lunes, 7 de mayo de 2012

Reseña: Sin cambios

Sin cambios.
El protectorado de la sombrilla, libro 2.

Gail Carriger.

Reseña de: Jamie M.

Versátil. Col. Fantasía. Barcelona, 2011. Título original: Changeless. Traducción: Sheila Espinosa. 382 páginas.

La ambivalencia que me produjo la lectura de la primera entrega, Sin alma, que me gustó sin conquistarme (quizá porque me esperaba otra cosa al empezar a leer y tuve que cambiar el chip sobre la marcha) me hizo ir retrasando la de esta segunda. Pero con la publicación de la tercera, y con un recuerdo que se ha ido “dulcificando” con el paso del tiempo y el reposo, dejándome una mejor impresión de la inicialmente plasmada, se me agotaron las excusas, así que me puse a la tarea. La acción de Sin cambios se inicia prácticamente donde quedara la anterior (y si no las has leído todavía igual deberías pensarte el seguir adelante con esta reseña hasta haberlo hecho, pues vienen spoilers). Como ya se viera, los vampiros, licántropos y fantasmas se han integrado en la sociedad victoriana, al tiempo que sorprendentes inventos a vapor están modificando el equilibrio de “poderes”. En esta tesitura la protagonista, siempre sombrilla en mano, deberá hacer frente a sus nuevas obligaciones, tanto públicas como secretas.

En un mundo victoriano, con fabulosos inventos propulsados a vapor, donde el “eter” es una importante fuerza impulsora, dentro de una sociedad británica donde conviven humanos y seres sobrenaturales con “exceso de alma”, Alexia Tarabotti, ahora Maccon, tras su boda con el alfa de la manada de Woolsey, Conall Maccon, se encuentra acomodándose en su puesto como muhjah de la reina cuando el Consejo en la Sombra debe hacer frente a un preocupante problema: de repente los seres sobrenaturales de cierta zona de Londres han revertido a su condición de humanos, los licántropos no pueden transformarse en lobos, los vampiros no pueden sacar sus colmillos, los fantasmas han directamente desaparecido... sin que nadie conozca la causa y si la misma es algo natural o provocado por algún tipo de maldición o invento. Además, Lord Maccon recibe súbitamente cierta información que le fuerza a volver a su antiguo hogar en Escocia de forma inmediata.

La autora aprovecha este viaje para profundizar tanto en el pasado de lord Woolsey, en las causas que le llevaron a abandonar su manada original e instalarse en Londres, como en el mundo steampunk en que se desarrollan las aventuras de Alexia, en lo geográfico de esa Gran Bretaña alternativa, mostrando las grandes diferencias culturales del refinado Surl con los “apartados” escoceses, y en el tema de “ingeniería”, haciendo un mayor incapie en los inventos de la época (gran adquisición el personaje de madame Lefoux) y su aplicación práctica en la vida diaria de los protagonistas (aunque estos sean de alguna ciertamente privilegiados sobre el común de la sociedad en su acceso a la tecnología), ejemplificado en ese movido viaje en dirigible o en el uso de los transmisores eterográficos (también llamados) transpodedores etéricos para permitir la comunicación a larga distancia después del “fracaso” del telégrafo.

Si en algo acierta Carriger es en haber rodeado a la protagonista de un elenco de secundarios que la complementan a la perfección. Ivy Hisselpenny da el contrapunto humorístico, entre otros, con su aparente atolondramiento y su tendencia a lucir excesivos, en todos los sentidos, sombreros y vestidos a juego, o con la atormentadora atracción que siente por el guardián Tunstell, que va a producir grandes vaivenes emocionales que afectan a todo el grupo. La intromisión de Felicity, la hermana de Alexia, de maliciosa y egoísta personalidad que parece estar en todo momento maquinando pequeñas mezquindades para disfrute propio y tormento ajeno da un toque irónico y tenso. Son de remarcar, por su importancia final, las intervenciones de otros como lord Akeldama o el profesor Lyall, personajes que aún en un papel secundario van a demostrarse vitales para la trama general.

La relación de los recién casados, mientras consiguen estar juntos a pesar de sus respectivas obligaciones, también le da mucho juego a la autora, con continuas pullas y una curiosa forma de entender el matrimonio, sobre todo cuando el mismo se establece entre una preternatural y uno de los máximos exponentes del mundo sobrenatural.

Sin cambios ofrece un ritmo de aventura sin descanso, con pequeños interludios ludico-festivos entre los cónyuges, y diversas muestras de humor, ingenioso y divertido, con algún diálogo chispeante (aunque en ocasiones amenace con volverse demasiado repetitivo). A pesar de ello, el tono inicialmente de comedia se va haciendo progresivamente más oscuro y dramático. Numerosos intentos de asesinato, un misterio por resolver, una nueva posible arma que no debe caer en malas manos, tensiones familiares a las que dar salida, demasiados secretos... no dejan demasiado sitio para las risas, al menos para los protagonistas, no así para el lector.

Retratando con desenfadado acierto una sociedad londinense tan rígida como los corsés que se ven obligadas a vestir sus damas, Carriger mantiene la mezcla de géneros de la anterior novela, entre el romance victoriano, la comedia ligera, la fantasía urbana sobrenatural, un steampunk un tanto light (con toda la parafernalia tecnológica a luz de gas del sub género pero sin la oscuridad y el retorcimiento que se suele asociar con sus personajes), y la aventura alocada. Toda la novela posee un tono ligero, con un objetivo de entretenimiento sin problemas.

Cabe decir para terminar que el libro, resuelta sin fisuras la trama principal de la plaga de humanización, da un giro final para cerrar con un epílogo - cliffhanger brutal, con una revelación y una toma de decisiones que dejan las cosas ciertamente complicadas para los protagonistas en la siguiente entrega. Un final que obliga a ir corriendo a buscar la tercera entrega para saber cómo va a desarrollarse la serie después de esto. A ello me pongo.

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Reseña de otras obras de la autora:

 

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