domingo, 10 de marzo de 2019

Reseña: La invocación del picto

La invocación del picto.

S.T. Prescott / Sergio Mars.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Cápside editorial. Valencia, 2018. 368 páginas.

Sean Thorgeir Prescott fue un autor muy poco prolífico, con tan sólo algo más de una docena de cuentos y novelas cortas en su haber, seis de los cuales, autoconclusivos pero enlazados, conforman a modo de fix-up La Saga de Nergal recopilada en este volumen. Bastante desconocido tanto en nuestro país como en su tierra natal, eclipsado quizá por algunas de las grandes figuras del pulp de las que fue contemporáneo, la obra del autor se puede enmarcar dentro de la Espada y brujería que hacia la primera mitad del siglo XX cultivaran autores como Robert E. Howard, Clark Asthon Smith, Abraham Merritt o, ya unos cuantos años después, pero con similar intensidad, Fritz Leiber, con cuya obra de fantasía heroica parece extrañamente hermanado. Con un cuidadoso y largo trabajo de compilación, que incluye la labor de completar un texto no finalizado y de corregir y homogeneizar los que se habían publicado de forma dispersa en diversas revistas estadounidenses como Weird Tales o Unknown, Sergio Mars ha cohesionado la saga, unificándola, dotándola de una mayor coherencia interna y adaptándola al español, ofreciendo a los lectores la oportunidad de disfrutar de las aventuras de un personaje tan atractivo como inexplicablemente desconocido. Todo un descubrimiento para los aficionados a la citada Espada y brujería y, me atrevería a decir, que a su actualización más de moda, el grimdark.

El volumen se abre con La marca de la muerte, auténtico génesis de la que habría de ser la historia de Nergal el picto, quien posteriormente sería conocido como el Krivanderjager, el Azote de Raajniak. Es precisamente en lo recóndito de los gélido Montes Raajniak donde el anciano chamán del Clan del Lobo se encomienda a realizar un antiguo ritual de sangre que ha de convertir a tres de sus hombres en bestiales instrumentos dispensadores de muerte. la carestía y el hambre de una estación nada propicia ha llevado a la tribu a la desesperación sin ver más salida que, tras marcarlos por la invocación, lanzar a los ahora malditos krivanderjager, guerreros berserkers, a eliminar al Clan del Buho Nival y reclamar así los escasos recursos que los montes todavía deparen. Pero en uno de los tres hombres, Nergal, el ritual no resulta exactamente como estaba prevista; destinado a morir junto a sus dos compañeros tras cumplir su propósito, contra pronóstico, vivirá, abriéndose un camino distinto ante él al finalizar la misión. La propia Muerte —¿o algún otro poder esquivo y ladino?— lo ha marcado, reclamándolo como suyo y forjando para él un destino que se niega a aceptar.

Se inician así las aventuras del picto, un hombre forjado por la magia blasfema para dispensar la muerte que no encontrará descanso allá donde vaya. Los tatuajes que lo recubren delatan en lo que se ha convertido y pocos hombres en los Raajniak van a querer tenerlo cerca. Expulsado de su clan, lanzado a los caminos, primero dentro de los límites de sus conocidas montañas, y luego fuera de ellas viajando a la denominada «civilización» que pronto revelará sus formas quizá más tentadoras pero para nada menos crueles que las de las duras vidas de los montañeses, su caminar se convierte en la búsqueda de su lugar en el orden de las cosas, de un sentido de pertenencia, de significado, de propósito.

Nergal será cazador, guía y protector de una singular caravana en su peregrinación hacia El monasterio de la Hermandad Roja, soldado en un puesto de avanzada del imperio de Rigale Tras los muros de Esperanza, guerrero errante bajo el Aguacero, comandante de una abundante banda de proscritos que le llevarán hasta El juicio de Elil, perseguido por todo un imperio y siempre viviendo bajo la espada y el peso de la maldición hasta que el destino de La invocación del picto termine por alcanzarle y reclamar lo suyo. Marcado por la Muerte como su hijo Nergal forjará su camino en sangre, pero negándose a interpretar el papel del simple bárbaro que algunos parecen considerarle.

En cada etapa aprovechará las ventajas de lo que le rodea, aprenderá estrategia y potenciará todos sus dones para ir mejorando en la vida. Algo que no es nada sencillo y que no siempre va a conseguir. Enfrentándose con valor a lo desconocido, si por algo va a destacar es por mantenerse fiel a sí mismo y a un código interior quizá bárbaro pero no exento de básica humanidad y justicia. Su inteligencia, y su determinación a no ser esclavo de nadie, ni siquiera de la misma inamovible Muerte —además de algún que otro encuentro con los poderes fácticos que no van a tolerar su presencia—, le impiden quedarse quieto ante determinadas circunstancias y actuaciones. El crecimiento geográfico de su mundo, desde sus montañas natales hasta las tierras del imperio, donde por muy civilizados que se muestren los hombres son menos de fiar que los denominados bárbaros, viene acompañado de un crecimiento interior, de un autoconocimiento que de alguna manera deviene en desengaño y decepción con lo que le rodea, no tanto con las gentes del pueblo llano, la soldadera o la escoria de los caminos, sino con sus gobernantes y aquellos que ejercen su parte del poder de manera mezquina y egoista.

La suya va a ser una vida dura, donde deberá enfrentar tanto a hombres como a bestias. Se sucederán episodios violentos de lo más variado, de lo íntimo a lo multitudinario, desde luchas contra lobos o contra un oso a batallas de ejércitos, pasando por combates mano a mano contra fanáticos religiosos o asaltos de saqueadores. Sobrevivirá a todo accidente natural que se le venga encima —y no van a ser pocos—. Evolucionará de cazador a guerrero. Se verá envuelto en los sueños de gloria de antiguos comandantes caídos en desgracia y en los sueños de riqueza de los bandidos despreciados por la sociedad. Saboreará las mieles del éxito y sufrirá engaños y traiciones. Disfrutará de los placeres carnales y de los disgustos de los celos. Nergal es un personaje atormentado, perseguido, que se niega a aceptar el destino que otros, por muy dioses que sean, han decidido para él, pero del que tampoco le es tan sencillo escapar. Marcado por sus aciagos tatuajes la vida no va a darle precisamente respiro. Y, dado que «rendición» es una palabra que no entra en su vocabulario, su camino va a estar trazado por la espada de principio a fin.

Como en la mejor Espada y brujería clásica de la que el autor bebe el mundo de Nergal es un territorio de leyendas y mitos, de magia arcana y poco complaciente, de dioses no demasiado propensos a escuchar los ruegos de sus seguidores, soldados honorables siguiendo a mandos desleales, guerreros superados por la violencia que tan sólo viven para luchar un día más, salvajes que demuestran estar por encima de los oropeles y falsedad de la llamada civilización, y hombres que se dicen civilizados muy dados a la traición y al abuso de sus subordinados… Con una prosa, y una adaptación-traducción, muy cuidada y depurada, se podría considerar incluso que realmente moderna, resulta muy placentero y emocionante deslizarse por las escenas de la vida de Nergal, aunque resulte imposible no salir salpicado por la sangrienta descripción de alguno de los más dramáticos acontecimientos en que se verá envuelto.

En las notas finales del libro el compilador Sergio Mars deja bastante clara, desgraciadamente, la dificultad de que sean encontrados nuevos textos en los que el autor continuase las inconclusas peripecias de Nergal. Dado que el destino del picto queda muy en el aire al final del último relato del volumen, resulta muy intrigante la sugerencia aportada de que Prescott hubiese podido dirigir en futuras entregas los derroteros de la saga desde el apasionado pulp de la Fantasía Heróica imperante en estos textos hacia una Alta Fantasía al estilo de Tolkien o de Poul Anderson. Algo que, después de haber leído esta recopilación, deja con unas ganas enormes de que se materializase la muy difícil posibilidad de que apareciesen en algún recóndito archivo nuevas aportaciones del autor al corpus de la obra protagonizada por su Krivanderjager. Otra posibilidad sería que Mars llevase un paso más allá su labor y se atreviese a continuar la ficción con el mismo acierto que ha interpretado los cuentos de esta. Se puede soñar, ¿no? Otras sorpresas ha deparado ya el mundo literario.

4 comentarios:

Crisagón dijo...

Pues yo sentiría mucho que las aventuras de este héroe derivasen de la Espada y Brujería a la high fantasy en plan Tolkien. Del segundo género hay ya mucho, muchísimo escrito tanto en español como en otros idiomas; del primero hay muy poco, y menos todavía de calidad.

Un saludo.

Santiago dijo...

No sé qué decirte. A mí me gustaría ver la evolución del autor y del personaje. Este volumen da cuenta de una muy buena Espada y brujería, pero seguir por el mismo camino igual (no tiene porqué, pero no sería la primera vez) llevaba a un modelo repetitivo. Yo estaría encantado de ver un cambio de registro; aunque por lo que deja caer Sergio Mars vaya a ser muy difícil que la feliz circunstancia se produzca :-(

Saludos

Sergio dijo...

Hay high fantasy más allá de Tolkien. Está, por ejemplo, el modelo mixto (high fantasy/espada y brujería) de David Gemmell. La diferencia no es tanto de estilo como de enfoque, con otros modelos narrativos e inquietudes temáticas (y el propio Howard apuntaba en esa dirección con "La hora del dragón"). No sería un cambio radical, sino una evolución (anque ojo al tiempo verbal: "sería").

Santiago dijo...

Exacto. De hecho, como se dice en el cierre del volumen y apunto en la reseña, la evolución pudiera haber sido hacia un modelo tipo Poul Anderson, que se diferenciaba bastante del de Tolkien siendo también muy interesante. En fin, es hablar por hablar, dado lo difícil de que aparezcan nuevos textos y verlo así plasmado ;-)

Saludos