La dinastía del Diente de León, libro 1.
Ken Liu.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Alianza editorial. Col. Runas ciencia ficción y fantasía. Madrid, 2016. Título original: The Grace of Kings. Traducción: Francisco Muñoz de Bustillo. 647 páginas.
Destacado —muy destacado— escritor de relatos, Liu se inicia en su primer proyecto de largo —muy largo— recorrido con esta novela que abre a su vez una trilogía de fantasía épica medieval con un toque orientalizado realmente sugerente, ambiciosa y refrescante. Para quienes disfruten de este tipo de literatura y se acerquen a esta reseña con el ánimo de saber si les merece la pena leer el libro, la respuesta corta es: “Sí. Dejad de leer la reseña y corred a leer la novela”. La gracia de los reyes contiene una historia profundamente inmersiva, que versa con detallada profusión sobre la construcción y caída de los imperios, y, sobre todo, sobre las personas detrás de tales eventos y el precio que deben pagar por su participación en ellos. Hay batallas y hay reflexiones sobre el correcto funcionamiento de la sociedad; hay combates y hay referencias a impuestos y el mantenimiento del comercio en medio de la guerra; hay fuerza bruta y hay diplomacia; hay amores y hay organización burocrática y sostenimiento financiero de los reinos; hay sangre derramada y hay poesía en los momentos más inesperados; hay épica y hay política; y, por encima de todo, hay incontenible emoción, pasión, traiciones, malentendidos, orgullos desmesurados, y una desgarradora historia de amistad truncada en tiempos turbulentos.
En época reciente el archipiélago de Dara, dividido tradicionalmente en seis reinos «amigos», fue unificado por la fuerza de las armas por el autonombrado emperador Mapidéré. Años después, el descontento bulle bajo una superficie de aceptación y son muchos los que anhelan la vuelta de los viejos tiempos. En estas condiciones, en el centro de una novela con muy diversos puntos de vista y un enfoque coral, dos son los principales protagonistas. Kuni Garu, un carismático joven de procedencia humilde, brillante pícaro que hace de su ingenio su mejor arma para medrar en la sociedad sin tener que trabajar en exceso, con gusto por la diversión, la bebida y el dispendio ajeno, y sin un objetivo claro de qué hacer con su vida. Y Mata Zyndu, un enorme muchacho, perteneciente a una antigua casa nobiliaria casi extinta en la guerra de unificación y que ha sido estrictamente educado en el reconocimiento de los antiguos valores por su tío Phin. Ambos hallarán su camino en medio de la rebelión que empieza a gestarse, encontrándose en el centro de acontecimientos llamados a escribir la Historia del archipiélago con páginas sangrientas.
Ilustración: Francesca Myman |
El ascenso y la caída de los poderosos visto desde múltiples facetas, con una óptica nada maniquea, a través de una muy remarcable y diferente fantasía épica con un estilo muy personal y llamativo —que requiere algo de esfuerzo inicial por parte del lector para encontrar su ritmo—, que no decae en momento alguno, cargada de poesía y de filosofía, con una historia emocionante y desgarradora, con una poderosa influencia —muy bien asimilada— del simbolismo, el misticismo y la narrativa clásica orientales —sobre todo chinas—, y con una construcción del mundo realmente fascinante, plagada de detalles interesantes, de tradiciones, de anécdotas, de subhistorias, de personajes ambiguos y llenos de matices que convierten a Dara en un continente absolutamente vivo.
Liu triunfa también, en el retrato de unos protagonistas, tanto los principales como los más secundarios, muy humanos, con reacciones y equívocos totalmente creíbles, condicionados por los acontecimientos que están viviendo, y que reflejan una filosofía de la vida ciertamente muy influenciada por lo oriental —quien esté acostumbrado a leer libros de ficción histórica de procedencia china o japonesa comprenderá de inmediato el ascendente de muchos de los personajes y su forma de actuar o pensar—, pero sin renunciar a muchos de los usos occidentales —reflejo, muy posiblemente, de la propia educación dual del autor—. Caracteres llenos de muy humanas contradicciones, marcados por la desconfianza, por la desapasionada justificación de la traición, por el respeto a los mayores, por el apego a las tradiciones que chocan con nuevas formas de entender el mundo…
Un mundo retratado como profundamente patriarcal y misógino en el que las mujeres tienen mucho que aportar, aunque participen en la menor parte de la narración, introduciéndose en la misma de una forma muy paulatina y ocupando muy tardíamente la escena. Aunque partan de un papel necesariamente secundario, el autor tiene la habilidad de ir mostrando la influencia que tienen en toda la sociedad, la importancia de su aporte al funcionamiento de todos los estamentos, no sólo como apoyo, sino como motor de muchas actuaciones y situaciones.
Y luego están los dioses, instigadores no participativos —o al menos no de forma directa, que hecha la ley hecha la trampa— del conflicto, presentes en la distancia como una fusión de divinidades griegas, polinesias y chinas, con personalidades veleidosas, un tanto pueriles y dadas a la intromisión. Díscolos, belicosos, discutidores y enfrentados, su acción o inacción puede marcar el destino de miles de humanos. Y sin embargo, al final de todo, qué poco depende de ellos.
El autor domina el tempo de la narración para no hacerlo atropellado, pero sin perder el interés del lector en momento alguno. Se toma su tiempo para ir construyendo el trasfondo, para ir dotando de profundidad el drama general, para ir mostrando la influencia de los acontecimientos sucedidos con anterioridad en los hechos actuales. Y no evita en momento alguno enseñar las miserias de sus personajes, las consecuencias de sus actos sobre los demás, sus egoísmos y gestos de generosidad. Hay muchas capas de lectura bajo la hermosa escritura de Liu —y su más que acertada y agradable traducción al español—, no es una historia simple ni simplista, y consigue además que el entretenimiento y la reflexión crítica sobre los eventos y acciones que está narrando se equilibren de manera más que adecuada. Y aunque es cierto que en ocasiones juega a no mostrar las acciones en sí, sino sus consecuencias —como batallas de las que se sabe el resultado a posteriori sin que se describa el combate en sí—, también lo es que no faltan las escenas cargadas de emoción y tensión.
Es, además, una novela con un final suficientemente cerrado como para poder, casi, decir que se trata de un libro de lectura independiente, pero que construye un mundo tan interesante que deja con las irreductibles ansias de que se publique ya la siguiente entrega —ya anunciada por la editorial para 2017— y ver en qué nuevos sucesos se ven envueltos los miembros de esa dinastía recién creada. Si os gusta la fantasía épica con un toque algo diferente de lo acostumbrado, haceos un favor: leedlo.
4 comentarios:
Desde que oí hablar de esta novela me han dado ganas de leerla; mucho más después de vuestra reseña.
Nos la apuntamos a ver si algún día somos capaces de encontrarle hueco.
Saludos!
Genial reseña! Veo que todos nos hemos quedado con impresiones parecidas. Me encanto la forma que me hizo meterme en la piel de los dos protagonistas, por momentos era capaz de comprenderlos pese a que a veces sus acciones eran crueles y yo no estaba de acuerdo, pero entendía por que lo hacían y por que se enfrentaban. Aparte del exquisito mundo o Dioses que crea, creo que los personajes es lo que le da un plus. La verdad que como dices, con ese final cerrado no se donde nos llevará un nuevo capítulo por Dara, pero creo tengo una "premonición" de donde creo que irán los tiros con una nueva dinastía. Un abrazo^^
Bueno, Rul, yo te recomendaría encontrar ese hueco, aunque con tantas posibles lecturas y tan poco tiempo es inevitable no llegar a todo.
Saludos
Sí Mangrii, uno de los grandes aciertos de la novela, para mi, es cómo consigue hacer empatizar al lector con los personajes. Habrá que ver cómo evoluciona la trama en la siguiente entrega, la verdad es que yo estoy bastante intrigado ;-)
Saludos
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