Vivian Gornick.
Reseña de: FJ Arcos Serrano.
Editorial Sexto Piso. Col. Narrativa. Madrid, 2017. Título original: Fierce Attachments: A Memoir. Traducción: Daniel Ramos Sánchez. 224 páginas.
Gornick, una mujer madura, camina con su madre, ya anciana, por las calles de Manhattan, y en el transcurso de esos paseos llenos de reproches, de recuerdos y complicidades, va desgranando el relato de la lucha de una hija por encontrar su propio lugar en el mundo. Desde muy temprano, Gornick se ve influenciada por dos modelos femeninos muy distintos: uno, el de su madre; el otro, el de Nettie. Ambas, figuras protagónicas en el mundo plagado de mujeres que es su entorno, representan modelos que la joven Gornick ansía y detesta encarnar, y que determinarán su relación con los hombres, el trabajo y otras mujeres durante el resto de su vida.
Deslumbrado me he quedado tras finalizar la lectura de este Apegos feroces, escrito por la periodista y activista Vivian Gornick.
Sinceramente no estoy acostumbrado a leer historias autobiográficas, pero algo en mi interior me decía que me tenía que hacer con un ejemplar de este libro, y más si ha sido elegido como Libro del Año por el Gremio de Libreros de Madrid en 2017.
Para situarnos en la propia génesis del libro, decir que Apegos feroces es hija del propio momento que le tocó vivir a la escritora, y que no es otro que el movimiento feminista de los años 70 que llevó a muchas mujeres a buscar en sí mismas una búsqueda existencial siempre con la figura de las madres como eje central.
Sorprende por encima de todo un estilo visceral y muy potente que inunda la experiencia de la propia autora durante su infancia viviendo en un piso del Bronx, donde seremos testigos de un gran catálogo de vecinas a cual más estrambótico, pero he decir que todas y cada una de ellas sirven de anclaje para el aprendizaje de la propia Vivian como ESA mujer que quiere ser. Todo este panorama que aquí se nos describe puede funcionar perfectamente como una perceptible y por qué no decirlo, traumatizada perspectiva de género que ayuda a entender las motivaciones de Gornick, y las posibles resoluciones de sus combates cotidianos.
La escritora va turnando escenas con su propia madre por las calles de Manhattan y sus recuerdos cuando era una adolescente, y es en esos paseos donde de verdad se comprueba el punto donde se encuentran ahora como madre e hija, que no deja de ser dos roles muy diferentes en una continua búsqueda de un amor recíproco que parece no llegar nunca.
Para ir finalizando, he de decir que es muy difícil encontrar en el mercado literario un libro que diseccione de manera tan implacable la relación entre madre e hija (más de una lectora se va a sentir identificada…) a través de unas emociones y sentimientos exasperantes pero que en el fondo es lo que necesitan cada una de ellas para poder proseguir con ese delicado vínculo del amor que es el eje de cualquier relación.
Para servidor, uno de los libros imprescindibles del 2017.
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