viernes, 20 de diciembre de 2013

Reseña: La sombra fuera del tiempo

La sombra fuera del tiempo.

H.P. Lovecraft.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Fábulas de Albión / Nevsky Prospects. Madrid, 2013. Título original: The Shadow out of Time. Traducción: Jon Bilbao. 124 páginas.

Supongo que intentar a estas alturas presentar a los degustadores de género «fantásico» ―a cualquier amante de la buena Literatura― a H.P. Lovecraft, el genial escritor de Providence y máximo exponente del Horror Cósmico, es una tarea innecesaria, dado que ya sea por haber leído sus obras ―que sería lo más recomendable―, haber visto alguna de sus adaptaciones ―no demasiado afortunadas― al cine o ―las algo más satisfactorias― al cómic, haber jugado a alguno de los juegos de rol basados en su universo creativo o por la penetración en la «mente colectiva» del simple término «Cthulhu», es difícil permanecer ajeno a su conocimiento. Sin embargo, también es cierto que el mercado editorial de nuestro país hace más fácil acceder a todos estos productos derivados antes que al original traducido al español ―ediciones las hay, ya con sus añitos y que no suelen estar disponibles de forma habitual en muchas librerías―. Así que es muy de agradecer una iniciativa como la de Nevsky / Fábulas de Albión de reeditar con una nueva traducción, más acorde al gusto moderno pero sin perder por ello en absoluto el estilo tan característico de Lovecraft, y hacer así más accesible, una de las obras más significativas dentro del «corpus» de los Mitos de Cthulhu: La sombra fuera del tiempo ―publicada en español anteriormente como En la noche de los tiempos o La sombra de otro tiempo―. Una novela corta escrita entre noviembre de 1934 y febrero de 1935, pero publicada originalmente por primera vez en junio de 1936 en la revista Astounding Stories con una versión de la que el autor no se encontraba totalmente satisfecho, pero que posteriormente sería considerada como uno de sus mejores relatos.

La sombra fuera del tiempo reúne todas las claves que han hecho famoso al Ciclo, dando un repaso a todo su panteón e incluso plagando el texto de referencias y guiños a otras obras del mismo, ya sean propias del autor de Providence, como En las montañas de la locura ―con la que la que nos ocupa guarda un buen número de similitudes como su escritura en primera persona o su carácter de ominosa advertencia ante lo que nuestro mundo oculta y lo que podría deparar para el futuro de la humanidad―, o a otras ajenas producto de alguno de los componentes de su «círculo» epistolar como Robert E. Howard o Clark Ashton Smith, creando así la sensación de un universo ignoto de gran profundidad y riqueza.

Nathaniel Wingate Peaslee es un profesor de economía de la Universidad de Miskatonic que en 1908 sufre de forma inesperada un fuerte «trastorno de la personalidad», del que saldrá en 1913 sin recordar nada de ese periodo de cinco años durante los que todos sus allegados, menos su hijo, le abandonaron por su errático comportamiento y que para él permanecen velados. La amnesia y los extraños, y aterradores, sueños recurrentes que le asaltan noche tras noche, le llevarán a intentar descubrir las razones e intenciones de su inexplicable forma de actuar de esos años A pesar de que los datos que va recopilando ofrecen una lectura más que ominosa de lo sucedido, realizrá ciertas investigaciones cuyos empeños y resultados confiará a su hijo, compañero también en la «aventura», por medio de una profusa carta.

Y es que, ¿son reales esos sueños cada vez más vívidos? ¿Son fruto de su trastorno mental? ¿Se trata de falsos o de verdaderos recuerdos? ¿Memorias reprimidas? ¿Imaginación desorbitada por las lecturas a las que le lleva su documentación sobre el fenómeno? ¿Retazos de otra personalidad? ¿Ecos de un pasado distante? La investigación de Peaslee, que le llevará incluso a viajar hasta Australia en pos de unas ruinas arqueológicas cuyo estudio pudiera arrojar cierta luz sobre parte del misterio, permite a Lovecraft poner ante los lectores la historia de la Gran Raza de Yith y de ciertos «antagonistas» de la misma que conforman buena parte de la cosmogonía del autor. Seres primigenios, antiguas culturas, cultos esotéricos, manuscritos arcanos, signos grabados en lenguas ilegibles de origen ancestral, maquinaria inexplicable… Y por encima de tono la creciente atmósfera ominosa que va creando el relato de Peaslee, el sentimiento de inevitable fatalidad, de ruina inminente, de horror cósmico y secreta amenaza.

Sin embargo, si se decide que el relato del profesor Peaslee es cierto ―y Lovecraft, con su estilo de sugerir más que de dar certezas juega bastante al despiste―, alguno de sus elementos primordiales acercarían la obra, sobre todo en su trasfondo, quizá más a la ciencia ficción pulp que a la fantasía oscura o al horror puro ―aunque conforme se acerca su final Lovecraft va aumentado de forma exponencial el desasosiego en los lectores― que el autor venía desarrollando hasta entonces: el decidido origen alienígena de la Gran Raza, los «viajes» en el tiempo y el espacio, el intercambio de mentes entre diferentes cuerpos, la búsqueda de conocimientos a través de las eras como la única forma de evitar el caos, el evidente «sentido de la maravilla» todavía hoy palpable…, se entremezclan con los grandes escenarios cósmicos y la agobiante atmósfera de las antiguas ruinas cubiertas por la arena del desierto y erosionadas por el inmisericorde paso del tiempo.

La nueva traducción, de la mano del escritor Jon Bilbao, mantiene el tono «arcaico» de Lovecraft, pero adaptándolo o acercándolo a un «gusto» más moderno, dando cuenta de una prosa quizá no tan recargada como nos acostumbraron anteriores traductores, más fluida y, desde luego, con un vocabulario más actual, aunque con todo su exceso estilístico y recursivo intacto. La edición viene acompañada, además, de una Introducción a cargo de Javier Calvo con reflexiones sobre la profundidad psicológica de la obra y el posible camino que hubiera tomado el ciclo si no hubiera fallecido Lovecraft, y de un interesante Prólogo de la mano de Bilbao, con ciertas claves sobre el estilo y lenguaje del autor, y la forma de enfrentarlos desde la óptica de la traslación a otro idioma.

La sombra fuera del tiempo da cuenta de la magnífica madurez literaria de Lovecraft, cuya prematura muerte en 1937, a los 46 años de edad, muy posiblemente privó a sus lectores de otras obras de gran calado como ésta y de descubrir los nuevos derroteros temáticos y genéricos que aparentemente empezaba a explorar. Se trata, por tanto, de una gran oportunidad para leer/releer una de las «grandes novelas cortas» clásicas de la Literatura Fantástica de todos los tiempos. Un acierto.

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