La Primera Ley: Libro III.
Joe Abercombrie.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Alianza editorial. Col. 13/20. Madrid, 2011. Título original: Last Argument of Kings. Traducción: Borja García Bercero. 903 páginas.
Con
la presente novela se cierra La Primera Ley, una trilogía que no debería ser pasada por
alto por cualquier lector aficionado a la fantasía con un toque oscuro y salvaje; es de remarcar que
en su cualidad de obra unitaria dividida en tres volúmenes es una
auténtica gozada poder leerla toda de un tirón, sin demasiadas esperas
entre un tomo y otro. Se captan así detalles y referencias que quizá se
hubieran perdido u olvidado en el tiempo pasado entre libro y libro o en lecturas
intermedias. Así que, para quien todavía no haya tenido la suerte de gozar de la trilogía
y disfrute de este tipo de género la recomendación es, primero, que la
lea sin dudarlo y, segundo, que lo haga de un tirón. Puede asustar por
el volumen total de páginas, pero sin duda merece la pena el esfuerzo y
el tiempo invertido —y no cansa en absoluto—.
De forma milimétricamente calculada las líneas principales que el autor había mantenido más o menos separadas hasta el momento empiezan a converger todas ellas y de forma paulatina, pero inevitable, en dirección a Adua, la capital de la Unión. Los protagonistas ven como sus vidas se ven encaminadas a interpretar su papel en el enfrentamiento definitivo que decidirá el sino de las diversas guerras en que se encontraban inmersos. En el norte Bethod se mantiene firme y tal vez tan solo su antiguo campeón pueda hacerle frente, así que Logen debe volver a su tierra acompañado de alguno de sus nuevos compañeros. En el sur los gurkos se han convertido en una amenaza aparentemente imparable dispuestos a acabar con su ancestral enemigo. De vuelta a la Unión Glokta, sin abandonar sus torturas a pesar de las obligaciones que le impone su nuevo estatus, se ve totalmente involucrado en los entresijos secretos de la alta política del reino, donde la lucha puede ser sigilosa, pero realmente cruenta. Jethal, dispuesto a abandonar la carrera militar para vivir en paz con la mujer amada va a descubrir de forma dolorosa que los mejores planes no están a salvo de las intrigas de los poderosos. Además, si no bastase con tantos frentes bélicos, la capital se va a ver amenazada por una rebelión interna de campesinos que complica todavía más las cosas. Y en medio de tanto caos, Bayaz, el primer mago, tiene una estrategia para resolverlo todo, aunque nadie es consciente del precio.
De forma milimétricamente calculada las líneas principales que el autor había mantenido más o menos separadas hasta el momento empiezan a converger todas ellas y de forma paulatina, pero inevitable, en dirección a Adua, la capital de la Unión. Los protagonistas ven como sus vidas se ven encaminadas a interpretar su papel en el enfrentamiento definitivo que decidirá el sino de las diversas guerras en que se encontraban inmersos. En el norte Bethod se mantiene firme y tal vez tan solo su antiguo campeón pueda hacerle frente, así que Logen debe volver a su tierra acompañado de alguno de sus nuevos compañeros. En el sur los gurkos se han convertido en una amenaza aparentemente imparable dispuestos a acabar con su ancestral enemigo. De vuelta a la Unión Glokta, sin abandonar sus torturas a pesar de las obligaciones que le impone su nuevo estatus, se ve totalmente involucrado en los entresijos secretos de la alta política del reino, donde la lucha puede ser sigilosa, pero realmente cruenta. Jethal, dispuesto a abandonar la carrera militar para vivir en paz con la mujer amada va a descubrir de forma dolorosa que los mejores planes no están a salvo de las intrigas de los poderosos. Además, si no bastase con tantos frentes bélicos, la capital se va a ver amenazada por una rebelión interna de campesinos que complica todavía más las cosas. Y en medio de tanto caos, Bayaz, el primer mago, tiene una estrategia para resolverlo todo, aunque nadie es consciente del precio.
A través de unas tramas perfectamente desarrolladas, ricas en detalles y matices, con abundancia de escenarios y de acción, Abercrombie
consigue transmitir con fuerza al lector las sensaciones y sentimientos
que los protagonistas están sintiendo en cada momento, como la angustia
y la desazón que provoca la espera de un ataque, la falta de esperanza
ante un asedio que se da por perdido pero en el que es imposible
rendirse, la impotencia de un guerrero berserker
al despertar de su furia y ver lo que ha causado, el anhelo imposible
de quien es rechazado por su amor y debe elegir entre su deber y lo que
le dicta el corazón, el miedo terrible del guerrero a decepcionar a los
que le rodean, la ambición desmedida de quien se cree poseedor de todas
las respuestas y por tanto piensa que todo y todos deben supeditarse a
él, el sufrimiento de los soldados y los civiles ante los elementos
meteorológicos...
Los
personajes deben aceptar y hacer suyos unos destinos que parece que
otras personas habían elegido por ellos por poco gratos que sean y que
no esconden lo que ellos esperaban en sus sueños o deseos. Las
auténticas naturalezas de los protagonistas, a través de un perfecto
trabajo de caracterización y «crecimiento» personal, salen a flote
mostrando aquello que muchas veces ocultaban incluso para sí mismos. Y
si se le ha cogido cariño a alguno de ellos pronto se va a ver
defraudado por sus acciones. Todos —o la mayoría— han tenido la
oportunidad de apartarse del sangriento camino que llevan un tiempo
recorriendo, dar la espalda a la lucha y escapar de las cadenas de la
violencia, y la han rechazado por muy diferentes motivos. Y las
elecciones tomadas, las decisiones aplicadas parecen abocarlos sin
remedio a un futuro de luchas y muertes. Habría sido fácil evitarlo,
muchas han sido las encrucijadas que podrían haber cambiado el destino
funesto, pero por una razón u otra, de forma conciente o mintiéndose a
sí mismos, todos los actores han terminado en el mismo cruel escenario.
Abercrombie,
sin tomarse un tiempo excesivo en recapitular la manera en que se ha
llegado hasta aquí, reune todo lo que ha ofrecido en los dos anteriores
volúmenes —los combates, las intrigas, las manipulaciones, las torturas,
los sufrimientos, los sacrificios, los secretos...— y sube la apuesta
hasta alcanzar un final sorprendente, satisfactorio y amargo a la vez.
El autor juega con los resortes clásicos de la fantasía épica y heroica,
de la espada y brujería tradicionales, reinterpretándolos, dejando a un
lado la eterna lucha entre el Bien y el Mal y situando la acción en un
mundo de grises donde las razones para actuar de un modo u otro son
difusas, ambivalentes y difícilmente defendibles, moralmente
cuestionables a pesar de lo coherentes que resultan en el momento de ser
ejecutadas. Un lugar donde los personajes que parecían destinados a
ofrecer un simple arquetipo se revelan sorprendentes a través de un
perfecto desarrollo de la personalidad de cada uno, que les lleva a
actuar con unos giros y decisiones tan atrayentes como odiosos. Después
de llevar al lector donde quería, el autor consigue evitar los clichés
manidos y ofrecer una historia cruda, con momentos incluso gore, realista, muy humana —recordemos que en la trilogía, salvo los Shanka,
no hacen acto de presencia ningún otro tipo de razas fantásticas—, con
personajes más motivados por las bajas pasiones que por el altruismo
desinteresado, auténticos anti-héroes, carnales, brutales, violentos...
forjados por un mundo que no da demasiadas esperanzas de felicidad y se
cobra de forma implacable cualquier mínimo error cometido, donde la
venganza parece ser una enorme fuerza motora, sino la principal, en
todos los actores implicados, y sus consecuencias son siempre
imprevisibles
Situaciones
desesperadas requieren medidas desesperadas y no son tiempos para
sentimentalismos. La fantasía «mágica» da paso —como ya había venido
sucediendo anteriormente— a un «realismo» sucio, a un mundo donde las
heridas no se curan con un simple hechizo y dejan mutilados a los
soldados, donde los muertos quedan abandonados en el campo de batalla,
donde los poderosos no miran más allá de sus propios intereses, donde
los débiles no tienen cabida, donde la lucha y la victoria no siempre
son recompensadas, donde la supervivencia es tan solo el requisito
imprescindible para volver a combatir un día más, donde los finales
felices son cosas que les suceden a los demás y donde no parece haber
luz al final del túnel. En este sentido, aquellos lectores que busquen
personajes a los que poder animar y con los que poder sentirse
moralmente inspirados quedan advertidos que no los van a encontrar aquí.
Retorcido,
intrigante, lleno de emocionantes escaramuzas, combates, duelos, peleas
y batallas, de cinismo y sátira, de acción sangrienta y heridas
supurantes, de alta política, intereses enfrentados y traiciones
cantadas, con un crescendo de emoción a través de un ritmo perfectamente
calculado, El último argumento de los reyes
es un más que digno final, el broche perfecto a una trilogía que
sorprende y atrapa —en la edición española tan solo sería de lamentar
cierta tendencia a incluir una buena cantidad de «leismos», sobre todo
en torno al personaje de Ferro—, una lectura para estómagos fuertes y
corazones poco dados al sentimentalismo, llevando a la conclusión lógica
todo lo planteado en los volúmenes anteriores,, sin concesiones ni
acciones gratuitas, sin esperanza ni finales felices. Otra serie
recomendable.
2 comentarios:
Excelente libro y muy recomendable el tomo independiente "La mejor venganza".
A mí es una saga que me ha encantado y me ha hecho recuperar la ilusión por las literatura fantástica después de algunos chascos.
Ahora a esperar que se publique "The heroes". Y felicitaciones a la editorial por su valentía a la hora de publicar este tipo de literatura
Un abrazote
MIGUEL ANGEL
Muy buenas Miguel Angel.
Tengo pendiente la lectura de "La mejor venganza", aunque por los comentarios recibidos me da la impresión de que no está a la altura de la trilogía. En cuanto pueda la leeré para ahcerme una idea por mi mismo ;-)
De la literatura fantástica actual yo creo que está pasando un buen momento en general y que se están publicando en nuestro país una serie de autores realmente interesantes como Martin, Sanderson, Kearney, Erikson o el propio Abercrombie (aunque de este hay que entender que no a todo el mundo le gusta leer libros tan desesperanzadores).
Esperemos que se sigan publicando obras de esta calidad.
Saludos
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