Michael Poore.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Alianza editorial. Col. Alianza de Novelas. Madrid, 2018. Título original: Reincarnation Blues. Traducción: Miguel Marqués. 478 páginas.
Se podría considerar esta novela como una dilatada fábula, una historia con mensaje disfrazada de humor y surrealismo, con un carácter abiertamente filosófico, cierto misticismo y una reflexión sobre la forja del «alma» humana, sobre la búsqueda de la perfección, difícil de ignorar. Es una historia, un conjunto de historias más bien, que reúne gran cantidad de temas y de miradas a la vida y a la muerte desde una óptica casi budista —aunque eso quizá, como se ve en una de las muchas vidas del protagonista, tan sólo sea la excusa para todo lo demás—. El autor mantiene un tono irreverente, frívolo incluso, desenfadado, coloquial e irónico, aunque no dude en sumergir la trama «general» cada vez más en el drama y la tragedia conforme avanza el desgranar de las existencias de Milo, con momentos desgarradores, siempre atenuados por un inciso humorístico posterior. La muerte es una promesa desde el mismo momento de nacer, así que es importante ver lo que cada uno hace con su vida y lo que eso supone para los demás, qué es lo que se puede poner en el haber y qué en el debe de la balanza del alma al llegar a la Otra Vida. Algo que reviste singular importancia cuando se entra en la rueda de la reencarnación y los méritos y deméritos van a conformar posteriores existencias. Y si encima se está enamorado de la Muerte hay muchos dilemas derivados de la ecuación a tener en cuenta.
En 2017, tras ser devorado por un tiburón, Milo descubre que, tras vivir 9.995 vidas, sólo le quedan cinco reencarnaciones para intentar alcanzar la perfección, y la alternativa no se le presenta nada atractiva. Milo ha evitado, consciente e inconscientemente, el objetivo marcado, en parte por su propia dejadez, y en parte por su amor nada platónico hacia la Muerte, también conocida como Suzie, quien además le corresponde. Lo cierto es que no ha puesto demasiado empeño en la tarea. Siempre había asumido que tendría más oportunidades, pero ahora le ha llegado el momento de la verdad.
Las diez mil vidas de Milo discurren tanto en el pasado, desde su primera encarnación en el valle del río Indo en el 2600 a.C. hasta el lejano futuro en que la humanidad está en fase de colonizar las estrellas. Vidas que no son vividas, ni narradas, temporalmente hablando de forma lineal, sino mediante saltos adelante y atrás en la cronología del mundo. Milo posee el alma más longeva sobre la Tierra. Ha sido mayormente un hombre, pero de vez en cuando también ha sido una mujer e incluso un grillo. Ha tenido múltiples parejas. Ha habitado multitud de países y ejercido las más varias actividades. Ha vivido vidas largas y provechosas, y vidas cortas e insatisfactorias. Y de la mano de Poore muchas de estas existencias se convierten en auténticos relatos y novelas cortas con entidad propia que hacen del volumen una suerte de fixup de historias entrelazadas con una muy sugerente estructura narrativa, un rico mosaico compuesto de las más diversas teselas que terminan conjurando un hermoso dibujo.
El grueso de la novela se la llevan esas últimas cinco vidas de Milo, el sprint final para ver si consigue alcanzar la perfección; pero lo que enriquece de manera profunda el texto es la miriada de referencias al resto de sus existencias intercaladas entre estas, algunas de forma más detallada, otras apenas significadas con una breve mención Todas las profesiones, todas las vivencias, las experiencias, las relaciones, los chispazos de inspiración, el modo de jugar sus cartas en cada ocasión, los múltiples modos en que encontró la muerte…, llenan el texto de un profundo sentido calando poco a poco el mensaje del autor. Y entre medias se suceden también los periodos en la Otra Vida, los momentos para su reflexión, donde Milo podrá ver lo que hizo bien y lo que hizo mal en cada una de ellas e intentar aprender de sus experiencias para mejorar en la siguiente. Eso si no está más preocupado por cultivar su floreciente relación con una dama que suspira por dejar su cometido y abrir un comercio.
La vida es toda una responsabilidad. Se podría decir que vivir es el trabajo de toda una vida, lo que conforma a un ser humano. No es sencillo, y hay muchas zancadillas esperando en el camino. Pero hay que perseverar, hay que luchar por ser mejores, por trascender, siempre que no se tenga otros objetivos en mente, claro está. Poore incide repetidamente en cuestiones como el mal que unos seres humanos causan con sus acciones a otros o en la bondad de anteponer el bien común al interés individual, en las injusticias sociales y en los abusos de los poderosos o en el sacrificio y la entrega de algunos en pos de la consecución de un ideal mayor, en las múltiples maneras en que se malgasta el tiempo sin ser consciente de la importancia de cada pequeño detalle que hace una vida merecedora de ser vivida y en todos aquellos diminutos errores que impiden avanzar en el camino correcto. E incide de forma significativa en la importancia del amor y en aquello que se está dispuesto a hacer por las personas amadas, en todo aquello a lo que se está dispuesto a renunciar y en todos los esfuerzos realizados para tener un momento más junto a ellas.
Las reencarnaciones pasadas, presentes y futuras, hacen que el relato pase de lo histórico a una ciencia ficción que en ciertas ocasiones más bien tan sólo sirve al autor de excusa para plantear las situaciones que le interesan llegando a dinamitar la necesaria suspensión de la incredulidad. Es cierto que se trata de un relato abiertamente fantástico, pero eso no impide se deba regir por ciertas reglas de verosimilitud. Hay vidas futuras maravillosamente planteadas, de lo mejor del volumen, con interesantes especulaciones y escenarios de lo más sugerentes. Otras, sin embargo, chocan contra la necesaria coherencia de la realidad física conocida. Por ejemplo, la última vida descrita es una maravilla como aventura y como discurso emocional, pero hubiera ganado mucho situando la acción en un escenario remoto y no en el que ocupa, falto del necesario realismo, al menos para quien busque cierta coherencia dentro de la asumida fantasía. Así que para los amantes del rigor científico puede resultar algo difícil entrar en el juego en momentos puntuales, aunque una vez aceptado la lectura se disfruta por toda la implicación emocional que arrastra.
Las diez mil vidas de Milo es un conjunto de historias que se lee de forma muy rápida y ágil, entretenida, ligera y divertida, incluso en los momentos más dramáticos y trascendentes. Momentos oscuros inevitables en un libro que versa, principalmente, sobre la muerte, pero que en realidad encierra una invitación a conocerse a uno mismo y a disfrutar de la vida con la debida empatía hacia los demás. Conforme se avanza en la lectura las emociones se van amontonando y la carga filosófica se va haciendo más trascendental. Es una historia de la búsqueda de la perfección, de ser la mejor persona posible; pero lo cierto es que la Perfección acepta una definición muy amplia, y hay muchos caminos para intentar alcanzarla. Y cuanto más se esfuerza uno conscientemente por adquirirla más elusiva se antoja. ¿Lo logrará Milo?
2 comentarios:
Esté caéra pronto que ya pulula por mis estanterías. Me recuerda en cierta manera a David Mitchel y Claire North. A ver que me encuentro. Un abrazo :)
No creo que, más allá de ciertos aspectos formales, se parezca mucho a Mitchel o a North, pero si lo lees y encuentras conexiones será un placer que las compartas con nosotros ;-)
Que lo disfrutes.
Saludos
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