Fernando Mansilla.
Reseña de: FJ Arcos Serrano.
El Rancho Editorial. Sevilla, 2019. 328 páginas.
“Canijo” es una mirada hacia la Sevilla de los ochenta, el menudeo de la droga en el barrio de la Macarena. Una historia de ficción basada en una realidad que asoló el Pumarejo y sus inmediaciones. Una historia coral que nos muestra una Sevilla reciente, a través de su protagonista, llevado por las alas de la heroína y atrapado en la vida cotidiana de un barrio, en el que el honor, el miedo y la supervivencia, habitan las calles junto a papelinas, esperas, agonías e ilusiones.
El pasado junio Fernando Mansilla nos dejó a causa de una patología cardíaca que venía padeciendo en los últimos años. Para los neófitos decir que fue, entre otras cosas, un digno y paradigmático representante de esa otra Sevilla que suele llamarse ‘underground’.
Hoy nos centraremos en Canijo: una primera novela cruda y trepidante que el escritor situó en la Sevilla que va de 1982 a 1989 con epicentro en la famosa plaza del Pumarejo donde la heroína poseía en cuerpo y alma a todo aquel desgraciado que se cruzaba en su camino.
Tenemos aquí una novela coral, que evoluciona y salta de un personaje a otro (con su correspondiente jerga callejera) y de la periferia al centro. Relata la vida de quienes trapichearon con la heroína en una Sevilla cruenta, urgente y decadente.
Para los que os estéis preguntando si es necesario ser de Sevilla para poder disfrutar de la narración…, la respuesta es no. Es lógico que, para los que viven en la ciudad, les resulte más fácil trazar un seguimiento imaginario por el mapa que se va desplegando a medida que la trama avanza. Como dato curioso decir que yo no soy de Sevilla pero voy mucho y me la conozco más o menos bien, así que es una verdadera experiencia que me resulten tan familiares las calles y barrios que aquí se mencionan.
Mansilla se dispone a desplegar un catálogo de slice of life yonki muy intenso y salvaje de una serie de personajes que luchan por la supervivencia y que han aprendido a estar en el filo de la navaja. Podríamos decir que estos personajes hubieran salido hipotéticamente de Trainspotting si la hubiera dirigido Quentin Tarantino en el extrarradio de cualquier ciudad en los años 80…
En definitiva: Canijo es una obra con multitud de personajes, de prosa directa e inquieto pulso narrativo que se convierte por méritos propios en una lectura necesaria y que desde aquí recomiendo fervientemente.
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