Rafael Marín.
Reseña de: Alb
Oliver.
GrupoAjec. Col.
Penumbra # 2. Granada, 2011. 300 págs.
Rafael Marín,
conocido autor de fantasía desde hace décadas, volvió a la novela
con esta obra tras cinco años en los que había dejado el género de
lado. Para ambientarla, eligió su Cádiz natal, y decidió tomar uno
de los momentos más representativos de “la tacita de plata”,
su carnaval.
La Ciudad Enmascarada
son varias historias paralelas que acaban entrelazadas, cambiando el
narrador en cada tramo dada la simultaneidad de los personajes y en
algunos casos sus localizaciones.
Por un lado tenemos una
trama carcelaria en Estados Unidos, en la que un joven de alta
cuna relata a un amigo mediante cartas la extraña admiración que
está despertando en él su compañero de celda, un extraño hombre
llamado Michael Furia (realmente Miguel Furiase) al que
los mismos carceleros llaman “el gurú” debido al extraño
halo de misticismo que le rodea y el mudo respeto que infunde en el
resto de presidiarios.
A su vez, uno de los
carceleros, Halloran, también pasa a ser protagonista de otra
mini-trama relacionada con Furia fuera de la cárcel, que sin
lugar a dudas sirve para cerciorarnos de la influencia que un hombre
al que se cree limitado por cuatro paredes tiene realmente.
La trama principal viene
presentada en su mayoría por Gabriel Amador, profesor
retirado que sufre una enfermedad del corazón, y que vive de forma
medianamente eremita., en parte atormentado por lo que se podría
llamar el fracaso de su vida (poco antes de que se le diagnosticara
la enfermedad se separó de su esposa) y tratando de llevar el día a
día rodeado de medicación y achaques.
Lo extraño comienza cuando un hombre que le parece árabe, al que toma por un pordiosero, le hace entrega de un extraño ojo de muñeca, regalo que no comprende, pero que le dará quebraderos de cabeza. Ésto ocurrirá una vez descubra que su anterior poseedor (cuyo nombre sin lugar a dudas resultará conocido a algunos lectores) aparece muerto en el mar habiéndose pegado un tiro antes de lanzarse al agua.
El hecho de que el hombre
intentara asegurarse de su muerte mediante un doble suicidio, llama
la atención de uno de sus amigos, Mario Otalora, quien mueve
la situación para intentar averiguar más sobre lo sucedido.
Mientras tanto, la salud de Gabriel empeora por momentos, a lo
que se le suman extraños sueños, y hechos cotidianos se van
alterando de forma que empieza a dudar de su salud mental.
Rafael Marín se
acerca a la novela de cultos antiguos y magia que suele resultar en
historias inquietantes. La sombra de oscuridad que envuelve algunos
de los párrafos (en su mayoría en la recta final del libro) aporta
esa intranquilidad necesaria para la narración.
Quizás al comenzar la
novela resulta algo vacía por la casi ausencia de ello, pues en su
mayoría se utiliza para definir relaciones entre personajes, que a
posteriori veremos necesarias, pero dada la cotidianidad de los
eventos, se va generando la necesidad de que ocurra algo.
Quizás algo a destacar
es la ambientación que se crea como escenario, reflejando datos del
pasado histórico de la ciudad de Cádiz y utilizándolo para crear
un simbolismo que le dé lógica a la trama.
Sí algo me ha parecido
quizás fuera de la línea de la narración es el final, que es
homenaje a aquellas películas de terror antiguas que todos habremos
visto, y algunos personajes quedan encasillados en arquetipos. Lo que
sí es positivo es que llegamos al momento de ese descubrimiento de
los roles aliñados por eventos que incrementan el aspecto oscuro de
la historia de forma progresiva.
Sin lugar a dudas, si os
gusta la novela de sectas, dioses oscuros y similares, La Ciudad
Enmascarada es una obra que podéis leer en busca del
entretenimiento que ofrece.
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Reseña de otras obras del autor:
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