Ian Whates.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Sportula. Gijón, 2017. Edición digital (ePub). Traducción: Rodolfo Martínez. 256 páginas.
En Sportula han reunido para la ocasión diecinueve relatos de Ian Whates, un autor británico prácticamente desconocido —en cuanto a su producción literaria— en español, y que abarcan un amplio espectro dentro del género fantástico, desde el cyberpunk al terror pasando por las realidades paralelas, primeros contactos extraterrestres, hechos sobrenaturales o distopías. Futuros aterradores por lo verosímiles que resultan, silenciosas invasiones contenidas por elementos inesperados, estrellas de las redes sociales dispuestas a cualquier cosa para mantener y aumentar el número de sus seguidores, tiendas que vienen de otro mundo, equipos de limpieza de edificios de oficinas que lidian con mucho más que mera suciedad, papeleras llenas y plagas de bichitos, casas con una particular afinidad para la escritura, autoestopistas que esconden ciertas sorpresas, perfumes o melodías elusivas… Una antología tan heterogénea como reveladora, que además viene acompañada de un plus en forma de PostScriptum del autor tras cada cuento explicando alguna de las particularidades de cada uno de ellos, ya sea de la inspiración que le llevó a escribirlo, dónde o en qué circunstancias fue publicado, los premios a los que aspiró o recibió, o alguna anécdota sobre la propia vida del autor en el momento de escribirlo.
Tras la Breve guía de Ian Whates, escrita por Ian Watson a modo de introducción a la figura y obra del autor que nos ocupa, el volumen se abre propiamente con Montpellier, un relato que destaca por su ambientación —compartida con su serie de los Ángeles Oscuros, iniciada con la novela Pelquin’s Comet—. Montpellier es uno de los cuatro «complejos habitacionales» construidos en torno a la ciudad de Victoria como forma de dar vivienda digna a los más desfavorecidos, pero que por los motivos de siempre —falta de fondos y corrupción varia— se han convertido en auténticos guetos que recuerdan a esos macrobloques de vivienda social construidos en barrios periféricos de Londres y que terminaron siendo foco de miseria y vida depauperada. Un sicario, Héctor, enviado por la organización Saflik, tiene que investigar el porqué de que un número significativo de sus clientes enganchados a su poderosa e-droga, narcóticos suministrados online como chorros de datos que estimulan directamente ciertas áreas del cerebro, hayan dejado de renovar su dosis. Una vez en el complejo descubrirá que la situación ha cambiado mucho desde que él mismo, nacido allí, abandonara el lugar, empezando por la mezcla de bandas que parecen haberse adueñado del lugar. Un relato ciberpunk con una ambientación muy lograda y una narración intensa, pero que se siente como un episodio inconcluso de algo mayor. de alguna manera resulta decepcionante —es de suponer que los lectores de la serie sacarán más enjundia del relato—, y que viene a plantear la eterna cuestión de si se puede encontrar algo de luz incluso en la más total oscuridad. ¿Puede haber esperanzas para los más desfavorecidos en un mundo dominado por aquellos que sólo desean aprovecharse de ellos?
En Dolores de crecimiento un hombre vive con su hijo, David, en una granja aislada y remota, entregados al cuidado de diversos cultivos de temporada, lo que les obliga a tener un control continuo sobre cualquier plaga que pueda poner en riesgo su cosecha. Un fin de semana su hermana decide visitarlos con su marido e hija, pero ellos no pueden descuidar las tareas de la granja, así que aun siendo sábado se levantan temprano para partir hacia los campos cuando, inopinadamente, su cuñado muestra su deseo de unírseles en el trabajo. Y de esa manera descubrirá un secreto que había permanecido bien guardado duranrte mucho tiempo. Un cuento simpático, pero de un tono menor comparado con la mayoría de a los que acompaña, que aúna un retrato de la sacrificada vida en el campo junto a la satisfacción que causa una tarea bien hecha, con un giro alienígena —si se puede decir así—, además, realmente gratificante.
Uno de los más satisfactorios relatos del volumen es El asistente. Una brigada de Técnicos de Sanidad y Limpieza, los Limpias, acude todas las noches a un edificio de oficinas, cuando todos los empleados lo han abandonado ya, para luchar contra las diversas plagas que amenazan con invadir los espacios de trabajo y esparcimiento del lugar, ya sean oficinas, comedores o simples baños, dejándolo todo en perfecto orden para sus usuarios diurnos, ajenos a un trabajo duro, poco agradecido y mucho más peligroso de lo que se pudiera suponer. En ese mundo del futuro que nos aguarda pasado mañana mismo la limpieza no se limita a quitar las manchas o el polvo, a barrer, fregar y vaciar papeleras, sino que debe luchar contra inesperados enemigos que harían mucho daño de campar sueltos por las oficinas. Una maravillosa mirada, entre condescendiente y sarcástica, sobre lo poco valorados de algunos trabajos que en la sociedad actual se dan por descontados, con un giro de espionaje industrial y «cibercrimen» y un final realmente inteligente.
Dolorosamente evocadora, en Rosa del segador, a través de una conversación de la que el lector tan sólo va a conocer una parte, las respuestas a un interlocutor desconocido, un hombre intenta describir, sin mucho éxito, el elusivo perfume que asalta sus pituitarias en ocasiones muy señaladas. Un perfume que le ha acompañado desde su adolescencia marcando indeleblemente algunos momentos de su vida. Situaciones que señalan la dificultad de reaccionar ante la muerte, la incredulidad ante lo que la mente no quiere creer. Ofrece un final con un toque irónico y crítico, vindicativo.
Tan breve como intenso En el candelero, encierra una dura crítica al modelo de comunicación, y de sociedad, hacia el que nos encaminamos decididamente, a la «dura» competencia entre las nuevas estrellas de un mundo cada vez más vacunado ante los comportamientos más extremos. ¿Qué es capaz de hacer una celebridad de las redes para mantener el número de sus seguidores? Taylor tiene la respuesta: Cualquier cosa.
Con profundas connotaciones filosóficas y un envoltorio tecno noir en Cuán presto se va el placer el protagonista, Conrad, tras una ruptura no muy amistosa con sus antiguos jefes se refugió en Pizarra huyendo de su pasado, no sin llevarse cierto maletín que le facilita la tarea de satisfacer ciertos deseos inconfesables. Sobrevive mal que bien gracias a las habilidades que le hacían tan bien dotado para su anterior trabajo, pero a una insatisfacción vital se va a unir una circunstancia adversa que hará que tenga que replantearse su futuro. A veces no es conveniente mezclar trabajo y placer, y no siempre se puede escapar del pasado. Gran relato con una magnífica ambientación.
Con un sutil toque faérico en Muselina Whates va a llevar a sus lectores de visita a Summer Cottage, la vivienda rural, hermosa y encantadora, donde el escritor Jeremy Talbot, a la sazón su propietario, encuentra inspiración y las mejores condiciones para ejercer su profesión. La narradora, hija de un conocido, describe alguna de sus visitas al lugar, donde llevará a cabo un rutilante descubrimiento. Una historia que desborda amor por los libros y que habla de lo elusivas que son en ocasiones las «musas».
Los peligrosos de la cuántica se hacen palpables en Hasta el menor detalle donde Declan Worthington es un hombre acostumbrado a moverse lo más delicadamente posible, sin movimientos bruscos ni sobresaltos. Pero a veces las cosas no suceden como uno quiere y los saltos son inevitables. Lo difícil es volver a la situación anterior como él ha comprobado en ocasiones anteriores. Deja en el aire una interesante pregunta, ¿es mejor conformarse con lo que uno tiene, si se acerca al ideal pensado, o es mejor ir a por todas aún a riesgo de perder lo conseguido?
De tiendas plantea un giro a las historias de la tienda «mágica» que aparece y desaparece, llevado al plano de la ciencia ficción, y una revisión del tema de Clarke en La ciudad y las estrellas. En el futuro de una Tierra que ha colonizado la galaxia tan sólo para encerrarse luego en sí misma, las tiendas vienen a sus clientes, se instalan en el barrio una temporada y luego se van a otra ciudad en un circuito repetido una y otra vez. Pero ahora una nueva se ha instalado en el barrio, con un muestrario de ropas de lo más exóticas. Los vecinos incluso dicen, con recelo, que «viene de allá fuera», señalando el espacio. Whates explora la inmovilidad a la que lleva el conformismo, la pérdida de interés por nuevos horizontes cuando puedes tenerlo todo a la puerta de casa, la pérdida de ambición, de ganas por seguir avanzando; y la necesidad de no caer en traicioneras endogamias. Ante una situación que viene a remover el status quo el rechazo y la hostilidad, incluso la violencia, parecen inevitables. Triste, pero certeramente humano.
En La llave un hombre negocia la devolución de un llavero a cambio de un buen puñado de dinero, pero le queda la espinita clavada de saber qué es lo que abrirá una de las llaves. Tiempo después lo descubrirá… Es mucho lo que un simple llavero puede decir sobre su poseedor, sobre sus gustos o posesiones. Pero a veces se hace difícil precisar qué guarda en realidad cada tipo de llave. Un cuento deliciosamente irónico, muy sencillo, pero cargado de significados.
En Los fantasmas de la máquina tras haber estado de fiesta con sus amigos celebrando su cercano acoplamiento un hombre despierta en una extraña y polvorienta sala rodeado de una maquinaria aparentemente obsoleta. Un anciano, que se presenta como el encargado, le dice que se encuentra debajo de la ciudad, en el lugar que se ocupa de mantener en marcha todo lo de arriba. Whates plantea una distopía que lleva a cuestionar qué es lo que en realidad sostiene todo el estado de bienestar de nuestra sociedad occidental, tantas veces despreocupada. Una alegoría de la división del mundo entre los ricos que viven con despreocupación sus vidas privilegiadas y los pobres que soportan el peso de la maquinaria, carne de cañón para las industrias y las fábricas que mantienen en funcionamiento la sociedad. Una vuelta de tuerca a la sociedad del futuro de La máquina del tiempo de Wells.
Tirando de humor y ácida crítica Mata Gusa es un divertido relato, mezcla de reprobación a los productos —y campañas— de la teletienda y al mercantilismo de algunos avances científicos. Un investigador realiza un importante descubrimeinto, cuyo uso práctico no dudará en comercializar u en cuya publicidad involucrará al propio Juan Mata, jugador de fútbol español. Un invento con el que buscará hacerse rico antes que famoso. Pero en la ciencia muchas veces las cosas no son lo que parecen o lo que quieren hacer creer al usuario, así que el tema va a presentar unas complicadas derivaciones la mar de interesantes.
En El fusil la acción se sumerge de forma directa en un lejano conflicto bélico. Un soldado, aislado en una somera trinchera, con el arma encasquillada y aparentemente único sobreviviente de su unidad, decide explorar los alrededores. Moviéndose entre los cadáveres descubrirá junto a uno de ellos un fusil de última tecnología que se pondrá a su servicio y con el que iniciará un raid de destrucción entre sus enemigos. A pesar de que el giro viene telegrafiado con enorme anticipación el relato no pierde por ello su carga antibelicista, usando el vehículo de cierto humor socarrón, dentro de la absoluta seriedad del tema, para mostrar un absurdo que acompaña a la humanidad allá donde vaya.
Otro ejemplo de ello presenta Turismo bélico donde una pareja de novios, Alex y Ginny, realizan una visita a la «reconstruida» ciudad de Serna, devastada en un asedio, donde podrán visionar a la grabación del relato de una superviviente o asistir a la exposición de armamento de la época de la guerra; una ciudad convertida, más que en memorial de las víctimas, en auténtico parque temático para «disfrute» de los visitantes. Narrado desde la voz de la joven muestra el desapego del tiempo, la fragilidad de la memoria, la morbosa atracción por los campos de batalla, la falta de empatía de muchos humanos o el precio de unos recuerdos, los de los supervivientes, que nunca deberían caer en el olvido. Un emotivo relato que también habla del amor y el desamor, de las razones para una relación, de compatibilidad insensibilidad y ruptura.
En el futuro de Niñaoscura Jus es el producto de una intencionada manipulación de líneas genéticas que le han dado como resultado una capacidad casi telepática, una empatía que le permitía sintonizar con facilidad con las emociones y estados de ánimo de otras personas, como una reacción mental hacia los sentimientos y pensamientos más intangibles. Ahora ha sido convocado desde su puesto en Marte hasta el cinturón de asteroides, donde la espera una difícil misión: intentar contactar con la psique, o lo que quede de ella, de la doctora Sara Lees, en estado catatónico desde que intentara estudiar un artefacto alienígena allí encontrado. Un relato que plantea los peligros insospechados de un primer contacto y del no muy racional sentimiento de superioridad de la humanidad, de la imposibilidad de aprehender en la práctica las creaciones de culturas muy diferentes sin los debidos referentes y de la arrogancia de jugar con lo que no se comprende.
Cambiando totalmente de registro Sin contratiempos da un giro a conocida leyenda urbana de la joven de la curva. En medio de una carretera envuelta en una densa niebla Ben, de vuelta al hogar conyugal, recoge de forma accidental a una joven autoestopista, algo impensable en él. La noche se les echa encima cuando escuchan por la radio que la A1(M), la vía a la que pensaba incorporarse, se encuentra colapsada por enormes retenciones causadas por un accidente con múltiples vehículos implicados. Así, Ben decide detenerse y pasar la noche en un hostal de carretera, compartiendo habitación con la joven, eso sí, en camas separadas. El desastre ya está preparado. Un relato de traición, de derrota, de falta de voluntad, bajas pasiones y justa retribución con un giro final inesperado, pero muy adecuado.
En un contexto geo-estratégico mueve La risa de los fantasmas en el que, tras el estallido y rápida conclusión de la guerra entre los EE.UU. y el Reino Unido —o una parte del mismo, que alguno de sus países apoyarán al otro bando—, nadie salvo Anthony, un diplomático de carrera británico, se acuerda de los gurkahs acantonados en Brunéi. Gran Bretaña ha caído en apenas dos semanas, pero Anthony no puede quedarse de brazos cruzados y desea devolver el golpe, así que idea un plan para utilizar lo poco que queda. Un relato que presenta todo un alegato contra las guerra injustas —¿hay alguna que no lo sea?— y los poderes fácticos que esconden las verdaderas razones geo-político-económicas para llevarlas a cabo, contra los intereses nacionalistas y el patriotismo mal entendido, al tiempo que no oculta cierta admiración por el auténtico significado de un heroísmo desinteresado.
Con los extremos a los que se puede llegar a llevar el arte Escuadélico presenta la figura de Ryan Turner, un hombre de treinta y siete años, natural de Cambridge, Reino Unido, licenciado en Biología Marina y Oceanografía en la Universidad de Plymouth, y ahora sorprendente artista de moda. Sus cuadros han impactado a todo el mundo de la crítica y todos los periodistas culturales desean poder entrevistarlo, incluida una freelance como Debra; así que cuando la oportunidad, gracias a la ayuda de su amigo perenne y amante ocasional Dominic, llame a su puerta no dudará en cogerla. Así podrá descubrir lo que se esconde detrás de la tardía vocación pictórica de Turner. Un impactante, aunque bastante predecible, relato sobre el camino de la inspiración y los sacrificios requeridos para alcanzar la cima del mundo del arte, con una mirada crítica hacia la actitud un tanto despectiva de la humanidad hacia el resto de animales y sus actitudes, como puedan ser algunos grandes escualos.
Cierra el volumen La melodía del piano donde Kimberly Hobson vuelve a casa tras la muerte de su madre. Con el resto de la familia fallecidos con anterioridad, ya no quedaba mucho amor entre ellas, ni siquiera se mantenían en contacto. Pero la vuelta a la casa de su infancia avivará unos recuerdos que creía enterrados y traerá a su mente, a sus oídos, una melodía que antaño le había acompañado sin que pudiera llegar nunca a concretarla. Unos pocos momentos en aquellas estancias de su juventud traerán a primera línea intensas cuestiones sobre las relaciones dentro de la familia, las cosas nunca dichas, la traición de las amistades, la soledad o el poder evocador de una melodía que despierta sensaciones asociadas a momentos concretos de una vida, a recuerdos que permanecen aletargados en la memoria. Un relato hermoso que deja con una sensación de dulce nostalgia.
Ya para terminar la reseña me veo en la tesitura de remarcar un detalle que me ha perseguido durante toda la lectura y es el recurrente uso, dentro de una traducción que se antoja por lo demás de lo más adecuada y fidedigna, de la composición "de la que" para indicar una acción —casi siempre sustituyendo a “según”, “cuando” o “mientras"—. Unos pocos ejemplos a vuelo de pluma: «Llovía de la que salí del metro», «...dijo Gemma casi sin aliento de la que entraba», «Alzó el rostro de la que me acercaba», «Lo esquivé de la que se lanzaba a por mí», «De la que echaba un vistazo alrededor me fijé en una mujer»,... y otros muchos ejemplos presentes en el texto de prácticamente todos los relatos. En sí no es un uso incorrecto, y la traducción, ya digo que por lo demás es de lo más correcta y ajustada al texto, pero desde luego no es nada frecuente, y conociendo las obras propias y alguna de las traducciones del encargado de la traslación, donde no es en absoluto habitual, me ha llevado a preguntarme si es una manera de emular la escritura de Whates o una forma de hacer los relatos más cercanos, con una narrativa más coloquial. En todo caso es algo bastante chocante y que llama mucho la atención, aunque en realidad no afecte a las historias en sí cuando el lector termina acostumbrándose.
En todo caso, Torres de Babel es una magnífica oportunidad de acercarse a la obra de Whates, una atractiva, satisfactoria y heterogénea antología llena de interesantes propuestas literarias que deja con ganas de que alguna editorial se animese a publicar en español alguna que otra de las novelas del autor.
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