domingo, 17 de noviembre de 2019

Reseña: Pakminyó # 1.

Pakminyó # 1.

Felicidad Martínez.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Ed. Cerbero. Cádiz, 2019. Ilustración de portada e interiores. PREZ. 685 páginas.

De una autora tan interesante y transgresora en la ciencia ficción como Martínez, con obras tan significativas como La mirada extraña o La textura de las palabras, no se debería esperar menos originalidad y riesgo en su primera inmersión en la novela fantástica. Cuando se ha puesto el listón tan alto la exigencia también es máxima. Y la autora sale triunfante del reto, con una fantasía que utiliza temas clásicos, como el aprendizaje y paso a la madurez de la heroína, el recurrente viaje o los torneos de habilidades marciales y/o mágicas, pero originalmente renovados, con una ambientación oriental y un muy agradable toque anime, especulaciones lingüísticas y de género, y una aventura que no pierde fuelle salvo en los necesarios momentos de recapitulación y «descanso» de los protagonistas. A la sugerente construcción del mundo, con una sociedad imaginativa, diferente de lo habitual y muy bien planteada y desarrollada, la autora suma una trama cargada de intriga, de conspiraciones, combates, aprendizaje, crecimiento, amistad, competitividad, viajes, criaturas fantásticas, juegos de poder, revolución, personajes simpáticos y atrayentes, cierto humor, ternura, momentos de drama, y una historia que atrapa.

 ©PREZ
Ha llegado la festividad del Día de Cosecha y en Chobol, la pequeña y remota comuna de Bolgú en que nació y creció, la joven poslarva Pan se muestra muy impaciente por observar la extraordinaria manera en que Ih Dekmín y su ayudante procederán a recoger la cosecha con la ayuda de sus criaturas mágicas asociadas. En la ceremonia posterior la anciana Baba solicitará a Ih Dekmín el ingreso de Pan en el enjambre de les Ih, aún siendo consciente de que está fuera de plazo. Y ese sólo será el comienzo de un largo viaje hacia un puesto que la joven, deseosa de servir a la Colmena con el uso de sus habilidades, no buscaba, a encontrar amigos a los que se unirá con lazos indisolubles y a un enfrentamiento que puede costarles la vida a todos. Porque, mientras todo esto sucede, crece en secreto entre les descastades, el estrato social más bajo de la Colmena, el rumor de que Sun Be, el avatar del caos, ha regresado a Bolgú. Y lo que para unes es promesa de mejorar su situación para otres sería el final de todo lo que han conocido, el final de una sociedad establecida durante milenios sobre el uso de la magia y de las criaturas que cada cual puede convocar. Criaturas que, sustituyendo el uso de tecnología, transforman la materia para conseguir todo aquello que se desee: construir viviendas, cocinar, obtener herramientas, cosechar los cultivos… Una circunstancia que propicia que nadie necesite del duro trabajo manual para su sustento. ¿Nadie? Aquellos carentes de magia, que no pueden invocar a ningún tipo de criatura, discrepan, y el camino que lleva a la revolución podría estar empezando a ser recorrido.

La novela está estructurada en tres bloques o partes, cada una de ellas correspondiendo a la localización geográfica en la que se desarrolla la mayor parte de la trama de ese momento, siguiendo además en cierta manera la clásica estructura de planteamiento nudo y desenlace: Biongán, Saol y Puchán. Martínez ofrece un relato lleno, literalmente, de colorido, de unas descripciones de elaboradas y vistosas vestimentas, imposibles peinados y  actitudes chispeantes que los amantes de ciertos animes no tendrán ninguna dificultad en pintar en su imaginación. Alternando diversos puntos de vista, desde la Reina y otros altos cargos del Enjambre, hasta personajes destacados de los campamentos y actividades revolucionarios de les descastades, aunque siguiendo sobre todo a Pan y sus compañeros, la historia va creciendo orgánicamente, presentando por inmersión la sociedad de Bolgú, y dando cuenta de la división y el momento convulso en que se encuentra sin que muchos lleguen siquiera a sospecharlo.

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Es la creada por Martínez una eusociedad que sigue las pautas de una colmena de insectos, abejas en concreto, aunque sus individuos, denominados según su función como obreras, zánganos, guerreras…, sean antropomórficos y más parecidos a mamíferos, de muchos colores de piel eso sí, dando cuenta de la enorme diversidad del mundo creado. Y, relacionado con esa diversidad precisamente, lo más llamativo del relato y de la sugerente prosa que lo envuelve quizá sea el imprescindible uso del lenguaje neutro e inclusivo para referirse a buena parte del elenco, principal y secundario, que va apareciendo en el curso de la aventura. Algo que choca y cuesta de inicio, pero a lo que enseguida el lector se acostumbra, llegando a dejar de ser consciente de su uso en muchos momentos de la lectura. En un mundo donde las larvas nacen sin órganos sexuales y existen diversos tipos de géneros sexuales —femenino, masculino, fluide, neutro…— que se manifiestan por decisión personal una vez pasada la adolescencia, es normal que a cada cual se dirija por su debida naturaleza. No es un ejercicio baladí ni gratuito, además que se antoja que ha debido de ser toda una labor de escritura para mantener la coherencia y concordancia en todo momento. Sirve también como reflexión para nuestra realidad y los retos que se abren en el futuro, social y lingüísticamente hablando.

Y es que resulta de alguna manera sorprendente la cantidad de temas relevantes que la autora toca de forma tan amena que permean la mente sin entorpecer en modo alguno la aventura. Mensajes y reflexiones introducidos en el trasfondo de la aventura, en las razones de las acciones de protagonistas y secundarios, sin necesidad de ningún tipo de discurso directo. Al evidente de las problemáticas de género, a las relaciones y al desarrollo de la sexualidad de cada individuo, se unen otros también remarcables como la lucha de clases, o ese enfrentamiento entre capitalismo y comunismo —pasados por el tamiz del mundo fantástico— en el que la autora sustenta el conflicto. A una sociedad estratificada, con los medios de producción en unas pocas manos y el común de ciudadanos supeditados a lo que puedan obtener con la moneda de magia, se enfrenta el descontento de los desposeídos, les descastades, aquellas personas sin magia convertidas en parias y obligadas a subsistir de la benevolencia y los restos de los que sí la manejan. Martínez no toma parte decididamente, aunque sus simpatías resulten bastante evidentes, sino que más bien aprovecha para criticar cualquier tipo de extremismos. Subyace también un mensaje ecológico, con el abuso de los recursos en primer plano, una inconsciencia o despreocupación que lleva a arrasar con el tejido productivo y a agotar la fuente de la riqueza.

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Primando el ritmo, el entretenimiento y diversión que conlllevan las aventuras y desventuras de los protagonistas y las intrigas en que se ven envueltos, sin renunciar a la crítica social, tras un tramo inicial en que Pan va a tener que aceptar lo que el Enjambre espera de ella y se van a plantar las bases de la conspiración de los descontentos de la sociedad, en la parte central del relato la autora consigue soslayar de manera magnífica el inevitable y recurrente torneo de habilidades inherente a este tipo de historias y referencias, haciendo que los combates y enfrentamientos, con toda su importancia, sean el telón de fondo y no el primer plano de la trama que se está fraguando en torno a ellos. Debo confesar que lo que menos me gusta de animes como Dragon Ball, Caballeros del Zodiaco, Pokemon —uno de los evidentes referentes de la obra, aunque las tramas y ambientaciones de ambos no puedan ser más distintas—, y otros de semejante cariz, es precisamente el momento del inevitable torneo, con sus interminables cruces, luchas, demostraciones de habilidad, poderes y demás. Martínez, al no abusar de la descripción estricta de cada uno de ellos, llegando incluso a omitir aquellos menos relevantes, soslaya el hastío y consigue el efecto buscado de presentar nuevos caracteres y de dar a conocer las habilidades de cada personaje y de sus criaturas invocadas, imbuyendo además todo el proceso con el interés de las corrientes subterráneas que socavan la sociedad, sabiendo terminarlo en el momento adecuado con un explosivo giro que relanza la acción para el tramo final de la aventura. Una aventura que dejará constancia de que el crecimiento y el proceso de maduración suelen llevar asociadas unas buenas dosis de dolor y pérdida.

El volumen se completa con unos imprescindibles apéndices que es muy importante tener presentes, tanto por la comprensión del mundo en que se desarrolla la trama como por la importancia de la sufijación de los nombres de los personajes según el tratamiento que reciban en cada momento, desde el trato de respeto de estatus social o jerárquico al de amistad o relación familiar, algo a tener muy en cuenta y que puede llamar a cierta confusión de no estar sobreaviso. Como primera entrega de una posible bilogía o trilogía, dependiendo del desarrollo de la obra, la autora afirma que el final abierto, con muchas tramas resueltas pero en un momento dramático no resuelto, «no te deja en plan “necesito la segunda parte YA”», pero yo discrepo, quizá no sea una necesidad vital, pero las ganas de saber cómo continua son perentorias.

2 comentarios:

Mangrii dijo...

Tengo muchas ganas de ver como se ha manejado Felicidad en su incursión por los terrenos de la fantasía. Y claro, ese aire anime, me gana mucho. Un abrazo ^^

Santiago dijo...

El toque anime es un aliciente más, pero tampoco es el centro de la historia, no vayamos a confundir ;-) Aún así, creo que a ti puede gustarte mucho esta historia, sí.

La verdad es que a mí me ha parecido una fantasía muy atractiva y bastante original, algo muy de agradecer.

Saludetes.