sábado, 19 de mayo de 2007

Reseña: Las ovejas de Glennkill

Las ovejas de Glennkill.

Leonie Swann.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Salamandra. Col. Narrativa. Barcelona, 2007. Título original: Glennkill. Traducción: María José Diéz y Diego Friera. 317 páginas.

Nos encontramos ante una historia de intriga y misterio como podrían existir otras muchas: en el aparentemente apacible pueblo de Glennkill ha sucedido un asesinato; un pastor ha sido hallado muerto con una pala clavada en el cuerpo, las circunstancias son de lo más extrañas y pronto alguien se pondrá a la tarea de descubrir el cómo, el porqué y el quién de tan macabro suceso. Lo original del tema es que ese “alguien” serán las ovejas del propio rebaño del pastor muerto. Un rebaño heterogéneo, donde todas las clases de ovejas parecen estar bien representadas: desde la más inteligente a la más audaz pasando por la “memoriosa” y la soñadora.

No son ovejas antropomorfizadas, en absoluto; no pueden hablar en el idioma de los humanos, ni realizar tareas que requieran una habilidad manual fuera del alcance de una oveja normal. A parte de la capacidad de comunicarse entre ellas, lo único que se sale de la “norma” es que su pastor les leía libros todas las noches y a partir de esas lecturas (sobre todo novelas románticas, pero también algún tratado sobre ganado lanar y sus enfermedades, algún cuento de hadas y una novela policíaca que no llegó a terminar) ellas se han creado unas muy peculiares ideas sobre el mundo de esos seres tan extraños y enigmáticos que son los humanos.

Y es cuando comienza su investigación cuando empezamos a atisbar que hay mucho más de lo que se podría pensar tras el asesinato de aquel pastor que rehuía el contacto con sus congéneres, prefiriendo con mucho la convivencia con su rebaño. Pronto empezamos a ver que no todo es tan pacífico ni tan tranquilo en el pintoresco pueblo de Glennkill, que todos los habitantes guardan secretos que no quieren que salgan a la luz y que su pastor se encontraba en el epicentro de muchos de ellos. Sirviéndose del humor y de la ironía, Swann aprovecha la mirada inocente, sorprendida y extrañada de las ovejas para retratar a los humanos por sus actos y palabras, más allá de las ideas preconcebidas que toda persona arrastra sobre si mismo en su contacto con el resto de individuos. El lector irá descubriendo un mundo que es el nuestro, pero que resulta sorprendente en la mirada analítica de unas ovejas que quizá tan sólo quieren recuperar su idílica existencia anterior para no tener que preocuparse más que del sabor de la hierba.

Poco a poco la historia se va complicando y las ovejas se encontrarán en el meollo de un misterio que va mucho más allá del simple asesinato, con hechos que se remontan a muchos años atrás y que revolverán las tranquilas aguas en las que discurren las vidas de los ciudadanos de Glennkill.

La autora juega hábilmente a mostrar al lector las pistas de la historia a través de la distorsionada mirada de las ovejas, mostrando sorprendentemente en toda su humanidad a unos hombres y mujeres que han mantenido durante mucho tiempo, quizá demasiado, atadas sus pasiones y misterios. Las sorpresas se suceden y la trama va avanzando con mucho humor y algo de tragedia hacia su sorprendente final. No falta tampoco algo de poesía y algo de épica, e incluso algo de filosofía, de conocimiento del alma humana y de sus miedos y anhelos. Al final, uno se pregunta si no sería mejor ser oveja en el mundo que se retrata, y es que detrás del fino sentido de humor que exhibe la autora se esconde un pozo de amargura, de crítica contra los comportamientos del ser humano en general, de la hipocresía, de la falsedad de las relaciones, de la mediocridad de los sueños de la que hacen gala los aldeanos, de sus bajas pasiones, de la vacía existencia de sus vidas y de la falta de objetivos más allá de la vulgaridad que empaña el triste discurrir de su día a día. Una crítica, de todas maneras, que está hecha de forma tan amable, divertida incluso, que no se hace pesada ni dogmática en momento alguno.

Las ovejas de Glennkill es una novela de secretos, sí, los que los humanos guardan de y sobre los demás, pero también de los que ocultan para sí mismos; y es tarea de las ovejas, aunque bastante desintencionadamente, sacarlos todos a la luz y patear el avispero que se oculta bajo la pacífica superficie de su aldea, destrozando por el camino su bucólica placidez.

Ha sido una delicia leer este libro, que a pesar de estar protagonizado por ovejas en realidad trata de la naturaleza del ser humano. Muy, muy agradable.

Como acotación última, indicar que, como cualquiera podrá observar, antes de comenzar la narración propiamente dicha, la autora ofrece una “Dramatis oves”, con el nombre y una pequeña descripción de las ovejas protagonistas; mi recomendación es que se posponga su lectura al momento en que va apareciendo cada una de ellas o pasar directamente del mismo. Tampoco es que aporte nada a la narración en sí, pero sí que, leído anticipadamente, chafa una de las grandes sorpresas de la novela. Así que advertidos quedan, queridos lectores, en sus manos está.

8 comentarios:

kik dijo...

Buena reseña! Recién terminé el libro y estaba buscando más de la misma autora (creo que desgraciadamente no hay)

Realmente es de lo mejor que he leído ultimamente!

mina. dijo...

Muy de acuerdo. Me la pulí en 9 horas casi seguidas, de puro enganche.

alimoto dijo...

Comienzo ahora mismo la lectura asi que he pasado de puntillas por la reseña para no destripar el libro. Volveré cuando termine para añadir comentarios. Enhorabuena por el blog

Santiago dijo...

Muchas gracias por los comentarios y por la enhorabuena a la página. Eso siempre viene bien para seguir con la tarea ;-)

Y, Alimoto, espero que disfrutes de la lectura y te guste el libro.

Anónimo dijo...

es un rrooooooooooooyyoo de libro...lo lei porque teni examen de el ,osino paso de leermelo es una mierda de libro

Santiago dijo...

Bueno, lo cierto es que el anonimato y la forma de escribir ya dicen bastante de por sí, por lo que cualquier contestación sobraría; pero también es verdad que yo he observado que cualquier libro que se "obliga" a leer (sea por un examen o por otro motivo) desde luego se lee con bastante menos interés que uno que se haga por gusto. Y las cosas que se hacen a desgana no suelen obtener los mejores resultados precisamente. Tal vez sea el caso de nuestro anónimo, ¿no? Pues eso.

Saludos.

mikachu dijo...

Los alemanes tienen costumbres muy curiosas: cuando hacen limpieza en casa, suelen dejar los libros que ya no quieren en una caja en la acera de su casa... asi encontré Glennkill. Me puse a mirar que habian dejado los vecinos, y me parecio curiosa la portada, la idea de ovejas tratando de resolver un crimen. Voy lento, pero leer en aleman me ayuda a perfeccionar el idioma... con libros asi es un gusto. Ademas, la mayoria de gente joven alemana que conozco leyó el libro y solo tienen elogios hacia él.

Santiago dijo...

Hola Mikachu.

Realmente curiosa, y loable, la costumbre alemana. Una buena forma de dar una segunda vida a los libros y de fomentar la lectura. Una especie de "book crossing" a lo bestia, ¿no?

Espero que sigas disfrutando de la lectura y mejorando el idioma.

Gracias por pasarte por aquí y por comentar.

Saludos.
Yago