Stephen Baxter.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
La Factoría de Ideas. Col. Solaris ficción # 144. Madrid, 2010. Tíulo original: Flood. Traducción: Ainara Echaniz Olaizola. 447 páginas.
Hacía
cinco años, cuando Lily había llegado para trabajar en la embajada
americana, España ya estaba sumida en el desastre. El país estaba
dividido por separatistas y tensiones étnicas propias, que abarcaban
desde los prejuicios centenarios heredados de la invasión musulmana del
siglo VIII hasta las divisiones tóxicas provocadas por la guerra civil
en el siglo XX. Ahora toda esa amalgama se veía exacerbada por la
influencia masiva de inmigrantes de un África que se desertizaba por
momentos. La gota que había colmado el vaso y que había facilitado la
desintegración del país había sido un golpe de Estado contra la
monarquía impulsado por la derecha política.
Mientras
las fuerzas de paz y las ayudas internacionales trabajaban sobre el
terreno, las grandes influencias de la escena global habían empezado a
moverse: por un lado, multinacionales agresivas e instituciones
financieras que buscaban el provecho económico de la reconstrucción de
un Estado hecho trizas; y por otro, agentes que azuzaban la ira de las
masas creando revueltas y anunciando la necesidad de acudir al
terrorismo. Las escisiones aumentaron e incluso se superpusieron unas a
otras, y España se desintegró, se convirtió en un Estado fragmentado, en
un Líbano occidental. Al parecer, ahora incluso las grandes ciudades,
como Barcelona habían caído en manos de facciones armadas.
Analizado desde el corazón del conflicto, el calidoscopio de luchas y frágiles alianzas era desconcertante y cambiaba cada minuto. De hecho, al principio Lily había caído prisionera de un grupo fundamentalista islámico que había derribado su helicóptero Chinook. Y ahora estaba en manos de extremistas cristianos.
Analizado desde el corazón del conflicto, el calidoscopio de luchas y frágiles alianzas era desconcertante y cambiaba cada minuto. De hecho, al principio Lily había caído prisionera de un grupo fundamentalista islámico que había derribado su helicóptero Chinook. Y ahora estaba en manos de extremistas cristianos.
A pesar de que lo anterior tan solo es la introducción y poca de la acción posterior se va a desarrollar en la Península Ibérica, lo cierto es que tal
vez cuando se escribió y publicó originalmente, cuando lo narrado se
desarrollaba en un «futuro cercano», no fuera el caso, pero a día de hoy
y, sobre todo, desde nuestra óptica particular, hay que afrontar la
lectura de esta novela como la de una ucronía, un What if...?,
una historia en una realidad alternativa o paralela a la nuestra, pero
que, desde luego, no tiene lugar en nuestra propia corriente temporal,
aunque bien puede servir de aviso.
Lily Brooke
es una piloto que, una vez liberada de su cautiverio ibérico, y gracias
a un particular «mecenas», entrará en un particular círculo de
amistades que la pondrá en el centro de las investigaciones sobre el
aumento del nivel de las mareas que se está produciendo a nivel mundial.
Sus contactos le permitirán mantenerse en, casi, primera línea de
muchos de los sucesos y de la información de mayor importancia que se
van a desarrollar en los siguientes 32 años, permitiéndole tener una
idea global del problema y encontrándose siempre a un paso de quienes
buscan una solución o, al menos, un paliativo a la tragedia humanitaria,
siendo de alguna manera una de los pocos «privilegiados» que ven como
su nivel de vida se mantiene a duras penas mientras el del común de la
Humanidad se desploma hasta la mera supervivencia. Su patrocinador, Nathan Lammockson
es un millonario que pone su fortuna al servicio, en principio
altruista, de encontrar una forma de que los humanos sobrevivan a la
subida del nivel de las aguas, aunque, capitalista hasta el fin, en
última instancia tan solo busca salvar su propio pellejo y el de los
«suyos» al precio que sea, incluso sacando beneficio económico ―cuando
todavía era posible― de la situación. Dueño de una compañía de
seguridad, contratará con una finalidad algo difusa a varios de los
rescatados, como Helen Gray o Gary Boyle,
quienes se dedicarán a encontrar una el bebe que tuvo en cautiverio y
que le fue arrebatado en el rescate quedando en manos de una facción
saudí, y ―como meteorólogo y técnico de la NASA que fuera antaño― a
investigar el origen real de la subida de las aguas el otro.
Es
esta una novela de «catástrofes», casi apocalíptica, con toda la
Humanidad en peligro, que va un paso más allá de las que tan de moda
estuvieron en cierto momento del siglo pasado, y que Baxter
ha actualizado para traerlas de alguna forma a nuestro siglo,
incluyendo temas ―ecológicos sobre todo, evidentemente, pero también
políticos y sociológicos como las crisis de refugiados o la
globalización― y tecnologías muy presentes en nuestro día a día ―aunque a
veces fuerce demasiado la credulidad, con el mantenimiento de las
redes de Internet más allá de un punto en que el simple mantenimiento se
antoja imposible, por ejemplo―.
Las
inundaciones provocan en todo el mundo migraciones masivas, el
nacimiento de nuevas sociedades, guerras fronterizas, histeria y
salvajismo general, y de alguna manera el autor propone un firme
posicionamiento a favor de la supervivencia del ser humano sea cual sea
el precio a pagar. La especie debe sobrevivir y Baxterdesesperados que
los que buscan soluciones reales, y los pocos equilibrios que se
alcancen en momentos puntuales pronto van a ser desestabilizados y
derribados por la presión de las circunstancias.
La
acumulación de datos, la descripción de los efectos de la subida de los
mares, la investigación de sus causas ―y aquí el autor no termina de
pronunciarse entre el calentamiento global provocado por la mano humana o
unas motivaciones más «naturales»―, las diversas respuestas, consiguen
crear en ciertos momentos en la mente del lector la sensación de que se
encuentra no exactamente ante una novela sino ante un docu-drama,
una recreación de esas que se dedican a reconstruir los hechos narrados
con actores en Discovery Channel o similar, con lo que, por muy
interesante que pueda ser ―que lo es― y de abundancia de escenas a
priori espectaculares ―la inundación de Londres, el paso de un huracán
por Nueva York...― no se produce una auténtica inmersión en la
narración, una implicación emocional con lo que le está sucediendo a los
protagonistas. Hay un cierto desapego en todos ellos, un
distanciamiento de lo que están viviendo, que se trasmite al lector y
que impide sumergirse a fondo en la narración.
Los
saltos de una localización a otra, según lo requiere el foco de
atención, y el cambio de personajes ―algunos con mucho interés y otros
totalmente supérfluos― para «asistir» a todos los hechos de relevancia,
con unas transiciones un tanto forzadas, no colaboran precisamente a
hacer fluida la lectura. Muy posiblemente, dado que la «acción» se
desarrolla a lo largo de más de tres décadas y de un extremo a otro de
la Tierra, sea algo muy difícil de evitar, pero la sensación es de una
historia excesivamente fragmentada más que episódica. Una sensación
incrementada porque junto a los protagonistas «principales», el elenco
de secundarios ―con frases o sin ellas― es, cuando menos, abundante y,
muchas veces, redundante e innecesario; desde la hermana de Lily, Amanda,
y sus hijos y todos los problemas y comidas de coco que acarrean con
ellos, pasando por algún novio ocasional que pone el necesario toque
sentimental en el relato, por un buen número de científicos cada cual
con su teoría sobre lo que está sucediendo o sus experimentos para
descubrirlo, por grupos supervivencialistas que van a intentar imponer
su propia ley libres de las restricciones de los estados, sociedades
indígenas que en un ejercicio de involución quieren volver a sus
supuestos «orígenes», militares que van a dejar de tener demasiado claro
a quién sirven, seguidores anónimos... es excesivo, y disperso.
No
obstante, conforme se acerca el final y más y más tierra va
desapareciendo bajo las aguas, la novela también va subiendo en interés y
emoción. Baxter se va progresivamente centrando en capítulos más
cortos, en escenas cada vez más concretas, acelerando la acción. El
drama y la tragedia se mascan en el ambiente, y el futuro de la
Humanidad se ve cada vez más negro, donde de pronto brilla una lucecita
de esperanza que dará lugar a una secuela titulada Arca
y que según cómo termina la novela va a cambiar totalmente de
escenario. Inundación es una lectura interesante, que hace reflexionar
no solo sobre ideas acerca de cómo estamos tratando a nuestro planeta,
sino también sobre temas como el capitalismo salvaje, el uso y abuso de
ciertas tecnologías, o sobre la forma de relacionarnos con los demás, al
fin y al cabo el hombre siempre ha sido un lobo para el hombre
y es en situaciones extremas cuando más patentemente queda demostrado.
Por el bien de la Humanidad, esperemos que Baxter no tenga demasiados
dones de profeta.
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