miércoles, 29 de enero de 2020

Reseña: Los juegos de Némesis

Los juegos de Némesis.
The Expanse 5.

James S. Corey.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Nova. Barcelona, 2020. Título original: Nemesis Games. Traducción: David Tejera Expósito. Ilustración de portada: Daniel Dociu. 573 páginas.

Permitidme empezar directamente por el final: ¡Necesito el sexto volumen ya!

Volvamos al principio. The Expanse es un ejercicio de entretenimiento puro, lleno de acción desatada, de diversión a raudales y de espectáculo con pirotecnia incluida, sí, pero —no es ninguna sorpresa, el espectáculo también puede ofrecer una multitud de sublecturas reflexivas de lo más interesantes, alejadas de un mero vehículo de emociones sin mayor profundidad —que también los hay y muy buenos, nada en contra, la verdad—. Como se ha visto en anteriores entregas, y aquí no podía ser menos, The Expanse lanza un buen número de torpedos, tanto dentro del relato para destruir o evitar ser destruidos diferentes objetivos, como fuera del mismo, directos a la línea de flotación del pensamiento subliminal del lector. Los autores van introduciendo una serie de detalles en la trama, rodeados de explosiones y épica, que van floreciendo en forma de sugerentes cuestiones sobre la sociedad presente que estamos construyendo. En la mejor tradición de la ciencia ficción el futuro retratado no es sino una derivación del pasado, nuestro presente; y en el Sistema Solar donde la tripulación de la Rocinante vive, o más bien sufre, sus aventuras la imagen que nos devuelve el espejo no es demasiado halagüeña. La humanidad tiene todavía mucho que aprender y que mejorar. Si en anteriores entregas —que es muy recomendable haberse leído antes de hacerlo con la presente— la serie ofrecía una ciencia ficción hibridizada con un toque policiaco detectivesco primero y con el post colonialismo después, Los juegos de Némesis mezcla de forma acertada y sin rubor lo grandioso del space opera con la intriga de la investigación y lo catastrófico de la novela apocalíptica.

Fieles a la estructura de las novelas precedentes los autores construyen la novela en torno a cuatro puntos de vista que se van alternando el protagonismo de los capítulos, siendo la novedad que, por primera vez en la serie, la titularidad de dichos capítulos corresponde a cada uno de los cuatro tripulantes de la Rocinante: Holden, Naomi, Amos y Alex. Tras el movido final de La quema de Cíbola, la nave de los protagonistas ha quedado un tanto maltrecha y debe pasar una temporadita en los astilleros de Tycho. Así que, con abundante tiempo libre y pocas obligaciones a las que responder de inmediato, por razones particulares, los tripulantes van a cogerse unas «vacaciones», cada uno en un destino distinto. Alex se dirige a Marte, donde espera cerrar espinosos temas familiares; Amos irá a la Tierra, donde ya llega tarde a un funeral; y Naomi parte hacia el espacio, respondiendo a una llamada que no esperaba recibir jamás. Mientras ve como sus compañeros se alejan,  Holden permanecerá en Tycho, echando de menos a cada minuto a todos los demás.
Daniel Dociu
De alguna manera todos, menos Holden, buscan una manera de congraciarse con su pasado, resolver temas inconclusos y volver renovados. Pero esto es The Expanse y nada va a resultar tan sencillo. El Sistema Solar está a punto de convertirse en un polvorín, una conspiración que lleva años gestándose está a punto de estallar, y los cuatro protagonistas, cada uno en su localización, van a encontrarse —¿cómo no?— en medio de todo el explosivo meollo.

Si después de La Quema de Cíbola los lectores pensaban asistir ahora a nuevas aventuras coloniales, con planetas por descubrir y fronteras por alcanzar, los autores deciden mirar de nuevo hacia dentro, hacia el nuevo equilibrio Tierra - Marte - Planetas Exteriores, y a las consecuencias de todo lo sucedido recientemente. Debido a todo lo narrado en los volúmenes precedentes mucho ha cambiado en la situación geo-política dentro del Sistema Solar. Los equilibrios de fuerzas se han desestabilizado, las posibilidades se han multiplicado, las fronteras se han expandido de forma inimaginable y una nueva carrera colonizadora ha dado comienzo en forma de éxodo masivo hacia los nuevos planetas. Pero todo gran cambio de paradigma de la sociedad, como se ha visto una y otra vez a lo largo de la Historia de la humanidad, viene acompañado del abandono de unos cuantos estamentos desfavorecidos de esa misma sociedad, los desesperados que ven que su ya precario modo de vida se vuelve insostenible, irrelevante, y se ven dejados atrás, sin futuro y sin esperanza. ¿Qué otra salida les queda, qué elección más allá del olvido o de la violencia? Siempre hay quienes se resisten a desaparecer sin un grandioso estallido de gloria, aunque eso signifique la miseria para muchos otros. Y aquí no iba a ser diferente. Un drama inevitable, que lleva mucho tiempo gestándose de forma larvaria, va a aflorar de forma arrasadora. Los tripulantes de la Rocinante se van a ver envueltos en un conflicto en el que tan sólo deberían haber tenido un protagonismo tangencial. Ni ellos mismos pueden explicar cómo siempre terminan en medio de todos los acontecimientos más determinantes del devenir del Sistema.

Daniel Dociu
Por debajo de las cuatro tramas, influyendo de manera soterrada pero decisiva, hay una línea general dedicada a una serie de naves que están desapareciendo sin dejar rastro y sin explicación racional. Por una parte el descubrimiento de estas desapariciones es parte vital para que los protagonistas, impulsados por la iniciativa de terceros, lo que hace más creíble su participación en todo evento relevante, se lancen a una serie de investigaciones que los van a poner en el centro del conflicto, actores involuntarios pero imprescindibles en su resolución, ya sea para bien o para mal. Ninguno lo va a tener fácil precisamente.

A lo largo del libro, mientras Holden se centra en las reparaciones de la Rocinante y se dedica a indagar diversas pistas dentro de sus posibilidades desde Tycho, alejado de los principales focos de la acción —aunque en absoluto apartado de sus coletazos—, los autores van a aprovechar para acompañar a Naomi —quien en esta ocasión roba la escena a todos los demás—, Amos y Alex en un viaje que les llevará a unos cuantos escenarios determinantes de sus pasados respectivos, aprovechando para profundizar en su caracterización, dotándoles de una bagaje de vivencias pasadas muy relevante en la forja de su actual personalidad. Antiguos amores, antiguos mentores, antiguos pecados, secretos, humillaciones, errores, triunfos, compañeros de correrías… Es un viaje tanto geográfico como introspectivo. Van a tener que lidiar con temas complicados de sus vidas pretéritas en un ejercicio de autodescubrimiento que sirve a los lectores para conocerlos mucho mejor. Y no van a estar solos, sino que algunos personajes relevantes de entregas anteriores van a acompañarlos en esta particular regresión: la decidida periodista Mónica Stuart, la marine marciana Bobbie Draper, la ex terrorista Clarissa Mao, y algunos otros como Chrisjen Avasarala o Fred Johnson van a aportar su granito de arena en esta épica historia, en la que se va a demostrar una vez más que la humanidad no necesita a ningún extraterrestre para arruinar el día.

Es esta una novela que bajo el satisfactorio ropaje de la aventura espacial habla de los desposeídos y abandonados por la sociedad, de aquellos que quedan atrás cuando el status quo cambia, ya sea por pura desidia o por su propia decisión de no querer cambiar con el resto, y de sus reivindicaciones extremas en algunos casos. Pero es también un libro que habla, entre otros temas, de la familia, de la sanguínea y de la que se elige —o de la que le elige a uno—, de los lazos de amistad construidos a los largo del tiempo y de lo que significa tener que renunciar a ellos, y de las lealtades en conflicto que pueden convertirse en una fuerza desgarradora.

Tras una lectura irrefrenable y compulsiva —de la que sin duda también tiene buena parte de culpa la magnífica traducción— el final de la novela no es en realidad final alguno, sino una promesa de mayores emociones por venir. Después del auténtico puñetazo a las tripas que significa el principal giro de lo acontecimientos —dentro de otro buen puñado de giros impactantes de por sí—, el drama desarrollado en las páginas de la novela deja en el aire el tema de las naves colonizadoras desaparecidas, con un epílogo que no es sino introducción a una nueva aventura. Una nueva entrega que esperemos ver pronto publicada en español.

1 comentario:

Paloma dijo...

Magnífica reseña que me ha servido para recordar los principales hechos, y muchos otros detalles, de la anterior entrega, aunque no destripe la trama.
Totalmente de acuerdo con tu apreciación de la traducción. Un libro traducido por David Tejera ya inspira confianza. ¡Bravo!