John Scalzi.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Minotauro. Col. Ciencia ficción. Barcelona, 2012. Título original: Fuzzy Nation. Traducción: Miguel Antón. 285 páginas.
Como él mismo confiesa, Scalzi se planteó la escritura de esta historia como una muestra de amor, un ejercicio literario consistente en escribir un remake
de una novela que admiraba y que en principio era algo tan personal,
destinado a su propia diversión, que no debiera haber visto la luz. Las
circunstancias cambiaron y El visitante inesperado se publicó como una actualización para el público del siglo XXI de una historia clásica, Little Fuzzy —Encuentro en Zarathrusta— del estadounidense H. Bean Piper.
Reconozco no haber leído la «original», así que la presente reseña se
limita a comentar la novela de Scalzi, sin posibles comparaciones con la
de Piper que establezcan la mayor «bondad» o acierto de una sobre la
otra, desconociendo los parámetros literarios de la obra madre ni su
vigencia actual en una época en que tan mal han envejecido ciertos
clásicos. Ciertamente, aparte de la inevitable curiosidad por poder
comparar con la predecesora, esta novela se «siente» plenamente
independiente y completa sin necesidad de ningún apoyo externo para ser
disfrutada en su totalidad.
Jack Holloway es un prospector independiente que trabaja para la Empresa ZaraCorp en el planeta Zarathrusta,
y que a través de una enorme pifia, un accidente de proporciones
sísmicas, va a tener un enorme golpe de suerte. De vuelta de todo,
expulsado de su anterior trabajo como abogado por razones que prefiere
mantener en las sombras, egoísta, interesado tan solo en su propio
interés, solitario algo amargado, codicioso y tramposo, el protagonista
no es precisamente un dechado de virtudes. Sin embargo, es el prototipo
de «pícaro» caradura que pronto se va a ganar el corazón de los
lectores, sobre todo cuando la «visita» de un pequeño ser en su retirada
cabaña instalada en la jungla del planeta tenga como consecuencia un
gigantesco vuelco en su vida, poniéndola patas arriba junto a todas sus
convicciones y forzándole a cambiar su forma de ser.
Ya
desde el mismo inicio de la novela el autor va a establecer ciertos
parámetros que sitúan la obra en un línea de «comedia» —partiendo de los
particulares trucos que Holloway ha enseñado a hacer a su perro— con
toques dramáticos, que luego se va a mantener a lo largo de toda la
trama, con el habitual humor ácido de Scalzi, lanzando sus dardos en
esta ocasión contra las grandes corporaciones y el estamento de la
abogacía en general. Y es que la gran corporación, ZaraCorp, no dudará
en sobornar, amenazar, mentir, asesinar... para mantener el negocio en
marcha y los beneficios fluyendo con el mínimo coste posible, sobre todo
cuando olfatee la veta que podría mantener en positivo la cuenta de la
empresa durante muchos, muchos años.
Con
un ritmo celérico que no permite pausas, pero tampoco una especial
caracterización de los personajes secundarios —que terminan adquiriendo
papeles un tanto estereotipados: la inteligente e idealista científica
agobiada por las circunstancias, el implacable director de la
corporación, el abogado que lucha contra el sistema, el sicario de
obediencia ciega...—, la trama se sucede entre revelación y revelación,
aunque sin llegar a convertirse tampoco exactamente un libro «de
acción», hasta que pasada la mitad del libro la narración del
descubrimiento de los pobladores del planeta, con la candente cuestión
de si son inteligentes o no pendiente de resolución, se transforma en un
relato procesal, sumergiendo a los lectores en un drama judicial
muy en la línea de tantas series de abogados y fiscales que buscan dar
la vuelta a la ley para acercar el veredicto a su interés particular,
manipulando la verdad todo lo que sea necesario para conseguir una
sentencia favorable, aunque sea en versión David y Goliath en esta ocasión.
Scalzi ofrece
en su particular ejercicio de reinterpretación una novela ligera y
rápida de leer, aunque sólida en sus planteamientos, amena y divertida,
con diversos giros sorprendentes e imaginativos, y elementos que invitan
a la reflexión —por mucho que sea la típica en estos casos sobre la
maldad de las grandes corporaciones y la defensa del débil—. Sin haber
leído el «original» cabe decir que El visitante inesperado
es un digno homenaje, en cuanto se trata de un libro muy entretenido de
leer con una trama que no decepciona —aunque seguramente se tiene que
«empatizar» bastante con el sentido de humor del autor, porque si no
igual sí que se pueden atragantar según qué pasajes— y posee la virtud
de crear el deseo de leer la novela de Piper,
al tiempo que se trata de una interesante obra independiente que no
necesita de ninguna ayuda externa para resultar satisfactoria. Ideal para
pasar un buen rato.
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Reseña de otras obras del autor:
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