El Ciclo de Drímar.
Rodolfo Martínez.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Sportula. Gijón,
2014. 172 páginas (Edición digital). 458 páginas (Edición en
papel).
El monumental Ciclo de
Drímar llega a su fin ―o casi―. Después de mucho tiempo,
cae el telón y el Ciclo se cierra dejando un sentimiento agridulce,
con la agradable sensación de una tarea bien completada al tiempo
que queda la «pena» de saber que la historia continúa o podría
continuar ―el final abierto de esta novela así lo indica―, pero
que será difícil asistir a ella. De alguna manera, Bifrost se puede
considerar una secuela lejana de Jormungand, pues viene
a dar respuesta a muchas cuestiones que quedaron pendientes tras el
cierre de esa novela. Y, al igual que en aquella, el título que
remite a la mitología nórdica está elegido con mucha intención.
Si Bifrost era el puente que unía los mundos de Asgard,
hogar de los dioses, con Midgard, la tierra de los hombres;
aquí, la nave que recibe ese nombre viaja por el espacio recorriendo
y uniendo la inmensa distancia que separa la Tierra de Cielo. Esta
novela, como obra independiente tal y cómo se puede encontrar en su
formato digital, viene a dar cierre a ciertas líneas planteadas en
las novelas precedentes, algunas de las cuales, en su versión en
papel, se encuentran integradas en el cuerpo de la misma: Los
celos de dios (finalista del Premio UPC de Novela Corta
1993), La sonrisa del gato (Premio Ignotus a la Mejor
Novela en 1996) y Un jinete solitario (Premio Ignotus a
la Mejor Novela 1997).
Han pasado miles de años
desde que el planeta Tierra de Nadie fuera condenado junto con
todas las razas inteligentes que lo poblaban. Mientras tanto muchos,
extraordinarios y violentos acontecimientos han tenido lugar en una
galaxia envuelta en la Dispersión humana. La Bifrost, una
nave cuya tripulación está compuesta por humanos, delfines y ratas
inteligentes, viaja hacia un destino muy concreto con una misión
bélica de la que depende el destino de toda la Galaxia. A bordo, el
delfín Rompiente, hijo de Bailarín Lujurioso, y la rata
Fértil, recibirán las particulares enseñanzas del humano
Sordo, uno de los mayores telépatas del universo conocido.
Juntos indagarán en ciertos momentos decisivos de la Historia que
han llevado de forma casi inevitable a su momento actual.
De alguna manera, las
cuatro narraciones implicadas en el volumen, que se pueden encontrar
por separado en formato electrónico y en un único tomo en papel,
parten de una misma base: una investigación, normalmente como un
encargo que alguien recibe por parte de un tercero de acceder a
ciertos conocimientos, aunque también puede tratarse de un
interrogatorio policial o de «trabajos» de estudio, que saca a la
luz cada historia en concreto.
En Los celos de
Dios, Hamuel recibe el encargo divino de llevar a cabo
la herética investigación sobre la existencia y el destino final de
un robot humaniforme dotado de una inteligencia artificial consciente
de sí misma, una abominación para la religión que él profesa. De
forma minuciosa, enfrentándose a sus propios prejuicios, a través
de un «blasfemo» terminal informático, irá buceando en antiguos
archivos, rastreando la más mínima pista, hasta reconstruir una
historia apasionante que discurre a lo largo de varios siglos y
vidas. Martínez da rienda suelta a sus pasiones y ofrece una
narración que mezcla sus filias-fobias religiosas, su gusto por los
«rompecabezas» con robots «asimovianos» y una intriga casi
detectivesca, y su peculiar visión de la informática del «futuro».
El «pero» que se le puede poner a este relato es que desde un buen
principio de intuye la identidad del que realiza el encargo, pero tal
vez eso precisamente no parece un detalle que preocupase al autor.
En La sonrisa del
gato, el interrogatorio de un joven detenido, sacará a la
luz los acontecimientos que tuvieron lugar recientemente en la
Estación de convergencia Número Uno, más conocida como La
Peonza, una estación espacial situada en un sistema fronterizo,
«neutral» y poco poblado, donde la Confederación de Drímar
y el Mandato Sáver luchan en secreto sus combates por la
dominación del futuro. Mezcla de novela negra, space opera,
cyberpunk y hard. En terreno de nadie, entre cierta
anarquía la ciencia y la investigación más extrema ha florecido, y
el comercio de tecnología puntera ―y muchas veces prohibida― lo
ha convertido en un lugar imprescindible para el resto de la galaxia.
En un momento dado se produce una inesperada confluencia de actores
con la llegada a La Peonza de varios personajes que van a poner en
marcha un juego a varias bandas. Espías, hackers, fanáticos
religiosos, duros «servidores de la ley», pilluelos ladrones de
información, Inteligencias Artificiales, asesinos despiadados…
Entre todos, destaca la presencia del ciber pirata Vaquero y
de la inquietante IA cuya mueca sardónica, basada en un personaje de
Alicia en el País de las Maravillas, da nombre a la
novela. Como siempre, el autor brilla en la elección de una
arriesgada estructura temporal y en la plasmación de los distintos
lenguajes con los que los humanos interactúan con las máquinas o
estas entre ellas, y del ámbito en que «habitan».
En Un jinete
solitario el lector va a conocer la historia de las
circunstancias que llevaron a Vaquero a La Peonza. El que
fuera posiblemente el mejor hacker de la galaxia encontró la horma
de su zapato en el relato anterior, pero ¿cómo llegó hasta allí?
Peter Highsmith, antiguo mentor y profesor suyo, va a recibir
el encargo de recopilar un dossier con todo lo que los Servicios
Secretos de la Confederación tienen de él, desde la forma de
contactarlo, su reclutamiento e instrucción hasta lo úiltimo que se
supo de él en La Peonza.. Una tarea en la que se embarcará sin
demasiado entusiasmo pero gran perseverancia, sacando a la luz una
particular y dura historia de amor, de traición, espionaje,
cibercrimen y muerte. Le falta, quizás, la necesaria intensidad que
el drama que se está narrando requeriría, con un personaje
narrador, Highsmith, tan auto aislado, y un «protagonista»,
Vaquero, tan encerrado en sí mismo, con los que no hay forma de
empatizar. Sin embargo hay que reconocer la desgarradora fuerza
intimista de lo narrado, la disección de un alma hasta su fondo más
profundo, hasta las honduras a las que la desesperación puede
llevarla y lo que ésta puede forzar a una persona a hacer.
Dando cobijo a las tres anteriores, Bifrost es mucho más que el «pegamento»
que amalgama el conjunto. Quizá se note en exceso que su estructura
está construida con la intención expresa de contener en su interior
a los otros tres relatos. Sin embargo, su trama se puede considerar
perfectamente unitaria, independiente ―hasta el punto en que
cualquier de estos relatos y todos los anteriores del ciclo pueden
considerarse «independienrtes» de los demás― y aporta muchos
datos de interés al conjunto. Es una narración con entidad propia,
que viene a responder muchas preguntas que los lectores del Ciclo
desde sus orígenes venían arrastrando en sus mentes y cuya
contestación venían demandando, principalmente sobre el destino de
los «supervivientes» de Tierra de Nadie, de los sucedido con
sus habitantes y descendientes más allá de lo narrado en
Jormungand. Se trata de una historia de aprendizaje, de
autoconocimiento, con una investigación ―no podía ser de otra
manera― sobre el pasado de los implicados y de los hechos y actos
de tantas «inteligencias» que les han llevado hasta donde se
encuentran y que han hecho casi inevitable el futuro enfrentamiento
hacia el que avanzan. El que Bifrost seguramente deje con
nuevas preguntas a cambio de las «viejas» sólo responde al gusto
de Martínez de no darle a sus lectores todo mascado o tallado
en piedra.
A lo largo de todo el
volumen, tanto el electrónico con sólo la novela Bifrost
como en la publicación en papel con las cuatro historias, el autor
es fiel a su estilo desenfadado, con toques experimentales, ópticas
narrativas sorprendentes, un ritmo adecuado en todo momento, una
prosa bien cultivada y unas tramas imaginativas aún cuando todos sus
giros no consigan sorprender por igual. Son aventuras amenas y
desenfadadas, inteligentemente construidas, con fusión de estilos y
temáticas, y en las que Martínez consigue hacer cómplices a sus
lectores, implicarlos en lo narrado y conducirlos donde él desea,
que quizás no es donde habían imaginado ir.
El Ciclo ha terminado, la
historia ha visto como caía sobre el escenario el telón y ha sido
un auténtico placer haber llegado hasta aquí. Ahora, por fin, la
historia completa permite poner en perspectiva todos los relatos
anteriores ―a muchos de los cuales el autor no se priva de realizar
pequeñas referencias a modo de guiños hacia los lectores que le han
acompañado, de una manera u otra, a lo largo de todo este camino―
y las piezas, separadas por muchos años «creativos», terminan
encajando en el tapiz. Tal vez, este final en concreto puede parecer
un tanto insatisfactorio, demasiado abierto, demasiado brusco,
demasiado en el «aire», demasiado al albur de la imaginación y las
preferencias de cada lector. Y es verdad, como suele ser marca del
autor, no existe una conclusión perfectamente cerrada. Pero si eres
de los que no soportas quedarte con la duda, voy a hacer un poco de
trampa y revelar un «secreto»: Bifrost,
y con ella el Ciclo, termina aquí, en efecto, pero todavía
queda un pequeño cierre para el Ciclo, «Cielo tomado: Una
coda» donde, tal vez, solo tal vez, se pueda conocer el
resultado de la misión de la Bifrost y su tripulación, y del
destino de Cielo, antes La peonza, y de todos aquellos
que allí confluían. Ahora sólo tienes que buscarlo ―una pista:
¿te suena “Drímar: el ciclo completo”? Pues eso―.
Recorrido de un extremo
al otro el puente del arco iris... el viaje ha terminado.
==
Reseña de otras obras del autor:
Sherlock Holmes y la Boca del Infierno.
Sherlock Holmes y el heredero de nadie.
El adepto de la Reina.
El carpintero y la lluvia. Ciclo de Drímar 1.
Cabos sueltos. Ciclo de Drímar 2.
Sondela.
Fieramente humano.
Embrión. Una historia de Yáxtor Brandan.
El Jardín de la Memoria. El adepto de la Reina /2.
Amistad. Una historia de Yáxtor Brandan.
Jormungand. El Ciclo de Drímar.
Porciones individuales.
Detective. [El adepto de la Reina].
Sherlock Holmes y el heredero de nadie.
El adepto de la Reina.
El carpintero y la lluvia. Ciclo de Drímar 1.
Cabos sueltos. Ciclo de Drímar 2.
Sondela.
Fieramente humano.
Embrión. Una historia de Yáxtor Brandan.
El Jardín de la Memoria. El adepto de la Reina /2.
Amistad. Una historia de Yáxtor Brandan.
Jormungand. El Ciclo de Drímar.
Porciones individuales.
Detective. [El adepto de la Reina].
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