A la deriva en el mar de las lluvias y otros relatos.
Antología de ciencia ficción contemporánea.
VV.AA. (Edición y selección: Mariano Villarreal).
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Sportula. Col.Nova Fantástica # 2. Gijón, 2015. 239 páginas.
Mariano Villarreal sigue adelante con su impecable labor de antólogo, ahora al frente de la colección Nova Fantástica, con un segundo volumen, tras el inicial Mariposas del Oeste, dedicado íntegramente a recoger cuentos de autores en lengua extranjera. En esta ocasión, como hecho diferencial, he decidido que en vez de poner los traductores ahí arriba, junto a los datos del libro como es habitual en nuestras reseñas, mejor indicar su autoría en cada relato, porque una de las características significativas de la calidad de esta antología es la del magnífico e implicado equipo de traductores, y consejeros, con el que ha sabido rodearse Villarreal, algo que da cuenta del inmenso cariño y cuidado invertido en su producción que atesora el volumen: Un equipo sin cuya estupenda labor seguramente la lectura y disfrute no hubiera alcanzado las cotas que alcanza. También, aunque muchas veces no es que realmente signifique demasiado, dejo constancia de los premios y menciones recibidos por cada relato según se detallan en la introducción a cada uno en el propio libro, más que nada como recordatorio de la gran aceptación que todos ellos han tenido en su edición original. Es esta una antología de altos vuelos, heterogénea, pero unida por los sentimientos que despiertan los cuentos dentro de la gran variedad de la propuesta. Desde una óptica moderna y, de alguna forma, renovadora, hay aquí ciencia ficción intimista, de futuro cercano, hard, space opera —o algo que se le acerca—, poesía, especulación ecológica o sobre inteligencia artificial… Una propuesta sobresaliente a la que no cabe más que desear una pronta continuidad.
La señora astronauta de Marte, de Mary Robinette Kowal (Traducción de Pilar san Román). Premio Hugo 2014 de relato. Un cuento cargado de tristeza y nostalgia, con toques de retrofuturismo y ucronía como puedan ser los detalles de programación mediante tarjetas perforadas, que resulta muy emotivo. Una octogenario astronauta vive en semi retiro en su casa situada en una colonia en Marte, junto a su marido aquejado de una enfermedad degenerativa y terminal, añorando tiempos pasados y soñando contra todo pronóstico con emprender una última misión que la lleve al espacio. La vejez, el amor, la compañía y vida en pareja, la empatía, la salud y la enfermedad, las decisiones vitales que se toman, los motivos por los que se toman y las dificultades para tomarlas, son tratadas con enorme delicadeza y cariño. Un comienzo que anticipa una gran lectura y que encierra un particular homenaje a Bradbury y sus cuentos marcianos.
Frigonovia, de Will McIntosh (Traducción de Carlos Pavón). Premio Hugo 2010 de relato corto y Asimov’s Reader Poll, finalista del premio Nebula 2009. Una mujer despierta para descubrir que murió, fue criogenizada y ahora ha sido revivida parcialmente, sólo «cerebralmente», en una sala donde un aspirante a convertirla en su pareja la está «entrevistando». Su seguro daba para congelarla, pero no era suficiente como para pagar el coste de una «resurrección» total, así que la única forma de salir de allí es que alguien pague por ella. Un magnífico y en cierta manera opresivo relato que aún en su brevedad, y en lo desafortunadamente humorístico del título —al menos por sus connotaciones veraniegas en español—, encierra muchos más temas de lo que se pudiera sospechar. Desde esa forma de mantener vivas de alguna manera a las personas queridas —o no tanto— incrustadas en el cerebro hasta un planteamiento del amor gay que, lo siento, parece disparar contra su propio tejado. Un relato que habla de la duración del amor, tanto de familia como de pareja, a través del tiempo, y de mucho más.
La verdad de los hechos, la verdad del corazón, de Ted Chiang (Traducción de Manuel de los Reyes). Finalista del premio Hugo 2014 de relato. Un relato, que bebe mucho del género de ensayo, con dos historias narradas de forma simultánea, pero alejadas en el tiempo. En un futuro indeterminado, pero tampoco demasiado lejano, una nueva tecnología va a permitir grabar todo, todo, lo que uno hace y dice en su día a día, y consultarlo en cualquier momento en que se desee gracias a un avanzado software. Chiang explora las consecuencias que la implantación de tal tecnología tendría en una sociedad donde ya nada podría olvidarse. Una tecnología que permitirá confrontar lo que uno cree recordar que sucedió con lo que sucedió realmente, mostrando que uno no siempre es el mejor testigo de su propia vida y que cada cual experimenta los sucesos de forma diferente, creando un pasado que se adapte a su conciencia y forjando una personalidad con la que sentirse a gusto. En la historia «paralela» un misionero enseña a leer y escribir aun indígena de una sociedad plenamente oral, confrontando los recuerdos de los ancianos de su pueblo con el registro escrito, mostrando una serie de contradicciones que le producirán ciertas dudas. Plantea, entre problemas de comunicación, la muchas veces difícil relación entre padres e hijos —o maestro y pupilo—, la difícil —casi imposible— aceptación de los «invisibles» defectos que uno mismo acarrea, la difícil tarea de conseguir y otorgar el perdón.
Si fueras un dinosaurio, amor mío, de Rachel Swirsky (Traducción de Pilar san Román). Premio Nebula 2013 de Relato corto y finalista del Hugo. Un relato que en realidad es un alegórico poema en prosa, que rompe de forma traumática —pero muy de agradecer— con la tónica que seguía el volumen hasta el momento y que invita a la reflexión, a detener la lectura, respirar profundamente y leerlo de nuevo. Un poema de amor, un grito de rabia e impotencia, desgarrador y muy imaginativo, que no puede decir más en su esplendente brevedad.
La Amaryllis, de Carrie Vaughn (Traducción de Carlos Pavón). Premio WSFA Small Press 2011 y finalista del premio Hugo 2011. Una historia post apocalíptica con rasgos de fábula ecológica, presentando un mundo que ha sido llevado al borde del desastre y donde la carestía de alimentos, debida al agotamiento de los campos y los mares, provocan un férreo racionamiento bajo un sistema de cuotas de producción y de capturas, y a un estricto, muy estricto, control de natalidad. Las penalidades de una tripulación de un pequeño barco pesquero, un clan en sí mismo, penalizado por los pecados de una mujer a la que ninguno de ellos, siquiera su hija, conocieran. La vida que pese a todo prospera, el anhelo de maternidad. Un relato que destaca más por el sugerente mundo que construye, por su estupenda ambientación, que por la historia en sí, tranquila y reposada, que se antoja algo simple —que no en absoluto simplista—, aunque llena de matices.
A la deriva en el mar de Lluvias, de Ian Sales (Traducción de Diego de los Santos). Premio British Science Fiction 2012 y finalista del Sidewise 2012. Es una novela corta quizá demasiado alargado para la anécdota e, irónicamente, poco desarrollado en algunos aspectos importantes de la trama —la Campana—. La III Guerra Mundial estalla entre las grandes potencias nucleares y un grupo de astronautas estadounidenses se ven obligados a ser meros testigos de la destrucción de la Tierra desde su base lunar. Gracias a un artefacto llamado la Campana que los científicos estaban estudiando, mantienen una leve esperanza de volver a ver los cielos azules del planeta, de volver al hogar. Una historia de ciencia ficción hard ucrónica, que quizá peca de querer ser demasiado técnicamente realista, trufando el relato de acrónimos y datos, con una particular relación de las misiones Apolo —prohibido saltarse el Glosario final— y con un final que, a pesar de verse venir en cierta manera, no puede dejar indiferente. Se trata de la primera entrega de la serie Apolo Quartet cuyas continuaciones ojalá tengan la oportunidad de ser publicadas también en español.
En su deseo de no quedarse sólo en la publicación de la mejor producción de la ciencia ficción corta contemporánea, y como un indicativo más de su significativa búsqueda de calidad, Villarreal incluye antes de cerrar el volumen con los debidos agradecimientos una semblanza sobre el portadista del volumen, Alex Popescu, dibujante y diseñador de entornos digitales de una veintena de films, cuya ilustración The Awakening se encarga de llamar la atención a los posibles lectores.
Dentro de su enorme diversidad, variedad temática y de enfoque todos los relatos comparten en gran medida un trasfondo «sentimental». Son relatos que destilan tristeza, pero no una tristeza amarga o dura, sino nostágica, conmovedora, agridulce, amable, añorante, intimista, que en ocasiones encierra su propia esperanza y en ocasiones tan sólo desolación. Relatos sobre los sentimientos, las relaciones y la pérdida en sus más diversos aspectos: pérdida del amor, de la memoria, de la edad, del hogar… Relatos que no dejan indiferente. A la deriva en el mar de lluvias es un volumen que mejora notablemente a su predecesor, dentro de un proyecto que ojalá tenga continuidad y al que merece mucho la pena seguir apoyando. La simple recomendación sería quedarse corto.
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