jueves, 17 de enero de 2019

Reseña: El pacto

El pacto.
La estirpe de la estrella 1.

L.G. Morgan.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

L.G. Morgan (Edición propia). Madrid, 2018. 392 páginas.

Primera entrega de una planeada saga todavía por desvelar en su número de volúmenes, la autora se embarca en una fantasía bastante canónica con el choque bélico y cultural entre dos pueblos vecinos pero con muy diferentes costumbres, más cercana a la Espada y brujería de toda la vida que a corrientes herederas o derivadas de ella en boga ahora. En un mundo subcreado Morgan confronta dos sociedades muy distintas, con tradiciones divergentes, una más libre y salvaje, otra más supuestamente refinada, aunque unidas por el deseo de expansión y de dominación que las ha mantenido en un inestable equilibrio fronterizo hasta que una impulsiva acción desencadena la reacción que podría arrasar con la paz de años pasados. El amor de una madre, la pulsión irresistible de un caudillo, las ambiciones de un hombre relegado a un segundo puesto, un niño marcado con una estrella que debe ser salvado para cumplir su destino, una huida inevitable, una magia que va más allá de lo imaginado, violencia desatada, mujeres de armas tomar —literalmente—, una tierra de mitos, leyendas de tiempos remotos, pasiones no buscadas, erotismo usado como arma, alianzas puestas en duda y lealtades inquebrantables que enfrentarán a amigos, parientes y aliados. La aventura está servida.

En la Tierra de los Tres Ríos, mientras se encuentra en una especie de duermevela, Ian, heredero del gran señor de Lorrell, tiene lo que en apariencia es un sueño de lo más vívido, en el que «firma» un trato con una bella mujer sin saber demasiado bien a qué se está comprometiendo. Un pacto que no podría decir si ha sido o no real. Embarcado con sus gentes en una misión punitiva contra el vecino reino de Aslund, sus enemigos ancestrales, al llegar a la fortaleza de Blakkia, donde residen los soberanos aslandios, va a llevarse la sorpresa de su vida, debiendo enfrentar un reto para el que difícilmente está preparado. Un reto planteado por la enigmática y capaz reina Mirella, que le unirá a la misteriosa Sigrid, una poderosa guerrera capitana de la guardia de la reina, y a un recién nacido llamado a despertar antiguos poderes largamente dormidos.

Mientras Mirella ata y desata, y juega con las voluntad y la líbido de los hombres —o al menos de aquel que se encuentra al mando—, los actores de un drama cargado de ambiciones difíciles de alcanzar van tomando posiciones para alcanzar sus objetivos. El conflicto está servido, aunque no va a ser tan sólo el que los implicados podrían sospechar de inicio. Los parientes se volverán contra los parientes, los guerreros tendrán que dar la espalda a los suyos, y una madre renunciar a su hijo para darle la oportunidad de vivir.

La trama presenta una sociedad basada en los pueblos nórdicos, tanto en su organización política como en sus usos y costumbres, frente a otra más refinada, cuya magia se reviste de descripciones y características casi científicas, aunque fuerce bastante la credulidad del lector, precisamente por ese carácter cientifista, ante cuestiones como la de la vuelta a la vida de algunos fallecidos. En la narración se entremezclan sin rubor las pasiones más terrenales y carnales con los manejos esotéricos más etéreos. Con las mentalidades de los pueblos firmemente ancladas en el dominio patriarcal y masculino, algunos de los protagonistas se van a ver embarcados en un viaje de cambio de mentalidad, de aceptación de una «nueva» realidad en la que las mujeres se demuestran tan competentes y válidas como los propios hombres. Eso sí, hay bofetadas para todos gracias a unas mujeres que no dudan en tomar la espada y enfrentar los mayores riesgos.

El relato hace gala de una prosa algo difusa de inicio, con el acierto de no sobrecargar las descripciones pero que conlleva el que muchas acciones tengan lugar fuera de foco, y que va tomando firmeza conforme discurren las páginas, de unos diálogos algo entorpecidos en ocasiones por la búsqueda de una sensación de arcaísmo, y de un uso de la elipsis un tanto confusa en momentos cruciales. Características que si bien llaman la atención en el arranque de la aventura no apartan la atención de lo plasmado después en las páginas de la novela. Sin juicios morales, sin un duelo entre buenos y malos, porque en ambos bandos hay tanto heroes como villanos, Morgan afronta el choque de culturas al nivel general de toda una sociedad, con un enfrentamiento que dará lugar a numerosas muertes antes de dar paso a cierto entendimiento, y a otro mucho más cercano en que una mujer y un hombre tendrán que aprender a conocerse, a actuar al unísono, a ganarse la confianza del otro, mientras descubren sobre la marcha habilidades que ninguno esperaba en ese estadío de su vida. Las reflexiones se van desprendiendo de la acción sin entorpecerla. El sexismo y la discriminación más «tradicionalista», el maltrato, el desprecio cultural hacia lo ajeno o lo extranjero, la superioridad moral sin más base que ser el ganador en una contienda armada, la maternidad y paternidad entendidas como una obra en común...

El pacto es una primera entrega de saga que deja con bastantes respuestas, dado que el arco argumental principal queda cerrado, pero también con abundantes preguntas, quedando mucho por resolver y un enorme escenario por explorar. La estirpe de la estrella, destinado a grandes cosas si le permiten vivir, apenas ha dado sus primeros pasos sobre la tierra. Queda mucho por andar. Como nota anecdótica, para aquellos que todavía recelan de los libros autopublicados, cabe decir que la calidad del ejemplar físico de esta novela es superior a muchos otros con una gran editorial detrás y que, salvo algún detalle mejorable de la maquetación, desde el tipo al tamaño de la letra o los márgenes elegidos, nada desmerece en este volumen.

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