Javier Quevedo Puchal.
Reseña de: Alb Oliver.
NGC Ficción! Colección Terror. Madrid, 2011. 226 págs.
Nos encontramos con una novela bastante curiosa. El autor, Javier Quevedo,
nos muestra una mezcla de realidad con una ligera dosis de elementos
fantásticos. Realmente nos cuenta tres historias, que sin que el lector
lo sepa acabarán mezclándose conforme nos acercamos al final.
Se podría decir que el protagonista es Lucio, un joven con una pasado algo misterioso, que llegó a Amsterdam cargado de culpas y dedicándose a la prostitución masculina para sobrevivir. Con el tiempo descubre a “la papisa”, una joven mujer tatuada con la que acabará teniendo una relación sentimental. Ésta posee un espectáculo, el Cabaret de los Pecados. Renée, “la papisa”,
es la poseedora de un don extraño, purgar los pecados de los demás
asimilándolos en su interior, pero con una pega, éstos acaban
exteriorizándose en su cuerpo en forma de heridas que se abren de forma
natural.
Por otro lado nos narra parte de la historia de Eva. Eva encuentra placer automutilándose, inflingiéndose dolor, por motivos que en principio desconocemos. Se nos presenta como una mujer que añora a alguien, por lo que busca en sus parejas que le proporcionen el mismo castigo con el que parece que disfruta. Tardamos en descubrir qué oscuros traumas la han llevado a ser como es.
La
tercera parte de la novela son fragmentos de un diario que vamos viendo
intercalado entre las otras dos narraciones. El diario pertenece al
hijo de un ministro de la iglesia, del que sabemos que cometió un error
que obligó a su familia a trasladarse, y del que por lo visto tienen
miedo a que se vuelva a repetir.
Todo queda entrelazado cuando Renée
fallece como consecuencia de las heridas de su última actuación. Antes
de morir, le confiesa que fue incapaz de asimilar todos los pecados de
su último cliente, una mujer, y que en medio del trance vio una imagen
de Lucio
en su juventud. El no poder asumir esa nueva culpa, le lleva a
descubrir quién fue esa mujer, y qué relación tiene con su pasado.
Como novela Cuerpos descosidos es un libro que se lee rápido, pero quizás para verle el interés debamos profundizar en la psicología de los personajes.
Para empezar con Lucio, se nos presenta como alguien atormentado por su pasado, pero que parece que gracias a la papisa
parece que ha encontrado la paz que necesitaba. El último incidente
antes del fallecimiento de su amante le llevará a enfrentarse a sus
miedos, y tal vez sacar a la luz fantasmas de su pasado.
El
caso de Eva sería merecedor de un estudio más profundo. Evidentemente
vemos que es una mujer maltratada, pero al conocer mejor su historia
conforme llegamos al final del libro, nos lleva a pensar cosas bastante
diferentes. El hecho de buscar un sustituto de la persona que le
trastornó, y que cuando perdiera a este deseara que su nueva pareja
prosiguiera la labor, es una muestra genial de cómo actúan algunas
mentes que han sido vejadas.
Uno
de los elementos comunes de las historias es la presencia de heridas en
los personajes. Algunas son autoinflingidas, con un propósito otras
como consecuencia del don de Renée, y otras simplemente cicatrices de
intento de acabar con su existencia.
El
autor no resulta exagerado a la hora de describirlas, pero sí se
esfuerza por meternos en la cabeza la imagen de que están ahí, y por
algún motivo. Igualmente, se centra en algunos detalles, que nos dan un
reflejo del subconsciente de los personajes, pequeñas pistas que una vez
terminada la novela seguramente veremos claras.
La
narración es bastante simple, nada especialmente llamativo, por lo que
la fuerza de la obra la encontramos en lo que cuenta. Da lugar a que
intentando juntar los hechos de las tres narraciones hagamos cábalas, si
somos un poco intuitivos, pero finalmente el resultado no es el que
pudiéramos suponer de forma simple, siendo bastante más complejo del que
inocentemente daríamos por hecho.
Finalmente,
cuando todas las fichas han sido colocadas de forma que todo tiene una
lógica aplastante, es cuando éstas caen, pero nuevamente en un orden que
seguramente nos sorprenderá, y quizás nos deje inquietos, mientras
vemos facetas de la naturaleza humana que seguramente reprocharíamos.
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