La Europa de las cinco naciones
Luis Suárez
Reseña de: Amandil
Ariel, Barcelona 2008. 996 páginas.
Antes de nada querría señalar que la lectura de este libro me ha llevado año y medio por diversos motivos ajenos a su calidad, interés y precisión. De hecho, de no haber surgido multitud de pequeñas interrupciones lo habría devorado en poco tiempo, pese a la profundidad de su temática y lo, en ocasiones, complejo del desarrollo, debido a que plantea una visión de la historia europea poco conocida e interesante. Así que este año y medio en que me ha acompañado me ha servido para ir reflexionando sobre algunas de las afirmaciones que Luis Suárez sostiene y expande a lo largo de sus casi mil páginas, al tiempo que he leído otras cosas y he vivido cambios importantísimos en mi propia vida que me han hecho replantearme algunas cuestiones que, paradójicamente aunque sea un ensayo histórico, el libro ha puesto delante de mi sentido crítico y de mis conocimientos de nuestra propia herencia cultural y religiosa.
El autor, por medio de un breve prólogo, un amplio y extenso desarrollo en veintinueve capítulos y un dilatado epílogo, se impone narrar de un modo claro y taxativo la historia de la cinco naciones constituyentes de Europa desde la caída del Imperio Romano hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Para ello define el origen de esas "naciones" como las herederas del mundo tardorromano y del Cristianismo receptoras, por tanto, de la tradición cultural, política, filosófica , científica y religiosa de Roma y sujetas a la vigorosa entrada del mundo germánico en ese área de influencia. Italia, Germania, Britania, Galia e Hispania, reconocidas a sí mismas como naciones unidas por un mismo origen y unas mismas esencias, conforman la geografía político-cultural que avanzará de un modo unido pero no necesariamente homogéneo hasta la concepción de europeidad que impera en nuestros días. La elección de esas naciones y no otras no responde a un acto subjetivo del autor sino a la propia división que se remarcó en el Concilio de Basilea y, posteriormente, en el reinado de Carlomagno y su proyecto de civitas Dei como señalaba San Agustín.
Esta realidad, conocida en la Edad Media como "Cristiandad" y desde la paz de Westfalia en 1648 como "Europa", conforma el sujeto de estudio y análisis de la obra, incidiendo en su desarrollo y dejando de lado, salvo cuando una explicación concreta lo requiere, el mundo externo a sus fronteras. En este sentido, y sin usarlo de modo peyorativo, se puede afirmar a rajatabla que La Europa de las cinco naciones es una obra estrictamente eurocentrista y sin ningún ánimo de ir más allá de estos límites.
Para llevar a cabo el estudio y la exposición del desarrollo de las cinco naciones, Suárez opta por centrar su atención en una serie de temas centrales que sazona con una profusión de datos históricos muy cercanos a la tradicional concepción de Historia Política clásica, sin vanas concesiones a otras escuelas históricas menos preocupadas en los acontecimientos históricos y si mucho más en la interpretación externa de los mismos (incluyendo algunas llamadas de atención sobre los "errores" en que incurren otros modos de análisis como el marxista, por ejemplo).
Esos temas centrales que señalan el devenir de la obra son, a groso modo, cuatro: la concepción de la Autoridad y la Potestad de los poderes políticos (desde las magistraturas romanas hasta los Estados actuales), la evolución del concepto de "Legalidad" (desde la idea de "corrección necesaria para atenuar la natural tendencia al mal de los Hombres que tiene como origen la Ley Natural plasmada por Dios en la Creación" hasta la actual concepción de "deseo coyuntural de la mayoría sin tener ninguna referencia moral ajena a la propia decisión de esa mayoría"), el papel de la Iglesia Católica y la fe Cristiana en la formación de la europeidad (desde los Concilios Ecuménicos hasta el Vaticano II) y la continua disyuntiva entre fe y razón que dota a las cinco naciones de herramientas intelectuales, científicas y filosóficas únicas en el mundo que llegarán a suponer una tensión creciente contra la base Cristiana que las creó (libre albedrío, vías de Santo Tomás, la neoescolástica, el racionalismo, el deísmo, el agnosticismo, los movimientos ateos y el laicismo beligerante).
Alrededor de estos cuatro grandes bloques el autor sitúa tanto el desarrollo político de Europa, como el artístico, filosófico o el económico, entrelazando con maestría todos los aspectos para mostrar al lector un cuadro completo que permite comprender el porqué de los acontecimientos desde una perspectiva amplia que rompe, en ocasiones, con visiones parciales o poco claras de muchos hechos históricos que, tomados por sí solos, carecen de un sentido profundo y de una lógica coherente. En otras palabras: se nos narra una Historia "total" que se atreve a indagar en los hechos con una visión de conjunto y sin tratar de justificar o juzgar las decisiones de los distintos actores que pasan por sus páginas.
Eso sí, Luis Suárez se explaya contra aquellas interpretaciones históricas que considera erróneas o equivocadas sin caer en el menosprecio simplón o la apelación al prejuicio ideológico o manipulador. De ese modo eventos como el luteranismo, el agnosticismo, el marxismo o el nazismo, son explicados desde una perspectiva amplia, ahondando en las verdaderas raíces de los mismos y señalando sus fuentes, sus orígenes, sus peculiaridades y el porqué de su desarrollo y aparente triunfo sin caer en la tentación de condenar "per se".
Otro de los aspectos que se desarrollan durante todo el libro es la idea de que el alejamiento progresivo de Europa de sus raíces Cristianas (no sólo en sentido religioso sino también cultural) desemboca en el sometimiento de los ciudadanos al poder del Estado que pasa de servidor a director, utilizando la aparente libertad política emanada de la revolución liberal de finales del siglo XVIII, como excusa para crear nuevas limitaciones a las personas en sus aspectos morales, religiosos y sociales apelando a esa variedad de "obediencia debida" que se esconde tras la dictadura de las mayorías y que anula la libertad de conciencia y cualquier referencia a un sistema permanente y externo de valores morales.
Hay que decir que la lectura de La Europa de las cinco naciones se disfruta (y se comprende) más si se dispone de un mínimo de conocimientos históricos previos que permitan situar los hechos en un determinado momento y lugar. De hecho, el libro adolece de no incluir mapas (sí, en cambio, una selección de fotografías de obras de arte referidas a algunos de los aspectos que se van contando), volviendo confusas las referencias a zonas geográficas poco conocidas de Europa o a las fronteras que van y vienen a lo largo de los quince siglos que abarca el libro.
En cualquier caso, el estilo utilizado por Luis Suárez (propio de un profesor con sobrada experiencia y con unos conocimientos amplísimos de la materia que expone que, en algunos capítulos, parecen desbordar la capacidad de síntesis del autor provocando una cierta confusión), es el propio de una especie de gran lección magistral en la que prima el discurso coherente a la referencia constante a bibliografía, citas externas o datos concretos. De hecho, a diferencia de un simple manual de Historia o de una obra temática sintética, no existen los pies de página ni las llamadas, sino que se nos presenta un todo continuo y apoyado en la propia sabiduría del autor (sabiduría, esta sí, apoyada por una carrera docente e investigadora que "garantiza" la verosimilitud de lo que se está contando). El lenguaje utilizado, así como la presentación en sí de los temas, pretende hacer accesible la temática y su desarrollo a cualquier lector que esté dispuesto a enfrentarse a una Historia de la Europeidad. Desde esta perspectiva el libro bien puede servir como base para indagar, con posterioridad y en otras obras, en los temas que se nos presentan.
Asistimos, pues, a un contundente y hermoso libro que no busca crear una nueva visión de la Historia sino, simplemente, servir como gran guía de referencia que explique el porqué del mundo europeo que vivimos en la actualidad. El origen de sus tendencias culturales, científicas, espirituales y políticas. La posición de la Iglesia Católica y el Cristianismo como referencia ininterrumpida desde la caída del Imperio Romano hasta nuestros días. La progresión de conceptos tan comunes hoy (y de origen europeo) como los Derechos Humanos, la democracia representativa o la investigación científica quedan perfectamente definidos y explicados en sus orígenes gracias a la labor divulgativa que Luis Suárez se impone en este libro.
Con La Europa de las cinco naciones probablemente asistimos a la creación de uno de los libros de referencia necesarios para comprender la realidad del mundo en que nos movemos los europeos. Muy recomendable.
Luis Suárez
Reseña de: Amandil
Ariel, Barcelona 2008. 996 páginas.
Antes de nada querría señalar que la lectura de este libro me ha llevado año y medio por diversos motivos ajenos a su calidad, interés y precisión. De hecho, de no haber surgido multitud de pequeñas interrupciones lo habría devorado en poco tiempo, pese a la profundidad de su temática y lo, en ocasiones, complejo del desarrollo, debido a que plantea una visión de la historia europea poco conocida e interesante. Así que este año y medio en que me ha acompañado me ha servido para ir reflexionando sobre algunas de las afirmaciones que Luis Suárez sostiene y expande a lo largo de sus casi mil páginas, al tiempo que he leído otras cosas y he vivido cambios importantísimos en mi propia vida que me han hecho replantearme algunas cuestiones que, paradójicamente aunque sea un ensayo histórico, el libro ha puesto delante de mi sentido crítico y de mis conocimientos de nuestra propia herencia cultural y religiosa.
El autor, por medio de un breve prólogo, un amplio y extenso desarrollo en veintinueve capítulos y un dilatado epílogo, se impone narrar de un modo claro y taxativo la historia de la cinco naciones constituyentes de Europa desde la caída del Imperio Romano hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Para ello define el origen de esas "naciones" como las herederas del mundo tardorromano y del Cristianismo receptoras, por tanto, de la tradición cultural, política, filosófica , científica y religiosa de Roma y sujetas a la vigorosa entrada del mundo germánico en ese área de influencia. Italia, Germania, Britania, Galia e Hispania, reconocidas a sí mismas como naciones unidas por un mismo origen y unas mismas esencias, conforman la geografía político-cultural que avanzará de un modo unido pero no necesariamente homogéneo hasta la concepción de europeidad que impera en nuestros días. La elección de esas naciones y no otras no responde a un acto subjetivo del autor sino a la propia división que se remarcó en el Concilio de Basilea y, posteriormente, en el reinado de Carlomagno y su proyecto de civitas Dei como señalaba San Agustín.
Esta realidad, conocida en la Edad Media como "Cristiandad" y desde la paz de Westfalia en 1648 como "Europa", conforma el sujeto de estudio y análisis de la obra, incidiendo en su desarrollo y dejando de lado, salvo cuando una explicación concreta lo requiere, el mundo externo a sus fronteras. En este sentido, y sin usarlo de modo peyorativo, se puede afirmar a rajatabla que La Europa de las cinco naciones es una obra estrictamente eurocentrista y sin ningún ánimo de ir más allá de estos límites.
Para llevar a cabo el estudio y la exposición del desarrollo de las cinco naciones, Suárez opta por centrar su atención en una serie de temas centrales que sazona con una profusión de datos históricos muy cercanos a la tradicional concepción de Historia Política clásica, sin vanas concesiones a otras escuelas históricas menos preocupadas en los acontecimientos históricos y si mucho más en la interpretación externa de los mismos (incluyendo algunas llamadas de atención sobre los "errores" en que incurren otros modos de análisis como el marxista, por ejemplo).
Esos temas centrales que señalan el devenir de la obra son, a groso modo, cuatro: la concepción de la Autoridad y la Potestad de los poderes políticos (desde las magistraturas romanas hasta los Estados actuales), la evolución del concepto de "Legalidad" (desde la idea de "corrección necesaria para atenuar la natural tendencia al mal de los Hombres que tiene como origen la Ley Natural plasmada por Dios en la Creación" hasta la actual concepción de "deseo coyuntural de la mayoría sin tener ninguna referencia moral ajena a la propia decisión de esa mayoría"), el papel de la Iglesia Católica y la fe Cristiana en la formación de la europeidad (desde los Concilios Ecuménicos hasta el Vaticano II) y la continua disyuntiva entre fe y razón que dota a las cinco naciones de herramientas intelectuales, científicas y filosóficas únicas en el mundo que llegarán a suponer una tensión creciente contra la base Cristiana que las creó (libre albedrío, vías de Santo Tomás, la neoescolástica, el racionalismo, el deísmo, el agnosticismo, los movimientos ateos y el laicismo beligerante).
Alrededor de estos cuatro grandes bloques el autor sitúa tanto el desarrollo político de Europa, como el artístico, filosófico o el económico, entrelazando con maestría todos los aspectos para mostrar al lector un cuadro completo que permite comprender el porqué de los acontecimientos desde una perspectiva amplia que rompe, en ocasiones, con visiones parciales o poco claras de muchos hechos históricos que, tomados por sí solos, carecen de un sentido profundo y de una lógica coherente. En otras palabras: se nos narra una Historia "total" que se atreve a indagar en los hechos con una visión de conjunto y sin tratar de justificar o juzgar las decisiones de los distintos actores que pasan por sus páginas.
Eso sí, Luis Suárez se explaya contra aquellas interpretaciones históricas que considera erróneas o equivocadas sin caer en el menosprecio simplón o la apelación al prejuicio ideológico o manipulador. De ese modo eventos como el luteranismo, el agnosticismo, el marxismo o el nazismo, son explicados desde una perspectiva amplia, ahondando en las verdaderas raíces de los mismos y señalando sus fuentes, sus orígenes, sus peculiaridades y el porqué de su desarrollo y aparente triunfo sin caer en la tentación de condenar "per se".
Otro de los aspectos que se desarrollan durante todo el libro es la idea de que el alejamiento progresivo de Europa de sus raíces Cristianas (no sólo en sentido religioso sino también cultural) desemboca en el sometimiento de los ciudadanos al poder del Estado que pasa de servidor a director, utilizando la aparente libertad política emanada de la revolución liberal de finales del siglo XVIII, como excusa para crear nuevas limitaciones a las personas en sus aspectos morales, religiosos y sociales apelando a esa variedad de "obediencia debida" que se esconde tras la dictadura de las mayorías y que anula la libertad de conciencia y cualquier referencia a un sistema permanente y externo de valores morales.
Hay que decir que la lectura de La Europa de las cinco naciones se disfruta (y se comprende) más si se dispone de un mínimo de conocimientos históricos previos que permitan situar los hechos en un determinado momento y lugar. De hecho, el libro adolece de no incluir mapas (sí, en cambio, una selección de fotografías de obras de arte referidas a algunos de los aspectos que se van contando), volviendo confusas las referencias a zonas geográficas poco conocidas de Europa o a las fronteras que van y vienen a lo largo de los quince siglos que abarca el libro.
En cualquier caso, el estilo utilizado por Luis Suárez (propio de un profesor con sobrada experiencia y con unos conocimientos amplísimos de la materia que expone que, en algunos capítulos, parecen desbordar la capacidad de síntesis del autor provocando una cierta confusión), es el propio de una especie de gran lección magistral en la que prima el discurso coherente a la referencia constante a bibliografía, citas externas o datos concretos. De hecho, a diferencia de un simple manual de Historia o de una obra temática sintética, no existen los pies de página ni las llamadas, sino que se nos presenta un todo continuo y apoyado en la propia sabiduría del autor (sabiduría, esta sí, apoyada por una carrera docente e investigadora que "garantiza" la verosimilitud de lo que se está contando). El lenguaje utilizado, así como la presentación en sí de los temas, pretende hacer accesible la temática y su desarrollo a cualquier lector que esté dispuesto a enfrentarse a una Historia de la Europeidad. Desde esta perspectiva el libro bien puede servir como base para indagar, con posterioridad y en otras obras, en los temas que se nos presentan.
Asistimos, pues, a un contundente y hermoso libro que no busca crear una nueva visión de la Historia sino, simplemente, servir como gran guía de referencia que explique el porqué del mundo europeo que vivimos en la actualidad. El origen de sus tendencias culturales, científicas, espirituales y políticas. La posición de la Iglesia Católica y el Cristianismo como referencia ininterrumpida desde la caída del Imperio Romano hasta nuestros días. La progresión de conceptos tan comunes hoy (y de origen europeo) como los Derechos Humanos, la democracia representativa o la investigación científica quedan perfectamente definidos y explicados en sus orígenes gracias a la labor divulgativa que Luis Suárez se impone en este libro.
Con La Europa de las cinco naciones probablemente asistimos a la creación de uno de los libros de referencia necesarios para comprender la realidad del mundo en que nos movemos los europeos. Muy recomendable.
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