Nuevos poemas
escogidos.
Ray Bradbury.
Reseña de: Matt
Davies.
Ed. Salto de Página.
Madrid, 2013. Col. Poesía # 10. Edición bilingüe. Traducción:
Ariadna G. García y Ruth Guajardo González. 238 páginas.
“La poesía es buena
porque usa músculos
que se usan poco”.
que se usan poco”.
Ray Bradbury.
Aviso: esto no es una
reseña al uso, en la que se da una opinión más o menos subjetiva
sobre el libro que corresponda. Es una recomendación entusiasta de
una obra que debería estar en todas las estanterías, al lado de
Crónicas Marcianas o de El vino del estío, y
que pasa a ser miembro de ese selecto grupo de obras que deberían
ser disfrutadas y releídas al menos una vez al año.
A estas alturas poco se
puede contar nuevo sobre Ray Bradbury. Por si acaso, y por si
hay alguien que tiene la suerte no haberlo descubierto todavía y
esta es la primera vez que lee algo sobre el Maestro, decir que
Bradbury, nacido en 1920 y fallecido hace pocos meses, ha sido
uno de los escritores de ciencia ficción y fantasía más
importantes e influyentes de la historia. Su numerosa obra ha marcado
a generaciones enteras, ha inspirado a muchachos que más tarde se convertirían también en escritores y, sobre todo, nos ha hecho ser
conscientes de forma intensa de nuestra propia humanidad en un mundo
cada vez más tecnificado. Vivo en lo invisible recoge
cincuenta y tres poemas, escritos a lo largo de más de treinta años,
en los que el autor nos muestra una faceta suya que a muchos nos
resultaba desconocida: la de poeta, capaz de transmitir unas
emociones que ya sus lectores ya conocíamos con unas herramientas que
nos resultan nuevas, desde el verso libre más surrealista hasta el
pareado alejandrino.
En cuanto al espinoso
asunto de la traducción, Ariadna G. García y Ruth
Guajardo González han puesto todo su empeño en tratar de
transmitir el tono y el ritmo dados por el autor a sus poemas. Tarea
complicada, porque Bradbury es un maestro de las palabras y, tanto en
la prosa como en el verso, del ritmo. En el prólogo, las traductoras
defienden con sensatez su decisión de no recurrir al ─trasnochado─ efecto de intentar mantener la rima y el tipo de verso, y junto
al cuidado puesto en la edición bilingüe, logran que la lectura de
cualquiera de los poemas se convierta en una experiencia por sí
misma, al margen del conocimiento del inglés que cada uno tenga.
Fueron además las propias traductoras las que propusieron a la
editorial la traducción y publicación de este Vivo en lo
invisible, al saber que ninguno de los muy numerosos poemarios de
Bradbury habían sido publicados en nuestro país. Un aplauso pues
para ellas y para Salto de página.
En cuanto a la obra en
si, la formación autodidacta de Bradbury se ve reflejada en la
amplitud temática del poemario: la selección, hecha con exquisito
cuidado, acoge homenajes a sus maestros, como Melville y
Shakespeare, hermosos poemas de amor a su esposa Maggie,
gozosos viajes en cohetes a las estrellas, dinosaurios, cine,
pintura, amores juveniles, reflexiones de madurez, critica
literaria...y, en fin, todo lo que una vida larga y fecunda como
escritor y humanista le ofreció. Porque la poesía de Ray
Bradbury es ─y no soy nada original escribiéndolo, pero es
obligado hacerlo por si ha quedado algún despistado─ un canto a
la lectura y a la vida (o a leer la vida), igual que el resto de su
obra.
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