sábado, 10 de octubre de 2015

Reseña: Medio mundo

Medio mundo.
El Mar Quebrado II.

Joe Abercrombie.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Fantascy. Barcelona, 2015. Título original: Half the World. Traducción: Manu Viciano. 446 páginas.

La segunda entrega de la trilogía de El Mar Quebrado, pasados unos pocos años de los sucesos narrados en Medio rey, empieza «descolocando» al público con el cambio de protagonistas principales, desplazando aquí un par de los anteriores a una posición algo más secundaria y dándole el centro del relato a dos nuevos personajes capaces de robarle el corazón al lector más encallecido. Todos los elementos que hacían atractiva la lectura de la anterior se encuentran también aquí, potenciados y refinados para conseguir una obra incluso mejor, con entidad propia y, casi, autoconclusiva, a la par que se han pulido muchos de los «defectos». Una obra que se sacude sin rubor la calificación de «juvenil» para ofrecer una historia sin etiquetas de edad, para el más amplio público. Una historia de crecimiento protagonizada por dos jóvenes rechazados que buscan su lugar en el mundo y en la sociedad en que han crecido, sí, pero también un apasionante relato de intrigas y conspiraciones, del camino a una guerra que parece inevitable, de manipulaciones en la sombra y de la difícil forja de alianzas, de la búsqueda de poder, de denuncia de las injusticias, de coraje, entrega, superación y camaradería como en los mejores libros de Abercrombie.

Espina Bathu es una airada muchacha de dieciséis años que busca hacerse un hueco entre los guerreros de Gettlandia. Su padre murió a manos de Grom-gil-Gorm, el Rompeespadas, el Hacehuérfanos, rey de Vansterlandia, y ella se ha jurado cobrar venganza algún día. Brand es un mocetón lleno de sueños de batallas y de gloria, que no obstante no puede soportar la injusticia; algo que le meterá en un grave problema. Por complejas circunstancias ambos terminarán formando parte de la variopinta y poco recomendable tripulación del Viento del Sur, la galera del Padre Yarvi, quien navega en una misión diplomática con la intención de encontrar aliados para el más que previsible enfrentamiento con el Rey Supremo y sus intenciones de hegemonía absoluta. Juntos, unidos por el duro esfuerzo a los remos del navío, pero enfrentados por sucesos de su reciente pasado, ambos jóvenes forjarán una extraña relación a lo largo del arriesgado, peligroso y sorpresivo viaje. A su lado, sus malcarados y pendencieros compañeros de tripulación irán dándoles el contrapunto adecuado, destacando la misteriosa anciana Skifr y su reticente, y terrible, uso de la magia «élfica».

De ella y sus lecciones de lucha Espina aprenderá que una mujer en un mundo de hombres, de guerreros cargados de prejuicios, debe refinar sus armas, sacando provecho de todas sus artes, aceptando no obstante las diferencias entre unas y otros como algo natural y a explotar. El autor muestra, no sólo con Espina sino también con Rin, la hermana de Brand, o con Safrit, encargada de la intendencia a bordo del Viento del Sur, que hombres y mujeres no son ni mejores ni peores, ni siquiera «iguales» en todo, tampoco inferiores en nada, sino que cada cual posee unas aptitudes que le hacen único y merecedor de respeto. Si no puedes ganar a fuerza bruta, deberás ser mejor en ingenio. En palabras del padre Yarvi: «Mientras vivas , lo que puedas llegar a ser está en tus manos antes que en las de ningún otro».

Los capítulos se alternan desde la óptica, siempre en tercera persona, de Espina Bathu y de Brand, sin dar respiro. Así Abercrombie narra en esta ocasión los hechos desde dos puntos de vista que dan mayor profundidad al relato, matizando y ampliandose el uno al otro. Ambos son los lados opuestos de una moneda, el yin y el yang. Una dualidad muy presente en diversos aspectos de la novela. Una tocada por la Madre Guerra y el otro por el Padre Paz. La una encarnación de la ira y el rencor, el otro la plasmación de la tranquilidad y una, irónicamente, tempestuosa calma. Ambos «heridos», rechazados, buscando hacerse un hueco y ser aceptados en su sociedad. Y aunque el padre Yarvi se encuentre en un segundo plano narrativo, lo cierto es que sus planes y maquinaciones son, sin duda, el motor del relato, moviendo los hilos desde las sombras. Yarvi, habiendo madurado a través de su anterior ordalía, es ahora un «hombre astucioso» —me encanta la gran labor de traducción de Manu Viciano— y quien se encuentra directamente detrás del viaje de crecimiento y autoconocimiento que ambos jóvenes «emprenden». Un viaje que pondrá a prueba tanto su fuerza física como mental. Es él quien, de forma tortuosa e insidiosa, va modelando sus destinos y, muy posiblemente, el de medio mundo abocado a la guerra. Medio mundo que el periplo de los compañeros permite conocer en mayor profundidad, descubriendo nuevas tierras lejanas, llenas de misterio y peligros, reinos diferentes, cada cual con sus costumbres y tradiciones, sus gentes y tribus, sus políticas y mitos, dando cuenta de las muy distintas civilizaciones que se desarrollan en torno a los mares Quebrado y Dorado.

Por mucho que esta trilogía haya sido catalogada en origen dentro del difuso y adaptable «género» YoungAdults (adultos-jóvenes), y que ciertos elementos, como la edad de los dos protagonistas principales, el «romance» de fondo, con sus dudas y equívocos, o el propio viaje de autoconocimiento entre otros, sean características del «nicho» juvenil, lo cierto es que en este libro se encuentran todas las virtudes que han atraído hacia Abercrombie a una legión de seguidores sin límite de edad —aunque también hayan apartado a algún lector, todo hay que decirlo—:

La violencia sin tapujos y el crudo realismo de sus propuestas, que no esconden el dolor y el sufrimiento. Los diálogos directos, sinceros y sencillos, que consiguen caracterizar a cada uno de sus impactantes y bien perfilados personajes, desde los sucios, ásperos y duros hombres de armas, terriblemente humanos, con sus vicios y defectos, y un lado tierno, hasta los representantes de lo más alto y lo más bajo de sus respectivas culturas, monarcas, nobles, soldados y plebeyos. La exaltación de la amistad y el compañerismo entre los guerreros mientras denigra todo el absurdo de la guerra y muestra la falta de gloria en la batalla. El humor negro que debe ser enarbolado precisamente en las peores de las situaciones. La moralidad ambigua y la tonalidad gris de las decisiones que deben ser tomadas en circunstancias adversas; el honor cuestionable, los duelos y combates que poco dirimen; la elusiva realidad que se esconde tras las leyendas y su incontrolable crecimiento. Los planes que nunca salen exactamente como se plantean, las intenciones ocultas incluso detrás de las mejores acciones, la falta de certezas. El peso de los juramentos en el corazón de los que los pronuncian. Lo engañoso de los presagios y su tendenciosas interpretaciones. La leve presencia de la magia. Y, por encima de todo ello, la aventura desatada…

Lejos de contentarse con ser el libro de «en medio» de la serie, Medio mundo supera en intensidad, emoción, profundidad e interés a su predecesora, haciendo virtud y potenciando mucho de lo que allí tan sólo se intuía, rellenando «lagunas» que habían quedado vacías y ofreciendo a los lectores, a pesar de su final abierto, una aventura completa y con un final coherente y certero —por mucho que el recurso del presagio esté más que utilizado—. Es, de nuevo, un viaje, pero se trata de uno muy diferente del narrado en Medio rey y con más amplias consecuencias. Y es, de nuevo, como allí ocurriera con Yarvi, la historia de unos jóvenes que deben encontrarse a sí mismos, madurar y decidir quiénes son en realidad, aunque aquí no esté en juego el destino de un reino, sino el de muchos. Es la historia de una venganza también, y de la manera en que se construyen las más extrañas amistades. Y, sobre todo, es una muy entretenida aventura que deja con enormes ganas de disponer ya del tercer y último volumen de la trilogía.

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Reseña de otras obras del autor:

    La voz de las espadas. La Primera Ley: libro I.
    Antes de que los cuelguen. La Primera Ley: libro II.
    El último argumento de los reyes. La Primera Ley: libro III.
    La mejor venganza.
    Los Héroes. 
    Tierras Rojas.
    Medio rey. El Mar Quebrado I.

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