domingo, 1 de mayo de 2016

Reseña: Castillos en el aire

Castillos en el aire.

VV.AA. (Ed. Mariano Villarreal).

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Sportula. Gijón, 2016. Edición digital (epub). 342 páginas.

Castillos en el aire / Castles in Spain es un ilusionante proyecto que nace con la intención de reunir en una antología —esperemos que varias, si este primer volumen se ve acompañado del éxito en sus ventas— los relatos y novelas cortas más representativas de la “pequeña gran historia del fantástico (ciencia ficción, fantasía y terror) en España”, echando mano de aquellos autores, y sus obras, más representativos de lo que ha dado el género en nuestro país, con la particularidad y el valor añadido de simultanear la edición en idioma original —la cual va a ser el objeto de esta reseña— con otra con el contenido traducido al inglés para conseguir una difusión fuera de las fronteras del español. Varios premios Ignotus, Alberto Magno o Pablo Rido se reparten las páginas en una selección de lo más heterogénea en cuanto a estilos y temáticas, en la que no se puede poner en duda la calidad de ninguna de las seleccionadas —aunque quizá sí la idoneidad de alguna de ellas para un proyecto como este—. Una gran oportunidad para conocer algunos de los hitos que llevaron a conformar el camino hacia el actual estado del género en España.

Tras la Presentación a cargo de Mariano Villarreal, editor e impulsor del proyecto, donde desgrana algunas de las intenciones del mismo y da una serie de pinceladas a la historia del género fantástico escrito por autores españoles, el volumen se abre de una manera un tanto arriesgada con La estrella, de Elia Barceló. Arriesgada no porque el relato no sea bueno, que lo es, sino por la necesaria inmersión que su narrativa exige y porque seguramente no es ni el mejor ni el más representativo de la obra de la autora, aunque quizá sí lo sea de una época como primer ganador de un Ignotus —que al fin y al cabo es una de las cosas que pretende reflejar el proyecto—. En un futuro lejano la Tierra fue abandonada tras hacerse ecológicamente inhabitable. Pero algunos restos de la «humanidad» quedaron atrás y han evolucionado a algo muy distinto. Cuando una expedición proveniente de Nueva Tierra exploré la posibilidad del retorno, dos posturas antagónicas saldrán a relucir, enfrentando a aquellos deseosos de revivir un pasado un tanto idealizado y quienes solo quieren mirar hacia delante. El choque con lo que van a encontrar en Terra, personalizado en los dos tripulantes que bajan a la superficie, en ese «primer contacto», mostrará que cada postura puede ser defendida como correcta, pero también que cada una conlleva sus riesgos. El reencuentro entre ramas escindidas de la especie, junto con la denuncia ecológica y el dilema moral, se mantienen totalmente vigentes. Barceló, en un interesante ejercicio estilístico, utiliza un estilo más convencional y directo para reflejar la parte de los expedicionarios, y otro más experimental, más sensitivo y emocional, para la parte de los componentes de la Estrella, de los representantes de esa nueva humanidad avanzada que ahora puebla el desértico planeta.

En El rebaño, de César Mallorquí, una plaga se ha llevado por delante a toda la humanidad. No queda nadie, pero alguna de sus obras se resisten a desaparecer. En ausencia del pastor, un perro, Brezo, pastorea un rebaño de ovejas en los Pirineos, siguiendo la tarea que le inculcaron desde que era un cachorro, cuidándolas y enfrentando la amenaza de los nuevos depredadores, como puedan ser las jaurías de perros salvajes. Mientras tanto, en órbita un satélite artificial denominado Geosat, después de que el desastre llevase al despertar de su Inteligencia Artifical, intenta cumplir los parámetros de la última misión que le fuera encomendada. El caos y la naturaleza se enseñorean del mundo borrando lenta pero inexorablemente cualquier resto de la existencia de los seres humanos. Es un relato con una importante carga poética y nostálgica que exige la total aceptación de los parámetros de inicio, para poder ser disfrutado —esa dicotomía que lleva a Mallorquí a cambiar sin aviso ni transición de un punto de vista narrativo omnisciente y distante a uno desde la óptica de Brezo haciendo que, comportándose en todo momento como lo haría un perro, se le atribuyan algunos pensamientos o imágenes difícilmente asumibles por una mente canina—. Una vez inmerso en la subyugante prosa, no obstante, el carácter casi lírico de la propuesta consigue encandilar y llenar de desasosiego al lector, transmitiendo a la perfección el sentimiento de pérdida y soledad que imbuye todo el relato. Una cura de humildad en todo caso.

Le sigue un clásico donde los haya dentro de la historia del género. El bosque de hielo, de Juan Miguel Aguilera, es un relato que conserva toda la frescura y fascinación de su publicación primigenia, y que no deja de sorprender, tanto por sus especulaciones científicas como por su plasmación literaria. Sentido de la maravilla en su más amplio término. Perteneciente al ciclo que lleva de Némesis a Akasa-Puspa, la acción se sitúa en la colonización de la nube de Oort, cuando la humanidad se encuentra en proceso de separarse en dos ramas distintas entre aquellos que permanecen atados a los planetas —la Tierra, Marte…— y aquellos otros que van adaptando sus cuerpos, mediante ingeniería genética, a la vida en el espacio, y lo centra en un primer contacto con una especie extraterrestre realmente alienígena. Caracterizado por su cercanía al hard, con profusión de ideas científicas y tecnológicas, hace gala de un buen uso de la prosa, lo que hace que se lea con gran agrado.

Domingo Santos es sin duda otro de los pesos pesados entre los escritores de ciencia ficción en español, además de tener a sus espaldas una enorme labor como editor y promotor del género. Su relato Mi esposa, mi hija empieza como una historia de amor arrebatador que lleva la protagonista, Sergio Hofenbach, a encargar la clonación de su esposa Claudia para poder mantenerla a su lado a cualquier precio. Pero ya se sabe que los deseos no siempre salen como uno imagina, y un clon no tiene porqué ser, sobre todo en su personalidad, un calco de la persona clonada. Triste, duro y bastante intimista, encierra una historia sobre lo fútil de los deseos y sobre cómo la realidad se encarga de cambiar los mejores planes, que se hace un tanto cuesta arriba en ciertos momentos que parecen alargar innecesariamente el relato. Entre la esperanza y el derrotismo, Santos esboza la idea de que cada cual es como es independientemente de cómo quieran los demás que sea, pero que el ser humano es también ese único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

El siguiente relato, Mensajero de Dios, de Rodolfo Martínez, pertenece al conocido —y si no se conoce, se debería— ciclo de Drímar del autor; y de hecho se trata de una especie de corolario a su novela La sonrisa del gato —y de refilón también a Un jinete solitario—, pues narra eventos que tienen lugar un tanto después de lo sucedido en esta. Ciberpunk, Inteligencias Artificiales y el reto de encontrar a quien no desea ser encontrado dentro de lo más profundo de la red son los parámetros de una historia que quizá queda un tanto coja, ya que siendo un estupendo relato, se antoja que quizá no sea la mejor elección de cara hacia aquellos lectores que no sepan nada de la historia precedente, que no hayan visitado previamente La Peonza, la Confederación o el Mandato, que no hayan conocido a Vaquero ni a toda una serie de elementos claves que marcan el devenir de la historia. Además, tiene un final tan abierto que ni siquiera parece un final, invitando al menos a la lectura del resto de historias del ciclo.

En las fraguas marcianas, de León Arsenal, es un sugerente relato de frontera que discurre en un Marte a caballo entre el imaginado por Edgar Rice Burroughs —hay más de un homenaje en el propio texto— y el espíritu del soñado por Ray Bradbury. Mítico y evocador, describe un planeta rojo árido y polvoriento, y, sin embargo, lleno de vida, recorrido por caravanas a lomos de grandes lagartos, hostil, pero irresistible, donde el Sr. Balboa, un profesor universitario especializado en «lo marciano» llegado desde la Tierra, contratará a Vargas, un experimentado guía de origen terrestre que lleva ya catorce años en el planeta, para adentrarse en el desierto en pos de un objetivo secreto. Una misión que se desvelará más peligrosa de lo sugerido. Las leyendas marcianas se entremezclan con la dura realidad, los mitos marcianos como el de la división en dos tipos de personas, los de metal y los de piedra, los que se forjan y los que se esculpen, llenan de belleza un relato cargado de sensaciones.

Derivando hacia el realismo fantástico con Una canica en la palmera Rafael Marín interna a sus lectores en las calles y la historia de su querida Cádiz. Es difícil hablar de este cuento sin destripar una parte demasiado importante del argumento —a pesar de  que puede ser intuida desde bastante pronto— de esta historia que gira en torno a la amistad que se establece entre dos niños de ocho y siete años respectivamente, Lucía, de vuelta en la ciudad al haber conseguido su padre profesor, por fin, plaza fija allí, y Pablo, que conoce un montón de juegos antiguos y calza unas extraños «zapatos» de esparto, que serán un «espanto», pero al menos son cómodos. Una amistad que es mejor que el lector descubra por sí mismo para poder paladear del todo la maestría con la que Marín va desvelando sus detalles. Un relato de amor por el pasado, por la infancia que no ha de volver, de nostalgia por unos tiempos quizá más sencillos, con menos prisas, con unos juegos y unos hábitos que no costaban un duro y entretenían en comunidad mucho más de lo que pueda hacer ahora cualquier «comunidad virtual». Como detalle añadido, en la figura del novio de la tía de Lucía es fácil reconocer a cierto boxeador retirado, al que no se llega a nombrar aquí, pero que luego protagonizaría algún otro relato, y novela, del autor gaditano.

Ilustración de Raúl Gómez
En La nave de los albatros Félix J. Palma ofrece una ominosa historia de gentes que viven entre el mar y la tierra, donde un desabrido marinero, muy estricto con su familia, decide abandonar la mar sin que nadie llegue a entender la razón, para gran disgusto de su hija adolescente, quien se ve enclaustrada en su casa sin comprender porqué su padre la trata así. La magnífica prosa de Palma conduce la historia con gran soltura llevando al lector a placer por donde él desea, haciendo cambiar varias veces la perspectiva con la que interpretar lo narrado, jugando con los errores de incomunicación generados por las actitudes del padre y los silencios de la hija, variando el enfoque de los hechos a la luz de las actitudes que se van mostrando —al lector, no a la familia— y con un final de quitarse el sombrero. Una auténtica joya de fantasía oscura.

La cacería secreta, de Javier Negrete, se puede considerar en justicia una precuela a su novela La espada de fuego, de la que muestra cierta independencia y entidad propia, a pesar del enorme número de conceptos en torno a esa obra que se manejan en el texto. El protagonista aspirante a hacerse con la espada del Zemalnit de la tetralogía de Tramorea, Derguín, es aquí, con diecisiete años, el cadete más prometedor de Uhdanfiún, la Academia de Artes Marciales, cerca ya de alcanzar el séptimo grado y convertirse en Tahedorán. En medio de un ejercicio de supervivencia, un grupo de compañeros, unos matones que se hacen llamar «Los Dedos de Hierro» le invitan a unirse a la Cacería Secreta, a la que se unirá de forma reticente, temeroso del resultado, que efectivamente no será muy favorable para él. Siendo una historia completa y perfectamente cerrada, sabe a poco, y al menos invita a quien no lo haya hecho ya a introducirse en el mundo de Tramorea, donde se encontrará con una de las mejores series de la fantasía española.

Cierra el volumen de manera más que satisfactoria Víctima y verdugo, de Eduardo Vaquerizo. Una historia que se desarrolla en el mismo universo steampunk alternativo que se iniciase en Danza de Tinieblas, situando la acción en este caso en las junglas latinoamericanas a orillas del Orinoco. Entre el sofocante, húmedo y aplastante calor, la desidia se ha instalado en los aislados, y algo precarios, campamentos de los tercios. El teniente de volateros Avellaneda de Castro recibirá la misión de internarse en la selva en busca de un religioso, el padre Olaberría, que ha instalado su misión río arriba, entre los temibles indios Ayumara, de la que provienen inquietantes historias. El autor, dentro de su original creación, factura su particular homenaje a El corazón de las Tinieblas de Conrad —con algo de inspiración en Apocalipsis Now también de rebote— que da cuenta de la amplitud de temas y enfoques que permite su mundo alternativo, alejándose en esta ocasión de la metrópoli para viajar hasta los lejanos territorios de las colonias.

La selección encierra una pequeña muestra del pasado del género en España que se convierte en el perfecto complemento de otras antologías del editor como Mariposas del Oeste donde se presentan obras más actuales. Reúne a una serie de autores que han dado forma, y siguen dándosela, al fantástico gestado en español, indiscutibles todos ellos. Sin embargo, abarcar todo el abanico de obras que encajen en la más amplia definición del nicho, abriéndose  tanto a la ciencia ficción como a la fantasía y/o al terror, hace que la selección se antoje escasa, muy representativa, sí, pero que inevitablemente deja con el deseo de que el proyecto pueda tener una continuidad en el futuro, recuperando otros muchos relatos y autores que también marcaron las diversas épocas del fantástico español. De todas maneras, Castillos en el aire se revela imprescindible para cualquier lector de género que desee saber cómo se ha ido construyendo el camino. Un camino que todavía tiene mucho por recorrer.

6 comentarios:

Mangrii dijo...

Hola :) Como siempre las propuestas de Mariano Villareal me parecen muy interesantes, siempre teniendo un par de títulos o autores que me generan interés por leer. Me ha llamado la atención la edición simultanea en inglés, supongo que es de cara a la EuroCon y dar a conocer al publico una cantidad interesante de autores españoles. Sin duda este caerá pronto, aunque antes tengo que leer A la deriva en el mar de las lluvias que me apetece muchísimo. Un abrazo^^

Santiago dijo...

Mariano está haciendo un magnífico trabajo por la Literatura fantástica en este país.

Yo de esta antología había leído ya unos cuantos relatos previamente (debe ser lo único bueno de ser ya "veterano"), pero tenerlos todos reunidos así es todo un lujo; aunque también aviso de que alguno puede quedar un tanto "cojo" si no se conoce la serie a la que pertenece...

Y "A la deriva en el mar de las lluvias" es un must como la copa de un pino. así que no lo dejes pasar ;-)

Saludos

Último Íbero dijo...

Pues habrá que comprarlo :D. Por cierto, la portada es una delicia.

Santiago dijo...

Harás bien en comprarlo y apoyar esta iniciativa ;-)

Es una lectura que no defrauda y que sirve para ir conociendo el pasado de la Literatura fantástica española actual.

Y la portada es una pasada, sí. Yo ya tengo candidato para los Ignotus del año que viene.

Saludos

literfan dijo...

Gracias por los comentarios. Mi mayor satisfacción es que los libros que edite y las historias que incluyan gusten a los lectores. Si esto es así, siempre habrá un nuevo libro gestándose en mi mente :-)

Santiago dijo...

Y nosotros que podamos seguir leyéndolas ;-)