jueves, 29 de septiembre de 2011

Reseña: Las Pruebas

Las Pruebas.
El corredor del Laberinto 2.

James Dashner.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Nocturna ediciones. Col. Literatura Mágica. Madrid, 2011. Título original: The Scorch Trials. Traducción: Noemí Risco Mateo. 490 páginas.

Las pruebas consigue sorprender con un desarrollo distinto al que parecía dirigirse el final de El corredor del Laberinto. De la relativa esperanza que se respiraba al terminar la novela anterior, se lanza aquí a los personajes a un escenario incluso peor que el del Claro: la Quemadura. Y no todos ellos sobrevivirán a las condiciones extremas en las que se verán envueltos. Con un planteamiento —por temática, orientación y atmósfera, más que por la trama en sí, bastante diferente— emparentado poderosamente con Los Juegos del Hambre, los jóvenes deberán conseguir superar grandes dificultades en condiciones muy adversas para conseguir el objetivo de la supervivencia.

Thomas vuelve a ser el protagonista principal de la historia, el joven sobre el que parece girar toda la trama, una de las piedras angulares del misterioso proyecto de CRUEL. Separado casi desde el principio de Teresa, va a tener que enfrentarse a un buen número de obstáculos mortales en medio de una rabia casi incontenible y una confusión palpable en casi todas sus acciones. Sabiéndose, por medio de pequeños flash backs que acuden a su mente en forma de sueños, parte de los diseñadores de lo que está sucediendo, no recuerda sin embargo ni el objetivo ni que resultados se esperan de tanto sufrimiento.

Como bien se lee en la contraportada de la novela, “El Laberinto era solo el principio”. Y es que CRUEL no parece dispuesta a dar descanso a los clarianos que lograron escapar de su misterioso encierro, y la paz conseguida al final del libro anterior (El corredor del Laberinto, punto de inicio de este —con lo que es muy recomendable habérsela leído antes de hacer lo propio con esta reseña—) no está destinada a durar. En terribles circunstancias, los muchachos van a descubrir que la Tierra ha sido golpeada por enormes erupciones solares que arrasaron con buena parte de la vida en la misma y que entre los supervivientes se ha extendido un terrible virus, una enfermedad devastadora llamada el Destello, que convierte en dementes que se llaman a sí mismos «raros» a todos los afectados, trasmutándolos en una suerte de extraños zombies que, aunque permanecen vivos, han perdido la razón y se dedican según la fase de la enfermedad a atacar a los no infectados. Un virus que pronto sabrán que ellos mismos han contraído. Para obtener una cura, deberán pasar unas Pruebas de extrema dureza al final de las cuales llegarán a un «refugio seguro», un lugar donde obtener medicinas y descanso para todos sus males. Pero para llegar hasta allí, nada va a ser fácil y la traición y la muerte van a acompañarles en todo momento en su camino.

El miedo, el cansancio, el dolor, la violencia, las dudas, la decepción, el hambre y la sed... van a ser los compañeros de viaje de los clarianos a cada paso; aunque también la amistad y la esperanza. Y junto a Thomas y al resto de supervivientes de la anterior —Minho, Newt, Teresa, Fritanga...— Dashner añade con acierto nuevos personajes —Aris, Jorge, Brenda o un inédito grupo B de chicas que sobrevivieron a su propio Laberinto— que dan un giro distinto a la trama, un toque de misterioso y una pizca de romance, aportando un soplo de aire fresco y una visión diferente a lo que está sucediendo.

Aunque es evidente que ha perdido algo de la frescura y la novedad que se respiraba en la primera entrega, la novela no se lee como un libro de transición, como suele ser el segundo de una trilogía, sino que el escenario inédito plantea la trama como una especie de nuevo principio para el devenir de los muchachos en circunstancias todavía más oscuras; si la vida ya era dificil, y en muchas ocasiones aterradora, en el Laberinto, aquí es todavía más dura y con más peligros si cabe.

Los personajes obviamente arrastran todo lo sucedido anteriormente —y ahí están, por ejemplo, las reiteradas referencias al asesinato de Chuck—, están curtidos y con heridas de esas que no se ven pero que marcan interiormente, pero en este libro van a «crecer» auténticamente, van a madurar —aunque sea a golpes—, van a tomar decisiones difíciles en las situaciones más complicadas y aunque no siempre sean las más acertadas sí que van a estar siempre plenamente justificadas dentro de lo que les ha tocado vivir. Las duras experiencias les van moldeando y se empieza a vislumbrar un patrón debajo de las cosas que les están sucediendo. Precisamente «variables» y «patrones» se encuentran en el sustrato de toda la historia, de todo lo que tiene planeado CRUEL supuestamente para salvar los restos de la Humanidad. Y surgen las preguntas, muchas de cierto calado moral: La eterna ¿el fin justifica los medios? que se concreta en otras más particulares como ¿es buena CRUEL? ¿Persigue un fin benigno a través de pruebas moralmente reprobables? ¿Se puede salvar vidas a costa de la muerte de otros?

Como ciencia ficción distópica se echa quizá un poco en falta conocer algo más de la situación general de la Tierra, obtener algo más de análisis y profundidad en las causas que han llevado hasta ese momento... No obstante, lo cierto es que contado desde la óptica de unos muchachos a los que se les ha borrado la memoria y se enfrentan al día a día sin saber qué les espera en el futuro, el lector va a ir conociendo al mismo tiempo que ellos el desastroso estado del planeta y sus habitantes, y las circunstancias que han llevado hasta ese desenlace catastrófico. Es de suponer que en el cierre de la trilogía Dashner ofrezca unas cuantas explicaciones para todas las dudas que ha ido sembrando.

Las pruebas es, básicamente, una carrera por la supervivencia, una sucesión de eventos o etapas —quizá peca precisamente de demasiado «episódica»— a cada cual más peligrosa que marcará la personalidad de los protagonistas. Un apocalíptico thriller de misterio destinado a un público juvenil adulto, con una intriga importante que deberá esperar a la última entrega de la trilogía para ser desvelada, con abundante acción que no hurta muertes, sangre y sufrimientos a sus protagonistas, que juega de forma retorcida con la psicología de los personajes —sobre todo en la «relación» entre Teresa y Thomas—, con lo que es real y lo que es falso, con las emociones de los implicados, retorciéndolas y manipulándolas para observar los resultados. A lo largo de la trama las nuevas preguntas se suceden mientras el lector obtiene algunas respuestas a cuestiones anteriores, dejando todo preparado para The Death Cure, donde se cerrará la trilogía.

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Reseña de otras obras del autor:

2 comentarios:

Cathy_Nephilin dijo...

Me gusta mucho esta trilogia y se ubica una escala por encima de
The hunger Games y es que apesar que llore con el final de esos libros y me gusto como trataron todo el tema de una dictadura sigo en mis 15 y jamas nadie me quitara de la cabeza que fue una historia de amor disfrazada de distopia y eso no me gusto :P lo de Finnick y Anni era creible pero lo demas 0 palabras. Aqui por otro lado es menos palpable y desde luego no el centro ''disfrazado'' de la historia.
Cada uno con lo suyo :P

Santiago dijo...

Hola Cathy_Nephilin.

Creo que habrá que esperar al último libro de esta trilogía para ver cómo termina la historia y poder valorarla en conjunto. Pero sí es cierto que mientras "Los Juegos del Hambre" abusaba de alguna manera de la repetición de una fórmula, aquí el segundo libro es totalmente diferente del primero, cosa muy de agradecer.

Esperemos que el final esté a la altura.

Saludos.