viernes, 12 de febrero de 2010

Reseña: La Mansión Glass

La mansión Glass.
Los vampiros de Morganville 1.

Rachel Caine.

Reseña de: Jamie M.

Versatil. Barcelona, 2009. Título original: Glass Houses. The Morganville Vampires (Book One). Traducción: Daniel Aldea Rossell. 303 páginas.

Rachel Caine plantea en esta novela ―primera de una serie de ocho libros con más en camino― una propuesta cuando menos curiosa, sino del todo novedosa: ¿qué pasaría si una ciudad, toda su sociedad, estuviera dominada por vampiros sin que el resto del país lo supiera?

Las cosas no son sencillas para Claire Danvers, una chica superdotada que a los 16 años ya se ha graduado en la escuela superior y empieza a estudiar en la Texas Prairie University, en la pequeña ciudad de Morganville. Ella habría preferido matricularse en Yale o en el MIT, pero sus padres, excesivamente sobreprotectores con su niñita, decidieron tenerla más cerca de casa. Y ahora Claire está teniendo problemas con algunas de sus compañeras de residencia, las chicas populares, unas auténticas matonas que le roban la ropa, entran y revuelven en su habitación, y no pierden ocasión de humillarla desde que ella les plantase cara. Sin embargo, el último enfrentamiento ha ido demasiado lejos y un empujón por las escaleras termina con la joven con un ojo morado y dolorida por todo el cuerpo. Las cosas no pueden seguir así, pero tampoco puede acudir a sus padres, quienes seguro que le harían volver a casa y esperar hasta los 18 para poder salir de nuevo al mundo, algo que ella no va a permitir ahora que ha probado las mieles de la libertad. Así que un anuncio para compartir vivienda fuera del campus será su esperanza de salvación. Dolorida, golpeada, ensangrentada y con lágrimas en los ojos se presentará ante la mansión Glass, a cuyas puertas la encontrará Eve, una joven gótica residente en la casa, quien se apiadará de ella y la invitará a la misma. Shane, otro de los inquilinos, también simpatiza con ella, pero quien deberá dar el visto bueno para que se pueda quedar es Michael, el noctámbulo dueño de la casa, que se muestra inseguro al ser ella menor de edad, pero que al menos le deja quedarse unos días. Pronto, demasiado pronto, Claire descubrirá que fuera de la comunidad universitaria, lejos de la protección del campus, se extiende una sociedad extraña y peligrosa. Incrédula tendrá que enfrentarse al hecho de que los vampiros se encuentran a cargo de todo y quienes no gozan de su protección están abocados a convertirse en sus cenas.

Con un gran dominio del “tempo” narrativo, la autora presenta una pequeña ciudad que recuerda de alguna forma el escenario reflejado en la película Lost boys. Una población subyugada, que vive atemorizada, sin atraverse a cruzar la línea o a decir nada, dominados por los vampiros y sus lacayos, separados en amos y presas, donde las personas desaparecen y a nadie parece importarle ni, por supuesto, lo denuncia. Claire está decidida a no abandonar la Universidad, a no claudicar ante las crecientes dificultades y volver a su pueblo, pero parece que la única manera de mantener su vida es permanecer escondida en el interior de la casa (que oculta sus propios secretos), algo a lo que ella no está dispuesta, o encontrar la protección de los vampiros, algo que se plantea francamente complicado.

A favor de la autora y del libro hay que decir que estos vampiros son bastante “tradicionales”, algo que se agradece: son chupasangres inmorales que no soportan la luz diurna, el fuego los consume totalmente, son malvados, no aguantan el ajo o los símbolos religiosos y (y este será un detalle muy importante) no pueden entrar en una vivienda sin haber sido previamente invitados. La autora juega con todas estas convenciones para hacer varios quiebros realmente interesantes en la narración, con varias sorpresas inesperadas y unos giros imprevisibles que dan gran profundidad y emoción al relato.

La joven pronto descubre que no sabe en quién puede confiar, más allá de sus tres compañeros en la Mansión. El recelo se va asentando en su vida, llenándola de miedo a ir a las clases por quien se pudiera encontrar; al tiempo que en su mente adolescente crece la atracción por Shane, haciéndola soñar con cómo sería que él le diera su primer beso; mientras el joven, aunque no la ve con malos ojos, se muestra exteriormente indiferente, sobre todo porque ella es menor y él está a punto de cumplir los 19.

En esta tesitura, casi a mitad de la novela (convirtiendo a esa primera mitad en una estupenda presentación de escenario y personajes) Caine da uno de esos giros narrativos a la trama y pone a sus protagonistas tras la pista de un objeto, un auténtico «MacGuffin», de enorme valor para los vampiros y que les dará una enorme fuerza a la hora de negociar con ellos la protección de sus vidas. Pero las cosas nunca son como se desean, y aquí no iba a ser distinto. La búsqueda hará aflorar en Claire un arrojo y coraje que no sabía que poseía, llevándola a plantearse acciones que nunca hubiera pensado que podría llevar a cabo, y colocando su existencia en mayor peligro aún del que ya se encontraba.

Dado que, a pesar de todo, los personajes están bastante esteriotipados, el interés radica en la trama. La extremadamente inteligente Claire no puede evitar comportarse como una adolescente, sobre todo en asuntos de corazón (y eso que las dosis de romance son ciertamente escasas). Eve, Shane y Michael ocultan cada uno secretos insospechados, y parte de la gracia de la lectura es ir sorprendiéndose conforme son revelados, pero más allá de ello son jóvenes bastante normales en sus comportamientos (si es que crecer en una ciudad dominada por los vampiros puede dar personales normales) y el lector puede comprender y hacer suyas sus motivaciones y sentimientos, cada uno con sus propios problemas. La novela en ese sentido, se centra en la temática adolescente de cómo es vivir por primera vez lejos de casa, fuera de la sombra de las alas de los padres, enfrentándote a un mundo hostil (la universidad, las clases, los profesores, nuevos amigos y enemigos, decisiones aparentemente triviales que se convierten en cuestiones vitales, los primeros sentimientos serios de atracción por los chicos, la búsqueda del primer beso...), pero envuelto en un atractivo escenario paranormal, con una sólida trama de acción, con misterios y sorpresas que dejarán satisfecho a cualquier tipo de público, sea cual sea su edad.

Y es que es precisamente en la sociedad creada por la autora en Morganville donde radica el mayor interés y la originalidad de La mansión Glass, toda la estructura de las relaciones de dominio/servidumbre entre humanos y vampiros, las normas del propio vampirismo (tan clásicas y nuevas a un tiempo), los ritos y normas de la ciudad, los secretos que se ocultan detrás de las cortinas de cada casa, las reglas no escritas pero comúnmente aceptadas (como la tregua tácita dentro de la cafetería Territorio Neutral, donde trabaja Eve), la violencia latente, soterrada, esperando la chispa que la desate (y cuando la propia policía les pertenece a ”ellos”, ¿a quién acudes cuando tienes problemas?), las leyes ancestrales que atan a todos los habitantes de la ciudad, la explicación del porqué nadie fuera del lugar es partícipe de la situación, las distintas facciones vampíricas y la estructura jerárquica dentro de ellas, los otros seres paranormales... Caine lo hace fácil, introduciendo de forma paulatina y sencilla, sin excesos o alardes de explicaciones farragosas o largas, todas las claves para entender lo que sucede en Morganville, con las debidas dosis de misterio, con escenas de acción bien escritas, con gotitas de amor adolescente, con mucho drama y algo de humor, con personajes llevados al límite y obligados a traspasarlo (y cuando piensas que nada más puede ir a peor las cosas empeoran).

Los vampiros de Morganville es una serie de la que la autora, como he dicho, lleva ya publicados ocho libros y uno más está en camino para este mismo año, así que puede haber lectura para rato (y esperemos que Versatil no tarde mucho en seguir con su publicación en nuestro país). Si acaso existe un enorme pero en esta primera entrega es el brutal cliffhanger con el que se cierra el libro. Cuando parece que todo está a punto de terminar el nuevo requiebro de la autora deja todo colgado, pendiente de una homicida amenaza y a la espera de la continuación en The Dead Girls' Dance (ya anunciada próximamente en español). Un final así es algo criminal que va a dejar sin uñas a los nerviosos mientras llega la continuación. Aún así, La mansión Glass es, dentro de la fantasía urbana, una lectura desde luego recomendable para ese público, ágil, refrescante y amena, con muchas sorpresas y unos personajes con mucho recorrido para seguir creciendo.

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Reseña de otras obras de Rachel Caine:


El baile de las chicas muertas. Los vampiros de Morganville 2.



4 comentarios:

Iraya Martín dijo...

Excelente reseña! Había descartado leer el libro pero ahora me has hecho dudar... creo que lo mejor que puedo hacer es esperar a que salga el segundo no vaya a quedarme sin las pocas uñas que tengo :P

Jamie M. dijo...

Gracias ;-)

Si te gusta este tipo de literatura la verdad es que el libro está bastante bien; pero sí, si eres nerviosa mejor que esperes a que haya salido el siguiente, porque el final de este es como para matar a la autora. Eso es un "cliffhanger" y lo demás tonterías.

Saludos

Lorena dijo...

Parece interesante, pero no creo que lo compre. ¿Qué puedo decir? El hecho que sean tantos libros y que no hayan terminado de salir me echa para atrás. No me gusta quedarme con series inconclusas; y no les tengo mucha fe a las series con tantos libros :(.
Es una lástima.

Jamie M. dijo...

Bueno, por lo poco que sé, luego los libros son algo más "independientes" y se puede dejar la serie en cualquier momento. De hecho este libro se podría considerar que termina perfectamente, solo que el final da el pie para el inicio del siguiente.

De todas maneras, Versatil ya ha anunciado la publicación del segundo para el próximo mes de marzo, así que no habrá que esperar mucho.

Saludos