domingo, 17 de julio de 2016

Reseña: Cuchillo de agua

Cuchillo de agua.

Paolo Bacigalupi.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Fantascy. Barcelona, 2016. Título original: The Water Knife. Traducción: Manuel de los Reyes. 540 páginas.

En El cazador de tamariscos —incluido en la antología del autor La bomba número seis y otros relatosBacigalupi presentaba unos sedientos EE.UU. en un futuro cercano en que las guerras por el agua empezaban a cobrarse sus primeras víctimas y donde el estado de California hacia efectivos su parte de «derechos» históricos sobre la cuenca del río Colorado, firmados entre siete estados en un tratado de 1922, dejando a los habitantes de las riberas sin acceso a sus aguas. En Cuchillo de agua el autor va a ampliar la premisa, introduciendo nuevos actores y una escala mucho mayor en el drama de la lucha por el líquido elemento contra la desertización y el abandono de los territorios, llevándola a una altura mucho mayor. Una vez más, el autor incide en el mensaje medioambiental en que se sustentan buena parte de sus novelas —por no decir todas—, y lo hace con el ropaje noir de un thriller de suspense greenpunk donde la búsqueda del recurrente McGuffin enredará a los protagonistas en una espiral creciente de violencia y malas prácticas con una complicada, sino imposible, salida.

Vegas (Nevada) y Phoenix (Arizona), castigados por una sequía que ha llegado para quedarse por muchos rezos que los desesperados dediquen a la Santa Muerte e inmersos en una poco soterrada guerra por el agua, se dedican a construir eficientes arcologías —megaedificios cerrados al exterior con la capacidad de autosostenerse reciclando la mayoría de sus desperdicios, tanto líquidos como sólidos— donde los privilegiados puedan disfrutar de una existencia idílica, aunque a la larga insostenible, mientras fuera de sus muros el resto de ciudadanos malviven soñando con emigrar a un norte donde todavía llueve cruzando las cerradas fronteras entre los estados de unos cada vez más desunidos EE.UU.

Angel Velasquez trabaja para Catherine Case, señora de las Vegas, encargada de que el agua siga fluyendo hacia el desarrollo de las arcologías Cypress para disfrute de sus ricos clientes, mientras condena al polvo al resto de conciudadanos. Angel, con un asado más que turbio, es el ejecutor de sus órdenes más expeditivas, encargado de esos trabajos en la sombra  que luego nadie confirma haber encargado ni realizado, a medio camino entre detective, comando, sicario y asesino sin conciencia. Lucy Monroe es una desencantada periodista freelance que vive en la polvorienta Phoenix retratando la dura vida de sus ciudadanos, blindando su corazón sin querer implicarse en sus dramas cotidianos, pero sin poder en realidad evitarlo. Y una de esas personas que malviven en los bordes casi deshabitados de la ciudad es Maria Villarosa, refugiada tejana que sobrevive gracias a su ingenio con el comercio a pequeña escala de raciones de agua para los trabajadores de la nueva arcología de la ciudad. Una ciudad al borde del colapso, con California y Nevada intentando hacerse con las reservas que la mantienen viva a duras penas, monopolizando los menguantes caudales del Colorado. Cuando un elemento que podría cambiar todo el equilibrio de fuerzas entre en juego, Angel, Lucy y Maria verán entremezclados sus destinos en un juego fatal que irá empedrando su camino de cadáveres. Una investigación a la que siempre parecen llegar, de forma harto frustrante, tarde, y en la que sus propias vidas se encontrarán expuestas al máximo riesgo.

En una sociedad en la que el agua vale más que el oro el autor transmite a la perfección la desesperanza que puede llegar a causar su ausencia, la sed, la limpieza imposible, el polvo que se pega a todo, contagiando al lector del ansia de alguno de los protagonistas por el líquido elemento. Cuando la inversión privada empieza a tomar el lugar del gobierno federal y de los poderes locales, la injusticia y la picaresca  se extienden como la pólvora. La fronteras entre estados se cierran convirtiéndose en muros infranqueables que los sedientos intentan cruzar la mayoría de veces sin éxito. México se encuentra totalmente en manos de los cárteles, Texas ya ha caído en el abandono, y mientras los «coyotes» hacen negocio ayudando a pasar de un lado al otro a los más afortunados, los refugiados son mirados con desprecio por los residentes que consideran que vienen a abusar de sus también escasos recursos. Se establecen milicias para controlar estos flujos, mientras se gesta un ambiente de odio al foráneo. En estas circunstancias sólo los más ricos, y sus empleados, disfrutan de los nuevos emplazamientos, construidos con capital y tecnologías de procedencia china, con acceso ilimitado al agua eficientemente reciclada y a todo tipo de lujos. Un caldo de cultivo perfecto para el drama.

Antihéroes de capa caída, periodistas desencantados, jefes despiadados, ejércitos privados, capos sanguinarios, trabajadores extenuados, sicarios sin escrúpulos..., se encontrarán inmersos en la carrera en pos del misterioso elemento que podría cambiar todo el equilibrio de fuerzas, pero que por el momento no han causado más que muertes. Jugado principalmente a tres bandas la trama del thriller se desenvuelve con una rapidez que no esconde en absoluto la crítica al egoísmo y deshumanización de una parte de nuestra propia sociedad actual a la que sólo le importa su propia existencia, añadiendo una denuncia de muchas políticas desarrolladas hoy en día que pueden conducir al planeta a una situación insostenible a no demasiado tardar. Una problemática que hunde sus raíces en nuestros días, ante la desidia generada entre los poderes fácticos por el cambio climático y el calentamiento global.

Bacigalupi, partiendo de las bases que hoy mismo se están sentando, tanto tecnológica —coches eléctricos, impresoras 3D industriales, materiales sintéticos…— como política y ecológicamente, retrata en estos estados del sur de los EE.UU. una sociedad en estado terminal, que ve cómo en el norte existen todavía lugares idílicos, pacíficos y alejados de toda la problemática de la escasez de agua, que difícilmente pueden reconciliar con lo que en ella se está viviendo. Una sociedad plagada de corrupción y desengaño, donde la información es hija de nuestro tiempo de inmediatez en las redes sociales, pero donde el verdadero periodismo brilla en demasiadas ocasiones por su ausencia, donde las personas tienen miedo de acabar como un cadáver sin nombre en el fondo de una piscina vacía, donde los encargados de proteger al «pueblo» sólo protegen los intereses de los privilegiados, donde la desigualdad creciente es la norma y donde los que muestran empatía o compasión suelen acabar tan mal como aquellas personas objeto de sus desvelos. Violencia casi siempre sin sentido, prostitución como el recurso desesperado de las jóvenes refugiadas, drogas para evadir la realidad, sueños rotos por doquier, lealtades cuestionadas, personajes llenos de matices «grises» y un anhelo por el agua que lleva a cometer acciones que nunca se hubieran contemplado en circunstancias un poco más benignas.

En Cuchillo de agua el autor no abandona sus temas preferidos ni su denuncia ecológica de las consecuencias del cambio climático, pero vuelve a arroparlos de una forma de lo más interesante para que nunca lleguen a convertirse en algo dogmático o adoctrinador. Bacigalupi entierra su mensaje de activista ecológico y denuncia social en el sustrato del intenso thriller de acción y suspense, con la investigación criminal y periodística y la búsqueda del elemento que lo desencadena todo como motor de la trama, sin que entorpezca en momento alguno lo narrado consiguiendo llevar al lector en volandas hasta la resolución del misterio en el entorno de un futuro tan terrorífico como, desgraciadamente, posible. De nuevo, felicitar a Fantascy por traer este autor a nuestro idioma y dejarlo en las profesionales manos de su habitual traductor, quien vuelve a realizar la mejor de las tareas.

2 comentarios:

Mangrii dijo...

Hola :) La verdad es que nunca he leído nada de Bacigalupi, pero su temática con ese componente ecológico siempre me llama la atención. Si La chica mecánica me llamaba, este creo que un poquito más por esa investigación en plan periodística dentro de un thriller que a su vez también es ciencia ficción en cierto sentido. Una pena que no venga al Celsius, por que me obligaría a comprarlo ya, pero no tardará en caer. Un abrazo y genial reseña :)

Santiago dijo...

Hola, Mangrii.

Tan sólo comentarte que la investigación de la trama es más detectivesca que periodística (el periodismo no sale muy bien parado aquí) y que si no has leído nada de Bacigalupi, ¡ya tardas! ;-)

Si quieres saber por llos parámetros en que se mueve, te recomiendo empezar con La bomba número seis, que tiene algunos relatos fabulosos y si ves que te gusta coger cualquier otro libro del autor (El cementerio de barcos es algo más juvenil, pero también está muy bien).

Saludos