Magín Méndez Sanguos.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ediciones El Transbordador. Col. Diversiones # 2. Málaga, 2017. 26 páginas.
En el proceloso mundo de la edición, dominado por un par de grandes sellos, las pequeñas editoriales no sólo tienen que ofrecer productos atractivos e interesantes, sino dar cuenta de un derroche de imaginación capaz de atraer y fidelizar a sus lectores en un mercado cada vez más inmisericorde con los peces chiquitos. Muchas son las iniciativas que hemos visto nacer en años recientes en nuestro país, siendo una de ellas la de Ediciones El Transbordador que, además, de una fluida comunicación con sus posibles seguidores, tuvo en un momento determinado la idea, que incluso podría parecer disparatada, de regalar relatos encuadernados en cuadernillos —también en digital— con obras de algunos de sus autores. La colección gratuita Diversiones se inauguró en 2016 con Los polvorones de la traición, relato noir-navideño de Fran Romero y para su segundo número, con motivo del Día del Libro de 2017, el elegido ha sido este Gaijin! que nos ocupa; una ucronía que parte de un punto Jombar que hizo variar el resultado de la II Guerra Mundial tal y como nosotros lo conocemos, y que luego prosigue en nuestros días como un thriller detectivesco en un mundo dominado por Japón.
En la madrugada del 6 de agosto de 1945, en la isla de Tinian, en el mar de Filipinas, un B-29 llamado Enola Gay está siendo preparado para la misión que podría terminar con la II Guerra Mundial en el escenario bélico del Pacífico. Sin embargo, poco después todas las islas del archipiélago de las Marianas han sido arrasadas y la Historia, tal y como nosotros la conocemos, va a dar un giro radical. Méndez Sanguos elige un momento decisivo en la Historia de la humanidad y pone en marcha los factores que llevarán a una línea temporal muy alejada de nuestra realidad.
Tras el impactante inicio, la acción salta hasta 2017, con un mundo dominado por el Imperio japonés, para centrarse en la investigación criminal del asesinato de un gaijin en un Japón en el que los extranjeros tienen vetada la entrada y son muy pocos los que residen legalmente allí. La muerte violenta de uno de ellos, al que además la policía no puede identificar, es un asunto de lo más turbio y sospechoso. La detective Haruka Hamamiya se verá obligada a colaborar con Masato Ishiguro, un oficial de la Kempei Tai, autoritario, dominante y bastante desagradable. Parece inevitable que en su obligada colaboración salten chispas, sobre todo por lo muy diferente de sus métodos, aunque también haya algún momento irónicamente divertido.
La investigación criminal llevará a la pareja hasta el submundo de Kyoto y a viajar hasta unos depauperados Shin Estados Unidos, destacando el autor en la creación de un mundo dominado por el tiránico imperialismo japonés. A pesar de la brevedad de la obra, Méndez Sanguos introduce con acierto, a modo de pinceladas en medio de la acción, las referencias y detalles necesarios para construir un escenario tan intrigante e inquietante, como atractivo —como lugar donde situar la aventura, no donde vivir precisamente—. Mientras la detective intenta hacer su trabajo de la forma más correcta y humana posible, Ishiguro se deja llevar por su racismo innato, marcado por las secuelas de la represión de los «subversivos» en los países conquistados y por la falta de empatía para todos aquellos que ve como inferiores a él. El autor crea una red de misterio e intriga, que se unen en la resolución de un asesinato que oculta más de lo que parece.
Aunque el relato destaca precisamente en esa creación del mundo ya mencionada, sin embargo, tras la magnífica construcción del escenario y caracterización de los personajes, la narración se hace demasiado corta, algo inconcluyente, como si fuera el inicio de una obra mayor. Aunque tiene entidad autoconclusiva y podría quedarse perfectamente así, también se siente que podría ser la introducción a una aventura que apenas comienza, ya que deja unas cuantas ideas muy interesantes en el aire, yendo de una forma muy directa al desenlace, y hace desear que el autor hubiera profundizado un tanto más en el trasfondo, en los pasos de la investigación y en sus consecuencias. Y, sobre todo, cruzando los dedos para que escriba alguna continuación y desvele lo sucedido tras el final del relato.
Entrando en las procelosas aguas de los gustos y prejuicios subjetivos, debo decir que el uso continuo de oraciones con autonomía propia como «falsas» subordinadas, abusando del uso de comas cuando lo preceptivo sería un punto, puede llegar a entorpecer en momentos puntuales la lectura, lastrando el ritmo adecuado y la cadencia de la lectura. No obstante, una vez el lector se va adaptando al estilo del autor, a una voz propia y llamativa, la prosa no desmerece y sirve a la perfección a la historia, acompañando en un buen rato de lectura.
Gaijin! es un breve y sugerente relato que deja con ganas de más y que da ejemplo del buen trabajo que la editorial está realizando, tanto en la publicación de sus autores como en la ardua tarea de promoción y difusión de sus obras. Merece la pena leerlo y, además, es gratis. ¿Se puede pedir más? Ya lo dice el refrán: «Quien regala bien vende, si quien lo recibe lo entiende».
4 comentarios:
Hola :) Justo me lo cogí en cuanto lo vi, tenía muy buena pinta y veo que no me equivoque. De mis próximas lecturas breve, eso seguro. Un abrazo^^
A mi, personalmente, me hubiera gustado que el autor desarrollase más todo el tema de la investigación, pero no por ello deja de ser un buen relato ;-)
Saludos
Tiene una pinta estupenda :D
Como digo, quizá se queda corto en el tema de desarrollar la investigación, que va un poco a saltos; pero el tema ucrónico está bien llevado.
Saludos
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