Anima Mundi 1.
Elia Barceló.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Destino.
Barcelona, 2013. 510 páginas.
Tras una «presentación»
realmente atractiva, con una encuadernación en cartoné con
sobrecubierta y los cantos de las páginas tintados de rojo en
homenaje al clan que da título a esta primera entrega de una
anunciada trilogía ―en realidad un extenso libro dividido en
tres―, lo primero que se puede decir es que, la eterna
«preocupación» que lleva a catalogar todas las obras, a ponerles
una rígida etiqueta, para poder situarla en una u otra estantería
de las librerías y que pueda encontrar su «nicho» fácilmente, se
queda en nada cuando uno tiene que enfrentarse a libros como Hijos
del Clan Rojo. En principio podría decirse que se trata de una
fantasía urbana de corte juvenil, un young adult
que gustan decir los anglosajones, pero conforme el lector va
internándose en sus páginas ve que el término se le queda
enseguida pequeño, tanto en el género como en el público al que
supuestamente está destinado. Es esta una novela con un
planteamiento, sin duda, abiertamente juvenil, por protagonistas
principales y por temática inicial, pero que en realidad puede ser
desgustada por cualquier tipo de lector que disfrute de una aventura
intrigante, bien escrita, con un toque fantástico y abundantes
sorpresas para mantener la atención página tras página. Uno de
esos libros que antaño no se cuestionaba la edad de sus lectores y
ahora se ha dado en llamar literatura crossover ―y qué poco
me gusta el término―.
La Tierra está poblada
por dos “razas”, externamente iguales entre sí, pero
fisiológicamente diferentes: karah, los miembros de los
cuatro clanes, muy longevos, se curan con rapidez, y poseen una
especie de «glamour»
―en un sentido casi feérico de la palabra― que les permite cambiar su
apariencia de jóvenes a maduros ―y viceversa― y mostrarse
inusitadamente bellos e irresisitibles cuando así lo desean, pero
que parecen abocados a la extinción al tener una natalidad casi nula; y haito, los humanos, con nuestras
cortas vidas, nuestras ganas de vivir y todos nuestros defectos.
De las tres partes en que se divide la novela, la primera se ajusta, con leves variaciones,
a un típico romántico paranormal juvenil que parece augurar un derrotero
diferente ―y mucho menos interesante― de lo que el lector se va
a encontrar a continuación. De una forma un tanto predecible, aunque
necesaria para la trama, la autora va a desarrollar una historia de
amores juveniles, intercalando pequeñas escenas protagonizadas por
misteriosos personajes que parecen prometer una historia subterránea y secreta
del mundo que conocemos: la de los cuatro clanes, azul, rojo, blanco
y negro.
Clara y Lena
son dos grandes amigas, aparentemente de lo más normal, que se
encuentran en el último curso del instituto. Alegres, aplicadas,
estudiosas, con muchos sueños, muchas ganas de vivir y de encontrar
a su chico ideal, y, quizá, demasiados «pajaritos» en la cabeza. La
vida no les ha tratado del todo bien y ambas, por una razón u otra,
ha perdido a uno de sus progenitores. Un día, Clara le confiesa a
Lena que se ha enamorado locamente de Dominic, un rico
heredero que la colma de atenciones. Lena no sabe qué es, pero, desde el mismo momento en que lo conoce, un mal presentimiento le
advierte de las verdaderas intenciones del joven pretendiente. Y,
para su confirmación, pronto las cosas se irán volviendo más y más
extrañas. Mientras tanto, en su vida personal, hasta el momento casi
anodina, Lena pasará de no salir con nadie a un incipiente romance a
tres bandas. Lo dicho: flechazo repentino, chicas enamoradas, males
de amores, «comidas de coco», dudas, triángulos sentimentales, un
chico bueno y uno malote, emociones a flor de piel, viajes… Y una
serie de detalles inquietantes que parecen indicar que esta historia seguramente oculta mucho más de lo que en apariencia cuenta.
Esta
primera fase, el primer centenar de páginas, para el lector
«adulto» muestra una serie de elementos y ciertos pasajes en los
que cuesta entrar y hacerse con el tono general ―¿demasiada
problemática adolescente, quizá?―. Detalles, sin embargo, que
pronto se revelarán imprescindibles para llegar a la segunda parte
con los «deberes» hechos. Y es a partir del inicio de entonces cuando el relato se convierte en un auténtico
thriller de misterio cargado de intriga, aventura y fantasía. La
trama se articula en torno al intento de engendrar un bebé realmente
especial, a la búsqueda de crear un misterioso «nexo» y de las
razones para tal empresa. Razones que llegarán a enfrentar a los
propios karah entre ellos, y que implicarán de forma muy
importante a Lena, quien va a ver cómo su vida da un vuelco de 180
grados, convirtiéndose en algo que nunca hubiera sospechado.
Es ésta una historia
coral, a pesar de que el mayor foco de atención esté puesto sobre
Lena ―ya se encuentra dentro o fuera de escena― y su profunda
evolución, madurando por la fuerza y a contrarreloj. Con un narrador
omnisciente, en tercera persona para poder asistir a todos los
detalles importantes, la trama va a ir saltando sin dar descanso a la
acción de un personaje a otro y de una localización a otra,
recorriendo buena parte del globo: Innsbruck, Viena, Shangai, Roma,
París, Rabat, Madrid, el Caribe, los hielos del Ártico… y otros
exóticos destinos y escenarios, algo que da pie a un buen derroche
de descripciones geográficas y urbanas que imprimen gran realismo al
relato. Y a pesar del gran número de personajes, Barceló
hace una estupenda labor de caracterización, de modo que, salvo
quizá en la fase de «presentación», cada uno está perfectamente
individualizado y no se confunden entre ellos, destacando aquellos
karah que, por sus longevas vidas, han tenido diversas identidades.
Con el planteamiento
firmemente asentado, la autora da rienda suelta a una nueva vuelta de
tuerca sobre las teorías conspiranoicas de las sociedades que
dominan secretamente el mundo, en este caso karah se ha infiltrado en
los más altos estamentos, haciéndose con buena parte del poder,
sobre todo económico, que les permite manejar los hilos en la
sombra. Y lo hace dejando caer de forma dosificada ciertas
consideraciones en torno al racismo, a la “deshumanización” de
los ricos y poderosos, y a la autoritaria forma de comportarse de los
que se creen superiores a los que les rodean. Sin olvidar en ningún
momento los problemas, aparentemente irresolubles, de la juventud,
sus terribles dilemas que, enfrentados a ciertas realidades,
demuestran su pequeña importancia en el gran orden de las cosas.
¿Están enamoradas de verdad o están enamoradas de la idea de estar
enamoradas?
Fotografía: Laura Muñoz Hermida. |
El acierto de la autora
es presentar los datos conforme la propia protagonista ―o los
protagonistas en general― los va descubriendo, sin adelantar
acontecimientos, sin dar nada por sabido de antemano, de modo que la
tensión y la intriga son continuas. De entrada, ésto puede resultar
un tanto desconcertante, al no saber por dónde van los tiros o hacia
dónde quiere llevar la autora la acción, como la propia Lena que se
encuentra bastante “perdida” con todo lo que le está sucediendo.
Pero, poco a poco, la implicación del lector es cada vez mayor,
haciéndose partícipe de las desventuras de Lena y Clara, sufriendo
con sus tropiezos y alegrándose de sus pequeños triunfos. Hay
situaciones realmente duras, aterradoras incluso, como la escena que
muestra el primer “contacto” entre Lena y Sombra. Hay, sin
apoderarse nunca del relato, una buena ración de erotismo, de
libertad sexual, de ganas de experimentar el amor, de hormonas a
pleno rendimiento. Hay acción, crueldad, secretos y misterios,
aventuras, viajes, amoríos, luchas, tiroteos, dramas adolescentes y
dramas adultos, traiciones, asesinatos...
Hilando muy fino, y como
detalle un tanto «pejiguero», existen, cierto es, algunos pequeños
«fallos» narrativos, ciertas faltas de concordancia que dan la
sensación de que hubiera habido una «desconexión» creativa entre
la primera parte y el resto, como si el proceso de escritura se
hubiera parado y vuelto a iniciar con un rumbo más decidido. Como,
por poner sólo un ejemplo donde los tiempos no «casan», cuando
Lena ve por primera vez a Lenny, personaje que después tendrá su
importancia, el narrador dice: «A uno de ellos, Andy, Lena
lo conocía desde la escuela anterior (...). Al otro, Lenny, era la
primera vez que lo veía y Andy se lo acababa de presentar (...). Le
extrañaba no haberlo visto por el instituto en las cuatro semanas
que ya llevaban de clase.» (p. 45). No obstante, más adelante
dice: «Lenny era atractivo, muy atractivo, y había sido el
primer chico en el que se había fijado nada más empezar el curso,
lo que ahora le parecía años atrás.» (p. 198). Detalles,
detalles...
El final se hace algo
duro de aceptar, más que nada porque cuando mayor velocidad estaba
cogiendo la narración, cuando el lector se siente irremediablemente
atrapado por la trama, la novela termina con un cliffhanger brutal
que deja al lector mordiéndose las uñas por saber lo que pasará a
continuación. Hijos del Clan Rojo es un, casi, perfecto
comienzo para la saga Anima Mundi. Un libro que cumple a la
perfección su tarea de presentar trama y personajes, sin olvidarse
de ofrecer una intrigante aventura, que va de menos a más, creciendo
en interés conforme avanzan sus páginas. Si de inicio puede costar
un poco «entrar» en el relato, al final lo que cuesta es dejarlo,
haciéndose cortas sus más de 500 páginas. Quedan muchos,
muchísimos misterios por resolver, muchas cuestiones por contestar,
muchos secretos por descubrir. Hijos de Atlantis,
esperemos, tendrá alguna de las respuestas.
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