sábado, 22 de marzo de 2014

Reseña: 300. El origen de un Imperio.

300: El origen de un Imperio.

Noam Murro.

Reseña de: Amandil.

Warner Bros. - Legendary Pictures - Cruel & Unusual Films. 2014. Título original: 300: Rise of an Empire. Duración: 102 minutos.

300: El Origen de un Imperio (o 302, como la voy a llamar a partir de ahora, mezclando de manera original y jocosa 300 + 2ª parte) es una película que abusa de la repetición y la reiteración de lo que se pudo ver en 300. Desde luego lo que tuvo de original y llamativo 300 ha querido ser copiado sistemáticamente en 302 hasta el extremo de que, por momentos, parece ser la misma película. De hecho la batalla de las Termópilas lo inundan todo y se come parte de la trama sin aparecer ninguna vez.

Y cuando digo "la misma película" no pretendo exagerar: han fusilado metraje sin cortapisas cuando les ha venido en gana con la excusa de que los protagonistas recuerdan cosas o para centrar al espectador que no vio 300 hace ocho años. Vale, esto es lícito hasta cierto punto, pero cuando el "apoyarse" en la anterior película salta más allá y lo inunda todo uno no puede evitar pensar que hay gato encerrado. Y lo hay, claro que lo hay. Veamos porqué.

300 es una adaptación de la novela gráfica homónima de Frank Miller. El guión, en realidad, fue un calco muy fiel por parte de Zack Snyder (que también la dirigió) y Kurt Johnstad. La película retuvo de manera muy correcta la fuerza y el tratamiento de la imagen que el cómic había impreso en la historia de Leónidas y sus espartanos. En cierto modo, la producción contó con la gran ventaja de tener ya hecho el 80% del trabajo gráfico puesto que la mayor parte de las escenas usan los planos que adelantó la novela gráfica. El resultado fue una película sorprendente, muy intensa y bastante original.
Jerjes bañado en oro convertido en un expositor de bisutería andante y con mirada chunga.
Pero lo que funcionó en 2006 no tiene porqué funcionar igual de bien ahora. La reiteración de escenas se une a la copia de elementos sustanciales de la trama casi por completo. Los espartanos de la primera película son ahora sustituidos por un reducido número de barcos atenienses. El papel de líder equivalente al Leónidas de 300 lo asume ahora Temístocles (Sullivan Stapleton). El ayudante del protagonista vuelve a combatir al lado de su hijo (con el predecible recurso sentimental de que uno de ellos la espichará antes o después). Los persas vuelven a ser abrumadoramente numerosos y abrumadoramente estúpidos. Etc, etc, etc.

A todo esto se une que, en esta ocasión, no había detrás del soporte o la base de una novela gráfica que hiciese las funciones de guión o, al menos, de boceto. Ha quedado todo en manos de los guionistas capitaneados por Zack Snyder, pero quizá porque esta vez no había "de dónde copiar" (Frank Miller no se ha involucrado en el proyecto), la trama flojea y la película, en puridad, no aporta nada nuevo a un cine en el que los efectos especiales ya no marcan la diferencia entre unas películas y otras.

El guión es bastante sencillo y nos lleva por el antes, el durante y el después de 300. Comenzamos con la batalla de Maratón en la que conocemos tres cosas: el origen de Temístocles como héroe griego; como era Jerjes antes de convertirse en una reinona luminiscente; y, por último, el elevado número de abdominales que, una vez más, inundarán en todo momento los planos en los que aparezcan las huestes helénicas.
Artemisa, la griega mala, a punto de repartir lecciones de cultura persa a rodabrazo. 
Es destacable el esfuerzo que han hecho en la película por dotar al rey persa, encarnado de un modo muy aceptable por el actor brasileño Rodrigo Santoro, de un trasfondo personal que justifique su odio por los griegos. En 300 el personaje era extremadamente plano pero ahora, en cambio, se justifican sus acciones por un deseo de venganza combinado por la cruel manipulación a la que le somete la terrible Artemisia (Eva Green, buena en su papel, una mezcla de oscuridad, determinación y sensualidad).

Quizá es esta historia de manipulación y venganza la que dota de una cierta fuerza argumental a 302 puesto que la trama estrictamente apoyada en Temístocles y la reina espartana Gorgo (Lena Headey, que por cierto está muchísimo mejor de morena que de rubia) flojea mucho por culpa de las limitadas dotes como actor de Sullivan Stapleton. Los personajes femeninos se comen por completo a los masculinos, tanto por la presencia de las actrices en pantalla como por el impulso que sus personajes dan a la trama en todo momento. De hecho, al final, lo que realmente deseas es que Gorgo y Artemisa luchen y zanjen la guerra entre ellas.

La trama, como iba diciendo, nos presenta el origen de dos de los personajes principales (Artemisa, la niña griega que sufre en su infancia todo tipo de desgracias hasta que es recogida por el embajador persa; el emperador Jerjes y su transformación de hombre débil y pusilánime a la figura de dios-rey: Temístocles, el héroe casi por accidente que se está culpando así mismo todo el rato de las desgracias que los persas están trayendo sobre Grecia) y los entrelaza con la historia de la segunda guerra del Peloponeso (sí, sí, aunque parezca mentira ¡todo está basado en hechos reales!).
Me matan al marido, mi hermano enano no hace más que dar por la backdoor y ahora la Artemisa esta me chulea. Hasta aquí hemos llegado como me llamo Gorgo Lanister.
¡Espartanos, a sus y a ellos!
El director, nuevamente, utiliza los recursos efectistas que tan buenos resultados cosecharon en 300: cámara lenta (¿tiempo bala lo llaman?) en los numerosos combates, sangre a chorros, combinación de efectos especiales digitales (las batallas navales son tan chulas como artificiales, propias más de videojuegos exagerados que de narraciones cinematográficas), planos relativamente artísticos con horizontes infinitos y de colores ocres y difusos, imagen con un cierto toque granulado, una banda sonora que es a ratos una combinación de sonidos cacofónicos, ¡pero si hasta Temístocles le mete a un almirante persa la misma patada que Leónidas le arrea al embajador persa en 300 cuando lo tira al pozo de los deseos!, etc. Y, por supuesto, unos malos y unos buenos nítidos y perfectamente separados. Aquí no hay grises ni claroscuros. No hay sitio para nada que no sea acción, aventura y batallas.

¿Está 302 a la altura de 300? Sí y no. Lamentablemente se nota que es una copia en muchos aspectos y de original tiene más bien poco. Se ha estirado la trama, se ha dado más trasfondo a la historia y se ha ido más allá del mundo que quedó esbozado en la primera película y que se aferraba por completo a la novela gráfica. Pero, a parte de eso, realmente no hay mucho más. Las escenas son muy similares, las motivaciones de los personajes y sus acciones son casi calcadas, el ritmo narrativo es idéntico. Todo apunta a que la tercera entrega de la trama será una reiteración similar. ¿es esto malo? Bueno, desde luego el espectador que haya disfrutado con 300 lo volverá a hacer con esta secuela. Y el que no conociera la anterior película habrá descubierto un nuevo mundo lleno de acción, violencia, músculos y exageraciones gráficas de todo tipo.

300: El origen de un Imperio es entretenida, sin pretensiones, sencilla y que te ofrece lo que te promete: más sangre que en un matadero municipal. Si te gustan las películas de Woody Allen quizá esta no sea tu estilo. Si te gusta Chuck Norris o Bud Spencer ya estás tardando en verla.
¡Ha, ha! (Por las barbas de Zeus, ¡¡¡Nelson el de los Simpson era ateniense!!! Eso lo explica todo).

3 comentarios:

Jeral dijo...

Excelente reseña. Pero de hecho que sí, Frank Miller está involucrado, si bien no tanto como en la original, en este caso más bien se supone que está trabajando en la adaptación a novela gráfica de la película.

De risa la escena en que Jerjes entra en la pileta con un taparrabos y sale con toda la bijouterie ya puesta.

Último Íbero dijo...

Desconocía que Frank Miller estuviese en el ajo. En cualquier caso uno de los puntos débiles de la película es, precisamente, que no es una adaptación sino que va por libre. Han querido repetir el éxito de 300 a base de repetir clichés y eso les resta mérito y calidad.

Lo del baño de Jerjes o te lo tomas como algo metafórico o no hay por dónde cogerlo.

Último Íbero dijo...

Aún así se parece demasiado a 300 en muchos aspectos. Lo cual no quita para que sea un espectáculo como película.