miércoles, 3 de julio de 2019

Reseña: Monozuki. La chica zorro

Monozuki.
La chica zorro.

R.G. Wittener.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Carmot Press. Col. Deriva # 1. Madrid, 2018. 228 páginas.

Ghibli. Es una de las primeras ideas que viene a la mente mientras estás leyendo algunos de los pasajes de esta novela. Hay escenas y, sobre todo, descripciones de expresiones corporales de la protagonista femenina que invitan a ello de manera evidente. Pero comparar Monozuki con una película del Studio Ghibli sería ir a tiro hecho, optar por la salida más sencilla, dejando demasiado a la vera del camino. Porque, sí, Wittener imbuye su relato tanto de la atmósfera como del espíritu y del mensaje de algunas de las mejores creaciones del gran director Miyazaki, desde Nausicaä del Valle del Viento a La princesa Mononoke pasando por otras varias, pero también ofrece una historia con personalidad propia, con una trama original y una ambientación fantástica-japonesa de lo más atrayente. Aventuras juveniles de crecimiento, un viaje iniciático con un enfoque ecológico, un sutil aroma steampunk, y cierto misticismo. Una fábula moderna, con el ropaje medieval oriental ancestral, sobre los peligros del progreso sin restricciones y el deseable equilibrio de los pueblos con la tierra que habitan, repleta de criaturas sorprendentes, pescadores de rayos, espíritus de la naturaleza, videntes, guerreros, navíos de metal, y ladinos, pero simpáticos, zorros de dos colas.

Monozuki, es una joven de quince años a la que llaman chica zorro por el color amarillento de sus ojos, sus rasgos afilados y su propensión a tener visiones. Vive en el pueblo pesquero de Tojinbo en una de las Islas del Tigre. Un pueblo de casas aferradas a un acantilado sobre el mar, superpuestas en terrazas multicolores conectadas por escalas y pasarelas de madera y cuerdas —y un montacargas accionado a vapor que sube desde la playa a lo más alto del lugar—, donde está a punto de empezar su aprendizaje junto a la abuela Rin, la vidente del lugar. Para ello deberá contar con el beneplácito del pastor de kaijus, una criatura marina que vela por los gigantescos seres protectores de la naturaleza con los que los humanos comparten el mundo. De manera inesperado, la llegada en medio de la tormenta de un buque que parece avanzar desarbolado, la sumergirá en unos acontecimientos con los que jamás habría soñado, colocando a su pueblo en el centro de un conflicto largamente larvado. Tiempo atrás los Maestros del Hierro, en su afán expansionista, causaron la Gran Desolación, y sólo la alianza con los kaijus y una vida en comunión con la naturaleza, permitió evitar la hecatombe, la conversión de la región en unos nuevos Desiertos de Metal. Ahora la lucha entre la antigua amenaza y las bestias mitológicas parece presta a reanudarse. Y Monozuki deberá madurar a marchas forzadas, asumiendo tareas y decisiones para las que muy posiblemente no estaba todavía preparada.

En un mundo que ha vivido en paz centenares de años, en fértil equilibrio entre las tradiciones, el respeto a los kaijus y sus leyes, y la modernidad, las gentes empiezan a olvidar las razones que llevaron a sus formas de vida. Empiezan a cuestionarse el por qué de ciertas reglas como de la prohibición de explotar algunos lugares vírgenes o la de mantener limitadas la pesca y la caza. Empiezan a anhelar los beneficios del progreso sin tener en cuenta sus consecuencias en el medio ambiente. Y el presente va a recordarles por las malas aquellos sucesos que llevaron a su presente. Los Maestros del Hierro y sus criaturas de carne y metal podrían estar prestos a arribar a sus costas con una reclamación apoyada por la fuerza que va a poner su existencia patas arriba. Los enfrentamientos están servidos.

Wittener escribe con un estilo directo, ligero, agradable y engañosamente sencillo, con ramalazos líricos y emocionantes momentos épicos, con especial mimo en la plasmación de las batallas navales y terrestres. No profundiza demasiado en la construcción genérica del mundo, no hay descripciones innecesarias, ni grandes cargas de información, echando mano de las pinceladas imprescindibles para dotar al relato de una atractiva atmósfera y no entorpecer una acción ´gil e intrigante con un carácter absolutamente localista. Los personajes secundarios quizá se muestren un tanto desdibujados —no confundir con «planos», pues cada uno tiene su personalidad —, antojándose creados para dar la réplica en un momento dado a Monozuki y ser dejados de lado después, cargando así, con el narrador omnisciente totalmente centrado en ella, todo el peso e interés del relato sobre la protagonista y sus peripecias.

Es una invitación al lector, presumiblemente joven, aunque los adultos también disfrutarán de la lectura, a dejarse llevar, a conocer el mundo por las reacciones, conversaciones y encuentros de Monozuki. Valiente, esforzada y decidida, desde su mirada se va plasmando una forma de vivir respetando mar y tierra, y a las criaturas que en ellas viven, de forma armónica y sostenible, frente a la codicia de los que buscan la explotación sin límite de las materias primas, de quienes quieren arrogarse la propiedad de aguas, montes, bosques y llanuras buscando tan sólo el beneficio inmediato, sin preocuparse de los que vendrán detrás y deberán vivir con las consecuencias. La preocupación por la ambición política desmedida, por el egoísmo de ciertas clases dirigentes frente a la entrega por sus gentes de otros de ellos, la constatación de que el progreso a cualquier precio puede ser de lo más destructivo, el aviso medioambiental, la lucha contra las injusticias o la invitación a un sentimiento animalista surgen de forma armónica de las aventuras, de la acción, el misterio, el misticismo de sus criaturas y las reflexiones de los protagonistas. Es una novela de aventuras juvenil, pero, como la buena literatura para jóvenes y adultos, no renuncia a dejar poso.

La brevedad de la propuesta, y su ritmo rápido, se confabulan para dejar con ganas de más. La propuesta, al centrarse en un evento muy local en los sucesos en torno al pueblo de pescadores de Monozuki, invita a preguntarse por un trasfondo general aquí queda un tanto en sombras, en la geografía del resto del mundo, en su historia y costumbres, algo que podría llegar con esa prometida segunda entrega, La voz de los espíritus, que ha de publicarse todavía.

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