval). Por lo tanto, además de conocer a la que fuera reina de Francia e Inglaterra asistimos al despliegue de la mayor parte de los grandes momentos históricos que tuvieron lugar entre los años 1120 y 1200 d.C.
¿Qué más se puede pedir a un libro no muy extenso y espléndidamente armado? Pues hay algo más: la capacidad que la autora muestra desde el principio para dotar al relato de un ritmo intenso que se une a la evocadora manera de contar las cosas. La lectura, que podría ser aburrida o demasiado espesa, es ligera y cercana al estilo novelesco por momento, haciendo que al interés histórico en sí se venga a unir el deseo generado por los giros y "suspenses" de la biografía de Leonor. Utilizando una mezcla de descripciones casi teatrales en lo visual (los paisajes, los ropajes, las viandas, los combates) y en la presentación de los protagonistas del drama (su aspecto, su personalidad, incluso algunos diálogos), parece que asistimos a un representación en la que la autora, como una voz en off, nos va desgranando el argumento en el que se suceden las escenas.
En definitiva, Leonor de Aquitania cumple perfectamente el objetivo de ser una biografía que rompe con los prejuicios anteriores , con el añadido de que puede ser, perfectamente, tomado como una somera introducción a la historia de la Edad Media en el siglo XII desde una perspectiva mucho más luminosa que la tradicional de oscurantismo y podredumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario