viernes, 3 de agosto de 2018

Reseña: Cada corazón, un umbral

Cada corazón, un umbral.
Niños descarriados /1.

Seanan McGuire.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Alianza editorial. Col. Runas. Madrid, 2018. Título original: Wayward Children Trilogy-Book 1: Every Heart a Doorway. Traducción: María Pilar San Román. 183 páginas.

¿Qué sucede cuándo Alicia, tras caer por el agujero de la madriguera de conejo o pasar a través del espejo y vivir sus aventuras en un mundo cargado de maravillas, vuelve a su vida normal? ¿O cuándo los reyes de Narnia, tras cruzar el fondo del armario, correr todas sus peripecias y reinar sobre seres fabulosos y fantásticos, deben volver al «hogar» y adaptarse a una realidad menos fascinante? ¿Qué sienten cuándo les dicen que por haber crecido no pueden volver a Narnia, el lugar amado donde han sido más felices que en ningún otro? ¿Qué es lo que Wendy desea en realidad para su vida tras regresar de Nuncajamás? ¿Consigue Dorothy aclimatarse a Kansas tras volver de Oz? ¿Cuál es la realidad de la vida cotidiana de aquellos que han traspasado un portal y han crecido en lugares extraordinarios, y se han visto devueltos de pronto a la «realidad»? McGuire tiene una respuesta para ello y no es precisamente amable. No es sencillo adaptarse a la vida previa, no es fácil encajar en un mundo al que ya no sientes que perteneces. O tal vez tan sólo desees olvidar. Pues no sólo del desarraigo y la añoranza de quien ha viajado lejos, a mundos en los que encajaba a la perfección y de los que ha sido expulsado habla la autora, sino del mucho más doloroso, por cercano al lector, sentimiento de aquellos que se encuentran irremediablemente fuera de lugar e incomprendidos por los que les rodean. Gentes que no son lo que las personas que dicen amarlos quieren que sean o que, simplemente, tienen una forma diferente de relacionarse y que se ven bajo el foco del juicio de la sociedad. Gentes que hacen de su diversidad su virtud y que no deberían ser cuestionados ni, mucho menos, rechazados ni forzados a cambiar por ello. Drama, misterio, asesinatos y anhelos imposibles. Cada corazón, un umbral es una novela tan trágica como hermosa.

Nancy Whitman ha viajado al Inframundo, a un inframundo, a los Salones de los Muertos, y tras vivir allí años de quietud y felicidad, ha sido devuelta a su anterior existencia contra sus deseos y como si sólo hubieran pasado seis meses. Ahora sólo desea volver, hacerse digna de ello y encontrar de nuevo el portal que la traslade al lugar de sus sueños junto al Señor de los Muertos. Incomprendida por sus padres, quienes piensan que fue secuestrada y que sus explicaciones no son sino una serie de desvaríos propiciados por lo sufrido, la internan en la Residencia para niños descarriados de Eleanor West, donde se encontrará con un buen puñado de adolescentes en parecida situación de desamparo. Sus padres piensan que allí pueden ayudarla a superar el trauma de su experiencia. Y tienen toda la razón, aunque no de la manera en que ellos se piensan. Mas, cuando de una manera extraña, Nancy empieza a pensar que podría encajar en algún lugar, un trágico evento va a volver a poner patas arriba toda su existencia.

Es en el momento en que se desencadena el terrible evento y comienza el intento de al menos desvelar sus causas, ya que repararlo se sabe imposible, cuando el relato adquiere su auténtica y deliciosa dimensión. Hasta ese momento era el de una chica intentando adaptarse a su nueva vida y compañeros del internado. A partir de entonces la maravilla se apodera de la narración, mostrando el verdadero potencial de algunos de esos jóvenes, las razones que en principio las llevaron a ser arrastrados a mundos con leyes físicas diferentes, donde los esqueletos viven y bailan, donde los muertos pueden ser revividos de manera científica, donde el señor de los muertos exige inmovilidad de estatua a sus siervos, donde las hadas son tan veleidosas como siempre se ha dicho o donde los vampiros no son ningún mito.


Y no, esto no va sobre el País de la Maravillas, ni de Oz, ni de Narnia ni  ningún otro lugar o ninguna historia por el estilo. Tampoco va de descubrir la identidad de un asesino, aunque sí de sus razones. No van por ahí los tiros, ni una trama detectivesca es lo que se debe esperar. La narración versa sobre consecuencias, desarraigo, soledad. Sobre sentirse diferente y no encajar en el canon de la sociedad, anhelos imposibles, pertenencia, regresar al auténtico hogar y apoyo en la diversidad. Y es hermoso, y lleno de esperanza, aunque también llegue a doler. La mayoría ya eran inadaptados antes de cruzar su portal; de hecho muy posiblemente por eso se abrió para ellos, así que ya arrastran cicatrices previas.

Si una puerta se ha cerrado es muy difícil, por no decir prácticamente imposible, que vuelva a abrirse. Ya lo dice un personaje: «La esperanza es un cuchillo que puede atravesar los cimientos del mundo (...). La esperanza es muy dolorosa. Eso es lo que tienes que aprender, y pronto, si no quieres que se te clave en las entrañas. La esperanza es mala. Cuando tienes esperanza continúas aferrándote a cosas que ya nunca van a volver a ser así, de modo que te vas apagando muy poco a poco hasta extinguirte». Pero ninguno de ellos puede dejar de buscar, ninguno puede renunciar a la esperanza y eso les hace maravillosos. Cuando sientes que has encontrado por fin tu sitio y de pronto, sin mayor aviso, te expulsan por las más aleatorias razones, porque eres demasiado mayor, porque no estás seguro, porque no cumples las expectativas de los habitantes del lugar,  porque se debe comprobar tu fidelidad, porque tu vida corre un incierto riesgo, porque ahora eres diferente…, para muchos de estos niños no se puede renunciar tan fácilmente y dar la espalda a aquello que aman y anhelan.

© Tom Simpson
Cada mundo al otro lado de su portal es diferente. Los hay altos en Lógica y altos en Sinsentido, inframundos y países de las hadas, malvados y benignos, oscuros y luminosos, crueles y de cuento de hadas… Sin embargo, todos tienen sus reglas, por incoherentes que en algún momento se antojen para los que allí caen. Y McGuire tiene una gran cantidad de mundos diferentes en mente, algunos apenas esbozados, más sugerencia que plasmación, otros descritos con algo más de profundidad, según conviene a la narración. No todos son apetecibles ni amables, pero todos son acordes al carácter del niño o la niña que ha sido arrastrado hasta allí, hasta su hogar y ahora se siente perdido. En la Residencia de Miss West, un auténtico santuario frente a un mundo que no puede comprenderlos, se encuentran aquellas muchachas, y unos pocos muchachos, que desean volver al otro lado de su portal —hay otro internado para aquellos que tan sólo desean olvidar e intentar seguir adelante con sus vidas—. La forma en que cada uno intenta conseguirlo está llena de cierto patetismo desesperado. Cada personaje es una persona con carácter propio, con historia y vida. Hay mucho drama detrás de la historia de cada uno de ellos, hay oscuridad y sufrimiento, incomprensión y traumas de lenta curación, hay enfrentamiento y envidias, hay miedo —sobre todo a no poder volver al mundo al que cada uno siente que pertenece—, hay magia y ciencia y belleza inesperada. Hay, en efecto, un corazón latiendo debajo de toda la prosa, y es un corazón hermoso, aunque melancólico. Y también, contra lo que pudiera pensarse, mucha esperanza.

Cada corazón, un umbral es la primera entrega de una serie cuyo cuarto título —en inglés— ya está anunciado para 2019 y que, no obstante, tiene una lectura totalmente autoconclusiva, cerrada y de la longitud perfecta. La edición española se aprecia magnífica, con una traducción de altura, transmitiendo, se antoja, todo lo que la autora ha puesto en su prosa, poética o cruel según el momento requiera. Si se gusta de la fantasía y las buenas historias, si alguna vez se ha soñado traspasar un portal hacia otro mundo, si se ha sentido fuera de lugar, si se desea recorrer de nuevo el terreno de la adolescencia, si se está convencido que la esperanza brilla siempre sobre los peores problemas…, merece la pena darle una oportunidad a esta novela corta. Estoy casi seguro de que no os defraudará.

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