Kate Daniels 2.
Ilona
Andrews.
Reseña
de: Jamie
M.
Versátil.
Barcelona,
2010. Título original: Magic Burns. Traducción: Daniel Aldea
Rossell.365 páginas.
Este
segundo libro de la serie se abre poco después de que terminase el
anterior, La
magia muerde;
Kate (una mercenaria paranormal residente en la Atlanta
de
un mundo alternativo donde la magia y la tecnología se suceden en
oleadas causando estragos y propiciando nuevas maneras de entender la
realidad y de vivir en ella) preocupada por su situación financiera
se ha visto obligada a aceptar un puesto dentro de la Orden
al
tiempo que investiga ciertos casos trabajando para el Gremio
de Mercenarios.
La mayor frecuencia y duración de las olas de magia hace sospechar
que se avecina una erupción, un periodo de magia desatada y mucho
más poderosa de lo habitual, y donde los seres dotados de poderes
verán los mismos enormemente aumentados e inesperadas criaturas
pueden hacer acto de presencia.
En
medio de estas circunstancias, Kate, tras lidiar con un “especial”
pirómano, recibe el encargo de recuperar unos mapas robados a la
Manada
de
los cambiaformas por un enigmático arquero con la capacidad de
teletransportarse, un caso que la llevará a seguir la pista de un
fallido aquelarre de brujas, a acoger bajo su ala a una confusa
jovencita tras la que van unos poderosos y temibles seres mientras
busca a su madre, a mediar ante Curran por una pareja que desea su
permiso para poder casarse, a mezclarse peligrosamente con ciertas
tradiciones célticas, a unirse con un licántropo y un vampiro en
una inestable alianza, y a luchar denodadamente por su vida
arriesgándola sin embargo en numerosas ocasiones.
Andrews
demuestra
una profunda documentación mitológica, bien sintetizada y plasmada
de forma atractiva dentro de la acción. Ha creado un mundo realmente
intrigante y ahora se dedica a aumentar sus límites de formas
insospechadas, pero enormemente entretenidas. La
magia quema
es
una Fantasía
Urbana,
con toques oscuros y algo de romance, un vehículo literario lleno de
acción que sin embargo formula algunas preguntas interesantes,
demostrando una humanidad, una empatía, muchas veces ajena al
género. Kate sabe que a veces hay cosas, ideas o personas por las
que merece sacrificar la vida, y Julie
es
una de ellas. La protagonista es una chica dura, realista, pero con
un gran corazón; en ocasiones actúa por impulso antes de pensar, y
muchas veces su boca, o más bien los exabruptos que salen por ella,
la pierden y mejor estaría callada, pero al mismo tiempo lo que dice
es lo que cualquier persona “normal” pensaría si se encontrase
en las situaciones en las que se ve continuamente envuelta, así que
es fácil empatizar con ella. A lo largo de las páginas de la
novela, narradas en primera persona por la propia Kate, se van a ir
desvelando ciertos secretos de su pasado que explican la profundidad
de sus poderes y miedos, consiguiendo que el lector la vaya
conociendo mejor, entendiendo lo que la ha llevado a ser como es y a
actuar como actúa, y planteando nuevos interrogantes para futuras
entregas.
En medio de tanta tensión y violencia, de tanta amenaza sangrienta, la protagonista no se priva de lanzar réplicas agudas y divertidas que suavizan con un humor directo las difíciles relaciones en las que se ve envuelta; la protagonista habla primero y piensa después, sin preocuparse de todos los problemas que eso pueda traerle. La palpable tensión sexual entre Kate y Curran, que impregna todos sus diálogos y escenas, crea un contrapunto inestable en su forma de actuar, con la protagonista resistiendo contra viento y marea y el alfa insistiendo sin demasiada sutileza. El que Kate no caiga rendida a las primeras de cambio demuestra la habilidad de Andrews para llevar la relación a un terreno impredicible donde dos personalidades arrolladoras deben terminar por chocar. No será aquí todavía, sin embargo.
En medio de tanta tensión y violencia, de tanta amenaza sangrienta, la protagonista no se priva de lanzar réplicas agudas y divertidas que suavizan con un humor directo las difíciles relaciones en las que se ve envuelta; la protagonista habla primero y piensa después, sin preocuparse de todos los problemas que eso pueda traerle. La palpable tensión sexual entre Kate y Curran, que impregna todos sus diálogos y escenas, crea un contrapunto inestable en su forma de actuar, con la protagonista resistiendo contra viento y marea y el alfa insistiendo sin demasiada sutileza. El que Kate no caiga rendida a las primeras de cambio demuestra la habilidad de Andrews para llevar la relación a un terreno impredicible donde dos personalidades arrolladoras deben terminar por chocar. No será aquí todavía, sin embargo.
Curran
crece
como personaje, mostrando una faceta no más tierna (sigue siendo el
mismo matón prepotente y violento de la anterior novela), pero al
menos sí más conscientemente moral, colocando el Honor y el
sacrificio desinteresado muy por encima de otras consideraciones.
El
personaje de Bran,
en un principio un pícaro ladrón que irá demostrando ser mucho más
a lo largo de la novela, se hace simpático y reprobable a un tiempo,
llegando a alcanzar una importancia vital en la trama. Seguro de sí
mismo, fanfarrón, conquistador infatigable, acostumbrado a salirse
siempre con la suya, intrépido y sinvergüenza, caradura y
mujeriego, consigue hacerse un hueco en el corazón del lector casi
sin que uno se de cuenta. La enorme importancia que termina
adquiriendo en la historia y el interés sensual que demuestra por
ella pondrá en un brete a la protagonista y a la tensa relación que
mantiene con Curran y sus continuadas atenciones.
Sin duda uno de los grandes aciertos de la “autora” es haber rodeado a la protagonista de un gran plantel de interesantes secundarios, cada cual con su propia personalidad y sus propios problemas: Andrea, Red, Saiman, Julie, Derek, Ghastek... dan la réplica perfecta en todo momento a Kate.
Sin duda uno de los grandes aciertos de la “autora” es haber rodeado a la protagonista de un gran plantel de interesantes secundarios, cada cual con su propia personalidad y sus propios problemas: Andrea, Red, Saiman, Julie, Derek, Ghastek... dan la réplica perfecta en todo momento a Kate.
La
magia quema
es
un libro con un ritmo vertiginoso (quizá incluso demasiado) que no
da descanso ni respiro en momento alguno, lleno de emoción, de
violencia, de energía, de sangre, de humor, de misterio, de un
montón de seres sobrenaturales con su propia idiosincrasia y cierta
originalidad de la que ya hacía gala en la primera entrega, de un
toque de romance... Un producto de consumo rápido, un pasapáginas
de lectura celérica, de entretenimiento puro que no deja
insatisfecho, con ciertos elementos y detalles, nimios, que se
perciben como fallidos (¿por qué en las olas mágicas fallan las
tecnologías más modernas, pero otras más antiguas no?), pero que
terminan no importando en absoluto. Un libro, sin duda, superior al
anterior, con una trama más sólida, con una mayor profundidad de
escenario y personajes y un desarrollo más firme, y que deja con
ganas de más. Estoy deseando que la editorial publique el tercero.
==
Reseña de otras obras de la autora:
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