Stephenie Meyer.
Reseña de: Amandil.
Alfaguara, Madrid 2009. Título original: Eclipse. Traducción: José Miguel Pallarés.621 páginas.
En esta tercera entrega de la saga Crepúsculo, Stephenie Meyer opta por apoyar su historia en la conocida obra Cumbres borrascosas repitiendo lo que ya hiciera en Luna Nueva con Romeo y Julieta. Sin embargo, como veremos, las referencias y paralelismos quedan limitados a los sentimientos, problemas y encontronazos que el triángulo amoroso Edward-Bella-Jake protagonizarán a lo largo de la novela. No hay bodas, venganzas entre ellos, hijos, ni cosas por el estilo, sino que da la sensación de que la autora ha querido reescribir aquellas partes de Cumbres que no le gustaron o que le parecieron más tristes usando para ello sus personajes.
La historia que se nos cuenta en Eclipse sigue en la línea de Luna Nueva. El triángulo entre los tres protagonistas se desarrolla por completo dando paso a una nueva revelación: el amor que Jake siente por Bella es respondido por ella de un modo sorprendente y, al mismo tiempo, peligroso, ya que, en realidad ella ama a Edward con toda su alma. Se descubre, por lo tanto (y este es el centro neurálgico del libro) que la desdichada humana siente por sus dos amigos sobrenaturales una atracción irreflexiva y desatada que la lleva a sumirse en un estado de confusión y desesperación permanente. Pero si algo aprendió de los sucesos narrados en Luna Nueva es que con Jake puede vivir pero sin Edward sólo desea morir, así que con el avanzar de las páginas, es consciente de que pese a lo terrible de sus sentimientos, sólo amará al vampiro con el que espera abrazar ese remedo de inmortalidad al que aspira. Jacob, por lo tanto, deberá asumir que lo máximo que podrá alcanzar es el estatus de "amigo íntimo y nada más", provocando en él una reacción de rechazo y desesperación de la que, en apariencia, no se podrá recuperar fácilmente.
Pero el conflicto amoroso de la protagonista se verá aderezado por una multitud de detalles a su alrededor que la recordarán constantemente que su vida ya no pertenece en exclusiva al mundo cotidiano. Las consecuencias de su decisión de amar a Edward la exponen a una realidad en la que ella sigue siendo el objeto de la venganza de Victoria, sigue estando amenazada por la orden de los temibles Vulturi, continúa siendo testigo de las crecientes tensiones entre los hombres lobo y los Cullen. Por no hablar de las pulsiones eróticas que la agitan durante toda la trama (en realidad que la vienen agitando desde el primer libro) y que chocan una y otra vez con la negativa de un Edward que, en ocasiones, se muestra muy purista y anquilosado en su negativa de "no hacer nada antes de la boda y de la conversión".
Todo gira, por lo tanto, en torno al juego de sentimientos, temores y esperanzas que alberga Bella y en los que se desdibujan por completo el resto de personajes prescindibles (¿alguien se acuerda ya de los compañeros de instituto o de la madre?), dejando sitio únicamente a aquellos otros que sirven para canalizar y sacar a la luz los sentimientos de la protagonista. Cobra especial relevancia la figura de su padre, Charlie, que se muestra una vez más como el factor que más ata a la joven a su humanidad y que, de nuevo, vive en la inopia pero opta por estar siempre al lado de su hija.
Y, como no podía ser de otro modo, la vida de Isabela vuelve a verse amenazada debido a que Victoria (cuyo rasgo más importante en los tres libros, aquél por el que será recordado y que parece mover sus acciones, es que su melena es pelirroja) decide intentar acabar con ella por medio de un nuevo plan: crear un ejército de vampiros en Seattle con los que atacar Forks. Nuevamente, el riesgo queda relegado a un trasfondo sobre el que la autora volverá ocasionalmente y que resolverá en unas pocas páginas en las que el lector sabe de antemano que todo terminará de un determinado modo. Se puede decir que en ese sentido el libro es una novela sin sorpresas de ningún tipo, anclado en un estilo idéntico al de las dos primeras entregas y que tan buen resultado le ha dado hasta el momento.
¿Qué novedades aporta Eclipse a la saga? Hablando en puridad, ninguna. La historia sigue aferrada a los dilemas (a veces profundos, a veces infantiles) de una joven de dieciocho años que no se cree que un semidiós vampírico esté enamorado de ella y que, para colmo, también recibe las atenciones de un hombre lobo (que está cañón). Por lo tanto no hay evolución posible ni cesión a ningún tipo de crecimiento del personaje central ya que, en definitiva, el 80% de la trama se sostiene en las paranoias de Bella y sus bandazos sentimentales (aderezados por una creciente influencia de la testosterona).
El trasfondo, en cambio, sí que da un salto cuantitativo que empalma con los últimos capítulos de Luna Nueva (en los que se nos presenta a los Vulturi) ya que, a través de las historias de Jasper y Rosalie accederemos a un mayor conocimiento de como funciona el mundo vampírico creado por Meyer. Y por medio de una serie de "cuentos" descubrimos el origen de los hombres lobos indios, sus poderes y su función como protectores de la tribu que habita en La Push.
Por último, el estilo se mantiene fiel a los dos primeros libros. Bella sigue siendo la narradora (usando el pasado y, por eso mismo, quitando toda la emoción a la escenas en las que su vida está en juego ya que el lector sabe que siempre sobrevivirá de un modo u otro). El texto no tiene ninguna pretensión literaria más allá de contar las cosas de un modo sencillo. El ritmo permite una lectura ágil y veloz, sin sobresaltos ni puntos de ruptura. En definitiva, está pensando para que el lector no tenga que darle muchas vueltas a las cosas, no hay profundidad, no hay grandes temas de fondo (¿dónde quedan los dilemas sobre el precio que hay que pagar por la inmortalidad vampírica? En la basura, se los ventilan en dos líneas y a otra cosa). Todo es absorbido por una historia de amor sin muchas pretensiones y que, a todas luces, acabará bien.
Eclipse, por lo tanto, cierra la trama de la venganza de Victoria y abre la puerta al final de la loca carrera de la protagonista por lograr ser vampiresa que, espero, quede terminada en Amanecer, la cuarta obra de la saga. Ya veremos como queda la cosa.
[Reseña de Crepúsculo, pinchando aquí].
[Reseña de Luna Nueva, pinchando aquí].
Pero el conflicto amoroso de la protagonista se verá aderezado por una multitud de detalles a su alrededor que la recordarán constantemente que su vida ya no pertenece en exclusiva al mundo cotidiano. Las consecuencias de su decisión de amar a Edward la exponen a una realidad en la que ella sigue siendo el objeto de la venganza de Victoria, sigue estando amenazada por la orden de los temibles Vulturi, continúa siendo testigo de las crecientes tensiones entre los hombres lobo y los Cullen. Por no hablar de las pulsiones eróticas que la agitan durante toda la trama (en realidad que la vienen agitando desde el primer libro) y que chocan una y otra vez con la negativa de un Edward que, en ocasiones, se muestra muy purista y anquilosado en su negativa de "no hacer nada antes de la boda y de la conversión".
Todo gira, por lo tanto, en torno al juego de sentimientos, temores y esperanzas que alberga Bella y en los que se desdibujan por completo el resto de personajes prescindibles (¿alguien se acuerda ya de los compañeros de instituto o de la madre?), dejando sitio únicamente a aquellos otros que sirven para canalizar y sacar a la luz los sentimientos de la protagonista. Cobra especial relevancia la figura de su padre, Charlie, que se muestra una vez más como el factor que más ata a la joven a su humanidad y que, de nuevo, vive en la inopia pero opta por estar siempre al lado de su hija.
Y, como no podía ser de otro modo, la vida de Isabela vuelve a verse amenazada debido a que Victoria (cuyo rasgo más importante en los tres libros, aquél por el que será recordado y que parece mover sus acciones, es que su melena es pelirroja) decide intentar acabar con ella por medio de un nuevo plan: crear un ejército de vampiros en Seattle con los que atacar Forks. Nuevamente, el riesgo queda relegado a un trasfondo sobre el que la autora volverá ocasionalmente y que resolverá en unas pocas páginas en las que el lector sabe de antemano que todo terminará de un determinado modo. Se puede decir que en ese sentido el libro es una novela sin sorpresas de ningún tipo, anclado en un estilo idéntico al de las dos primeras entregas y que tan buen resultado le ha dado hasta el momento.
¿Qué novedades aporta Eclipse a la saga? Hablando en puridad, ninguna. La historia sigue aferrada a los dilemas (a veces profundos, a veces infantiles) de una joven de dieciocho años que no se cree que un semidiós vampírico esté enamorado de ella y que, para colmo, también recibe las atenciones de un hombre lobo (que está cañón). Por lo tanto no hay evolución posible ni cesión a ningún tipo de crecimiento del personaje central ya que, en definitiva, el 80% de la trama se sostiene en las paranoias de Bella y sus bandazos sentimentales (aderezados por una creciente influencia de la testosterona).
El trasfondo, en cambio, sí que da un salto cuantitativo que empalma con los últimos capítulos de Luna Nueva (en los que se nos presenta a los Vulturi) ya que, a través de las historias de Jasper y Rosalie accederemos a un mayor conocimiento de como funciona el mundo vampírico creado por Meyer. Y por medio de una serie de "cuentos" descubrimos el origen de los hombres lobos indios, sus poderes y su función como protectores de la tribu que habita en La Push.
Por último, el estilo se mantiene fiel a los dos primeros libros. Bella sigue siendo la narradora (usando el pasado y, por eso mismo, quitando toda la emoción a la escenas en las que su vida está en juego ya que el lector sabe que siempre sobrevivirá de un modo u otro). El texto no tiene ninguna pretensión literaria más allá de contar las cosas de un modo sencillo. El ritmo permite una lectura ágil y veloz, sin sobresaltos ni puntos de ruptura. En definitiva, está pensando para que el lector no tenga que darle muchas vueltas a las cosas, no hay profundidad, no hay grandes temas de fondo (¿dónde quedan los dilemas sobre el precio que hay que pagar por la inmortalidad vampírica? En la basura, se los ventilan en dos líneas y a otra cosa). Todo es absorbido por una historia de amor sin muchas pretensiones y que, a todas luces, acabará bien.
Eclipse, por lo tanto, cierra la trama de la venganza de Victoria y abre la puerta al final de la loca carrera de la protagonista por lograr ser vampiresa que, espero, quede terminada en Amanecer, la cuarta obra de la saga. Ya veremos como queda la cosa.
[Reseña de Crepúsculo, pinchando aquí].
[Reseña de Luna Nueva, pinchando aquí].
2 comentarios:
Jajajaja dios mío, si este no te gustó no quiero leer tu reseña de Amanecer xDDDDDD (bueno sí quiero leerla que con esta ya me he reído un rato :P)
Bueno, no es que Eclipse no me gustase. Sencillamente me parece que la autora se enreda en aquello dónde se siente cómoda (lo romántico) y se quita de encima todo lo demás, dejándolo esbozado y poco más.
Eclipse es un triángulo amoroso con un elevado y creciente grado de obsesión de Bella, aderezado con una "tensión sexual no resuelta" bastante infantil.
Veremos Amanecer.
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