jueves, 11 de enero de 2007

Reseña: Operación Proteo

Operación Proteo.

James P. Hogan.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Libros del Atril. Col. Omicrón # 3. Barcelona, 2006. Título original: The Proteus Operation. Traducción: Xavier Riesco Riquelme. 511 páginas.

La novela empieza como una ucronía al uso: Nos encontramos en 1974 y las fuerzas del Eje que ganaron la II Guerra Mundial se han ido anexionando prácticamente todas las naciones de la Tierra, excepto Australia y Estados Unidos; países que viven en el aislamiento y casi en la miseria a la espera de caer también ellos mismos bajo el yugo del fascismo.

Entonces da un giro hacia las historias de viajes en el tiempo: Se pone en marcha la Operación Proteo, que pretende enviar un grupo de científicos, políticos, especialistas y soldados al pasado para “arreglar” la situación y conducir a un mundo donde la situación sea diferente y los Aliados venciesen en la guerra. Para ello, entre otras cosas, deberán contactar con Churchill, persona que en su propio mundo sufrió el ostracismo de los suyos y abandonó en la práctica la política a las puertas de la II Guerra Mundial, y que los expertos de 1974 han señalado como la figura clave para revertir la situación a otra más favorable.

Y desde este planteamiento, la novela se abre en varios frentes y comienzan, o continúan, las peripecias; convirtiéndose por otro lado en una novela donde cobra vital importancia la mecánica cuántica que postula la existencia de múltiples universos, utilizada aquí, sobre todo, como la mejor manera de evitar las temibles paradojas que se producen habitualmente cuando hablamos de viajes en el tiempo.

El autor desarrolla brillantemente por un lado un thriller político, con diversos personajes tratando de mover los hilos que han de llevar a Churchill a una posición de influencia en el gobierno británico, y otros que intentarán que los EE.UU. se embarquen en una guerra que sus gobernantes y muchos ciudadanos no terminan de ver como necesaria; por otro nos conduce por una historia bélica, de comandos, llena de emoción y de escenas espectaculares; y por un tercero nos muestra la más sosegada, pero no exenta de tensiones, línea de investigación científica en torno a la máquina que permite el vieja espacio-temporal, auténtico motor de la narración que permite todo lo demás.

No falta de nada: acción, humor, intriga, algo de amor, espionaje, tristeza, tensión, suspense…

Como en el caso de Roma eterna, dejaré para lectores más doctos en Historia la discusión sobre si los personajes que realmente existieron en nuestro mundo están bien o mal reflejados en este otro en el que el autor les ha hecho vivir. No conozco lo suficiente la historia del comienzo de la II Guerra Mundial para poder decir si tal o cual evento, persona o detalle podrían en verdad haber cambiado del modo que se nos indica el devenir de la historia y haber desembocado en tales consecuencias; pero para mí, desde luego, tal y como están reflejados se me antojan verídicos y bien retratados: desde la idea que nos ha llegado de un Churchill irreductible, luchador sin rendición, hasta la de un Einstein genio despistado reclutado aquí para resolver ciertos problemas en la máquina temporal, pasando por otros muchos que van desfilando por la novela aportando su particular granito de arena.

Todos los personajes, tanto los que existieron en nuestro mundo como los que el autor se ha inventado para está ficción, encajan perfectamente en la narración, sin fisuras entre unos y otros, cumpliendo como debe ser con sus cometidos destinados a conseguir que su mundo no se vea abocado a la dominación fascista. Y si los personajes llamémosles históricos no están reflejados exactamente como sabemos que fueron en nuestro propio pasado, debemos recordar al fin y al cabo que el del libro no es exactamente nuestro pasado, con lo que todo cambio en la personalidad o en la vida de los mismos es totalmente lícita en bien de la intriga y de la resolución de lo narrado.

Una narración, por otra parte, que sólo se me antoja ligeramente tediosa en los escasos y breves momentos en que el autor pone en boca de los científicos la explicación cuántica de los viajes en el espacio-tiempo y del funcionamiento de la propia máquina que los hace posible; explicación por otra parte absolutamente necesaria para justificar dónde y cuándo van los protagonistas que cruzan a través de la puerta, y para impulsar la propia narración hacia su desarrollo lógico y coherente.

A su vez, sólo he encontrado incongruente, o más bien inverosímil, un detalle sobre la forma de llegar de un par de comandos a su objetivo militar en la misión que finalmente tienen que desarrollar en suelo enemigo; pero me permitirán, creo, mis lectores que no me explaye precisamente en ello en aras de no estropear la emoción, la sorpresa y la tensión de esa misma misión con detalles que es mejor ir descubriendo por uno mismo.

En definitiva una lectura trepidante, interesante, instructiva y placentera. He cerrado el libro con una auténtica sensación de satisfacción, lo que no es, en absoluto, poco.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye Yago puede que esto este pillado por los pelos pero el argumento, de que la II guerra mundial la ganaron los nazis y los japoneses, y viendo que el mundo no es como deberia ser, ¿no se parece un poco al libro El hombre ne el castillo de Philip K. Dick?

Último Íbero dijo...

Pse, es una ucronía muy típica. Lo que es repetitivo es lo de "vamos a mandar un comando a cambiar el pasado y que se quede como nuestro presente". Joer, es el mismo argumento del libro de Orson Scott Card de "La redención de Cristobal Colón".

Santiago dijo...

Vamos a ver, lo de que los nazis y japoneses ganaron la II Guerra Mundial es cierto que se ha usado porrón de veces (y es que da mucho juego); pero en este caso concreto no tiene demasiado parecido con "El hombre en el castillo " de Dick.

Y lo que no termino de ver en absoluto es lo de meter aquí la mención a la aburrida "La redención de Cristobal Colón".

Además --¡y esto puede considerarse spoiler, así que cada uno lea según su conciencia!-- en Operación Proteo la intención no es exactamente que las cosas se queden como en nuestro presente (presente que los protagonistas no conocen ni sospechan), sino acercarse a una línea temporal que tienen por referencia en la que Hitler ni siquiera llegó al poder y el mundo del futuro es idílico y maravilloso. Cosas de la mecánica cuántica y tal. Querría haber profundizado más sobre esto en la reseña, pero es que es muy difícil sin destripar detalles importantes del libro.

Último Íbero dijo...

La mención viene del hecho de que en ambos libros, por lo que comentas de este, se decide mandar un "comando" a cambiar el pasado porque la cosa está muy malita.

Santiago dijo...

Hombre, en este se manda un "comando" porque estamos hablando de la II Guerra Mundial. Es decir se manda a un grupo de soldados especialmente preparados a una guerra "moderna".

Aparte de, como ya indicaba, que la trama del comando es una línea entre varias; preparada casi como última opción. Una bala en la recámara, para entendernos.