H.P. Lovecraft.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Fábulas de Albión /
Nevsky Prospects. Madrid, 2013. Título original: The Shadow out
of Time. Traducción: Jon Bilbao. 124 páginas.
Supongo que intentar a
estas alturas presentar a los degustadores de género «fantásico»
―a cualquier amante de la buena Literatura― a H.P. Lovecraft,
el genial escritor de Providence y máximo exponente del
Horror Cósmico, es una tarea innecesaria, dado que ya sea por
haber leído sus obras ―que sería lo más recomendable―, haber
visto alguna de sus adaptaciones ―no demasiado afortunadas― al
cine o ―las algo más satisfactorias― al cómic, haber jugado a
alguno de los juegos de rol basados en su universo creativo o por la
penetración en la «mente colectiva» del simple término «Cthulhu»,
es difícil permanecer ajeno a su conocimiento. Sin embargo, también
es cierto que el mercado editorial de nuestro país hace más fácil
acceder a todos estos productos derivados antes que al original
traducido al español ―ediciones las hay, ya con sus añitos y que
no suelen estar disponibles de forma habitual en muchas librerías―.
Así que es muy de agradecer una iniciativa como la de Nevsky /
Fábulas de Albión de reeditar con una nueva traducción, más
acorde al gusto moderno pero sin perder por ello en absoluto el
estilo tan característico de Lovecraft, y hacer así más
accesible, una de las obras más significativas dentro del «corpus»
de los Mitos de Cthulhu: La sombra fuera del tiempo
―publicada en español anteriormente como En la noche de los
tiempos o La sombra de otro tiempo―. Una
novela corta escrita entre noviembre de 1934 y febrero de 1935, pero
publicada originalmente por primera vez en junio de 1936 en la
revista Astounding Stories con una versión de la que
el autor no se encontraba totalmente satisfecho, pero que
posteriormente sería considerada como uno de sus mejores relatos.
La sombra fuera del
tiempo reúne todas las claves que han hecho famoso al Ciclo,
dando un repaso a todo su panteón e incluso plagando el texto de
referencias y guiños a otras obras del mismo, ya sean propias del
autor de Providence, como En las montañas de la locura
―con la que la que nos ocupa guarda un buen número de similitudes
como su escritura en primera persona o su carácter de ominosa
advertencia ante lo que nuestro mundo oculta y lo que podría deparar
para el futuro de la humanidad―, o a otras ajenas producto de
alguno de los componentes de su «círculo» epistolar como Robert
E. Howard o Clark Ashton Smith, creando así la sensación
de un universo ignoto de gran profundidad y riqueza.
Nathaniel Wingate
Peaslee es un profesor de economía de la Universidad de
Miskatonic que en 1908 sufre de forma inesperada un fuerte
«trastorno de la personalidad», del que saldrá en 1913 sin
recordar nada de ese periodo de cinco años durante los que todos sus
allegados, menos su hijo, le abandonaron por su errático
comportamiento y que para él permanecen velados. La amnesia y los
extraños, y aterradores, sueños recurrentes que le asaltan noche tras
noche, le llevarán a intentar descubrir las razones e intenciones de
su inexplicable forma de actuar de esos años A pesar de que los
datos que va recopilando ofrecen una lectura más que ominosa de lo
sucedido, realizrá ciertas investigaciones cuyos empeños y
resultados confiará a su hijo, compañero también en la «aventura»,
por medio de una profusa carta.
Y es que, ¿son reales
esos sueños cada vez más vívidos? ¿Son fruto de su trastorno
mental? ¿Se trata de falsos o de verdaderos recuerdos? ¿Memorias
reprimidas? ¿Imaginación desorbitada por las lecturas a las que le
lleva su documentación sobre el fenómeno? ¿Retazos de otra
personalidad? ¿Ecos de un pasado distante? La investigación de
Peaslee, que le llevará incluso a viajar hasta Australia en
pos de unas ruinas arqueológicas cuyo estudio pudiera arrojar cierta
luz sobre parte del misterio, permite a Lovecraft poner ante los
lectores la historia de la Gran Raza de Yith y de ciertos
«antagonistas» de la misma que conforman buena parte de la
cosmogonía del autor. Seres primigenios, antiguas culturas, cultos
esotéricos, manuscritos arcanos, signos grabados en lenguas
ilegibles de origen ancestral, maquinaria inexplicable… Y por
encima de tono la creciente atmósfera ominosa que va creando el
relato de Peaslee, el sentimiento de inevitable fatalidad, de ruina
inminente, de horror cósmico y secreta amenaza.
Sin embargo, si se decide
que el relato del profesor Peaslee es cierto ―y Lovecraft,
con su estilo de sugerir más que de dar certezas juega bastante al
despiste―, alguno de sus elementos primordiales acercarían la
obra, sobre todo en su trasfondo, quizá más a la ciencia ficción
pulp que a la fantasía oscura o al horror puro ―aunque conforme se
acerca su final Lovecraft va aumentado de forma exponencial el
desasosiego en los lectores― que el autor venía desarrollando
hasta entonces: el decidido origen alienígena de la Gran Raza, los
«viajes» en el tiempo y el espacio, el intercambio de mentes entre
diferentes cuerpos, la búsqueda de conocimientos a través de las
eras como la única forma de evitar el caos, el evidente «sentido de
la maravilla» todavía hoy palpable…, se entremezclan con los
grandes escenarios cósmicos y la agobiante atmósfera de las
antiguas ruinas cubiertas por la arena del desierto y erosionadas por
el inmisericorde paso del tiempo.
La nueva traducción, de
la mano del escritor Jon Bilbao, mantiene el tono «arcaico»
de Lovecraft, pero adaptándolo o acercándolo a un «gusto» más
moderno, dando cuenta de una prosa quizá no tan recargada como nos
acostumbraron anteriores traductores, más fluida y, desde luego, con
un vocabulario más actual, aunque con todo su exceso estilístico y
recursivo intacto. La edición viene acompañada, además, de una
Introducción a cargo de Javier Calvo con reflexiones sobre la profundidad psicológica de la obra y el posible
camino que hubiera tomado el ciclo si no hubiera fallecido Lovecraft,
y de un interesante Prólogo de la mano de Bilbao, con
ciertas claves sobre el estilo y lenguaje del autor, y la forma de
enfrentarlos desde la óptica de la traslación a otro idioma.
La sombra fuera del
tiempo da cuenta de la magnífica madurez literaria de Lovecraft,
cuya prematura muerte en 1937, a los 46 años de edad, muy
posiblemente privó a sus lectores de otras obras de gran calado como
ésta y de descubrir los nuevos derroteros temáticos y genéricos
que aparentemente empezaba a explorar. Se trata, por tanto, de una
gran oportunidad para leer/releer una de las «grandes novelas
cortas» clásicas de la Literatura Fantástica de todos los tiempos.
Un acierto.
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