VV.AA. Ed. George R.R. Martin.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Timun mas. Barcelona, 2013.
Titulo original: Wild Cards I. Traducción: Isabel Clúa Ginés. 485
páginas.
Una advertencia para lectores
desprevenidos: que nadie espere encontrar aquí una obra en la línea
de Canción de Hielo y Fuego siguiendo la publicidad
del autor encargado de la recopilación —solo hay un
relato suyo entre catorce—, pero eso tampoco quiere decir que la obra vaya a defraudar en absoluto si uno sabe lo que va a encontrarse. Martin nunca ha escondido su gusto
por los comic-books de superhéroes —de hecho
sus primeros relatos se movieron precisamente entre los fanzines
dedicados a ese «género» tan hermanado siempre con la ciencia
ficción—, así que a nadie debiera sorprender que se decidiera a
coordinar una antología sobre el tema con una característica
especial: las historias de los diferentes autores no solo debían
estar protagonizados por personajes con poderes extraordinarios, sino
que todas ellas debían estar enmarcadas en un mismo «universo»
compartido. Un universo que se extiende ya por más de una veintena
de volúmenes, tanto antología de relatos —como la que nos ocupa—
como novelas propiamente dichas con un muy numeroso elenco de
autores.
Publicado originalmente en 1987,
el volumen ofrecido por Timun mas recoge la reciente edición
ampliada para el mercado anglo-sajón que, manteniendo todas las
historias originales, añadía unas cuantas nuevas para completar las
existentes y «rellenar» algunos huecos temporales dando una mayor
consistencia cronológica al conjunto. Historias, aún con el hilo
conductor, muy variadas, con gran variedad genérica: superhéroes,
ucronía, ciencia ficción, fantasía oscura, aventuras pulp, noir
policíaco, gangsters, política ficción, crítica social...
Bebiendo
como punto de partida de la ucronía, en las postrimerías de la II
Guerra Mundial un estrafalario alienígena aterriza dañada nave
espacial en White Sands después de haber mantenido un combate
y haber derribado una nave rival. Quiere que se encuentren los restos
de la otra advirtiendo del riesgo de que cierto virus que
transportaba sea dispersado en el aire con fatales consecuencias.
Dicho virus es fruto de la ingeniería genética de la raza
extraterrestre de la que el visitante procede, parte de un
experimento que busca desarrollar habilidades supra humanas en los
individuos infectados. El problema es la alta mortalidad que provoca
—cerca del 90 % de los infectados— y los efectos impredecibles en
los supervivientes. Por un lado están aquellos que obtienen una
habilidad extraordinaria, pero siguen mostrando una apariencia
totalmente humana, que serán llamados Ases. Por otro,
aquellos —la mayoría— en que los cambios son principalemente
físicos, deformando sus cuerpos en múltiples y generalmente
grotescas, formas, y que recibirán el nombre de Jokers.
Entre ambos extremos hay una multitud de «grados», tanto en la
deformación como en la intensidad de los poderes, desde aquellos
prácticamente inútiles hasta los enormemente valiosos. Y entre los
nuevos superhombres, los habrá con una natural inclinación al bien,
que utilizarán sus dones para ayudar a los demás, y otros que
buscarán su propio beneficio —no dejan de ser humanos—. Y no
faltarán aquellos, humanos «normales» o wild cards, que busquen
sacar provecho de unos y otros, dando lugar a un buen número de
aventuras.
La antología va encadenando relatos
que avanzan en el tiempo desde el punto inicial de la llegada del
alienígena en 1946 hasta la década de los 80 del siglo pasado,
recorriendo diversas etapas de nuestra Historia —sobre todo de
EE.UU., pero también hay unas cuantas referencias a hechos
internacionales— modificadas por la presencia de estos individuos
quienes con su sola presencia cambian lo sucedido en nuestra
realidad: la posguerra, la Argentina de Perón, la caza de brujas, la
guerra fría, la lucha por los derechos de las minorías segregadas,
el flower power y la oposición a la guerra de Vietnam, la
revolución comunista en China...
Las historias se van sucediendo, de
forma «acumulativa», desde la inicial Treinta minutos sobre
Broadway, de Howard Waldrop, donde se narra la última
aventura de Jetboy y el suceso que provocaría todo, hasta el cierre
en la década de los 80 del siglo XX con un epílogo que deja el
futuro muy abierto. Entre medias un buen abanico de historias, más
interludios y «documentos» que amplían lo narrado. Como buen
universo compartido, se establecen conexiones y relaciones entre los
relatos, en un afán de crear un conjunto coherente. Personajes
recurrentes —el Durmiente, la gran y poderosa Tortuga, Fortunato,
el Dr. Tachyon, los Cuatro Ases...— que aparecen como protagonistas
en un cuento para reaparecer como trasfondo en otros, como apoyo o
simplemente como parte de un gran telón que dota de mayor
profundidad y consistencia al total, dando esa impresión de universo
interconectado, donde, al estilo de los conocidos Marvel y DC,
todos están relacionados y lo que sucede en un relato tiene
consecuencias en los demás.
Sin duda este volumen sirve para sentar
las bases de todo el ambicioso universo de ases y jokers, marcando
los parámetros y la situación histórica en que habrán de
desarrollarse los relatos posteriores. Algo que hace que alguna de
estas historias se sientan como demasiado «informativas»,
preocupadas de marcar las pautas, de crear un trasfondo para el
conjunto, con tramas dilatadas con amplio contenido político o
social. Testigo de Walter John Williams, Ritos
de degradación de Melinda M. Snodgrass,
Transfiguraciones de Victor Milán o Hilos
de Stephen Leigh. Otras, sin embargo, se dedican más a
ofrecer el origen y las aventuras de uno, o varios, de estos ases o
jokers, primando más la «acción»: El durmiente de
Roger Zelazny, Ghost Girl toma Manhattan de
Carrie Vaughn, Juegos de manos de George R.R.
Martin, En lo más profundo de Edward Bryant y
Leanne C. Harper, El capitán Cátodo y el As secreto
de Michael Cassut o Llega un cazador de John
J. Miller. Y aún hay un tercer tipo, historias de alguna
forma inconclusas —aunque no por ello menos interesantes—, que
más parecen capítulos significativos de obras mayores, que navegan
entre dos aguas recogiendo personajes de cuentos anteriores para
narrar sucesos posteriores o que dejan caer temas interesantes sin
terminar de resolverlos y que es de suponer serán recogidos en
futuros volúmenes. La larga y oscura noche de Fortunato
de Lewis Shiner o Powers de David levine.
Por supuesto, esta es una «clasificación» muy inexacta, ya que un
buen número de los relatos mezclan varias de estas, y otras,
características.
A lo largo de todo el volumen se
intenta enfocar todo el fenómeno super heroico de una manera
«cientifista», buscando un cierto realismo en las situaciones
descritas, con explicaciones para los poderes de carácter de origen
genético y basando la mayoría de ellos en un hipotético desarrollo
mental que potencia las capacidades del cerebro humana dando lugar a
telequinesis, telepatía y otras habilidades psíquicas.
Hay una evidente evolución en la
presentación del fenómeno, desde un principio cuando los pocos
privilegiados utilizan sus dones a cara descubierta hasta que con el
paso del tiempo, el aumento de ases y jokers, las muchas
complicaciones y el vaivén de la opinión pública sobre sus
actuaciones hacen que los «superhéroes», los ases, vayan
adquiriendo identidades secretas que les protejan de las
consecuencias más indeseables de sus actos, pasando de la notoriedad
pública a una suerte de clandestinidad. Mientras tanto los jokers
van siendo «obligados» a reunirse en auténticos guetos, separados
del resto de la sociedad no por muros o barreras físicas, sino por
sus deformaciones corporales.
Fruto de éste y de otros detalles, hay
mucha implicación política y social en el fondo de este universo
compartido. Cierta crítica implícita, cierta reflexión ética,
yendo mucho más allá del Todo gran poder conlleva una gran
responsabilidad. Un gran número de hechos y personajes
históricos reales hacen acto de presencia, con algún rol un tanto
cambiado, pero fácilmente reconocibles. Las nuevas circunstancias,
la aparición de los poderes, cambia irremediablemente la Historia,
con otras decisiones, otros caminos que en nuestra realidad era
imposible transitar.
Con historias trágicas, emocionantes,
reflexivas, románticas, irónicamente divertidas... Wild cards I
como carta de presentación, si el lector disfruta de los superhéroes
tratados de una forma realista y la ciencia ficción implícita, es
una antología realmente atractiva. En algunos momentos, los más
«informativos», podría haber sido evidentemente más emocionante,
pero como aperitivo para lo que ha de venir es realmente sabroso. Al
menos yo, estoy deseando hacerme con el segundo volumen y cruzando
los dedos para que la serie tenga una buena continuidad en España.
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