Lola Basavilbaso Gotor / Luis Constante Luna.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Caligrama editorial. Barcelona, 2019. 357 páginas.
Basavilbaso y Constante han puesto sobre el papel en esta su segunda novela, con la que obtuvieron en el año 2017 el I Premio Caligrama en la categoría Promesa, un viaje convertido en epopeya, una desesperada búsqueda de rescate y una persecución sin descanso. Un western de fantasía heroica, con un ritmo de tensión continuada que no permite ni a los protagonistas ni al lector más que los mínimos altos en el camino, aquellos imprescindibles para recapitular y tomar fuerzas. Una prueba de perseverancia y de superación, de colaboración entre la desconfianza, de espíritu humano llevado al límite, de entrega y lealtad, de confianza traicionada. Seis personas muy diferentes se verán forzadas a emprender una misión que pondrá en riesgo sus vidas y de la que los que consigan volver lo harán cambiados de forma irrevocable. Situada en el mismo escenario de Êrhis: La estrella se alza en el cielo, los autores han escrito una novela independiente, que no necesita de la lectura de aquella para su disfrute total, y con reconocidas influencias cinematográficas —aquí juego con ventaja, pues los autores las confesaron en una presentación— como los Centauros del desierto de John Ford, o Los siete samurais de Akira Kurosawa, que leído el libro resultan bastante evidentes tanto en la trama como en una prosa muy cinética y visual.
En las faldas de las Montañas Rojas los odemi, una tribu kitanna, los jinetes de la estepa, escucha el designio de su anciana kamu, una suerte de chamán, quien les habla de la necesidad de un sacrificio de sangre para encontrar de nuevo la protección del dios Avok, quien dice está furioso y ha dado la espalda a la tribu. Cuando su caudillo, Āka el Cazador de hombres, tome sobre sus hombros la misión de cumplir tal designio, sellará sin que ninguno de ellos lo sospeche el futuro de seis ilanos reunidos por el azar en una pequeña atalaya de la región de Mosaian en el sur del reino de Ilaàn.


Seis se enfrentan al vacío que envuelve las praderas, al inmenso cielo, a las largas horas y al silencio, a la soledad, a las esperanzas sin respuesta, a los días y noches que parecen repetirse sin remedio y que van minando la moral, erosionando las certezas y creando las dudas… Pero también a ese vacío interior que lleva a cuestionarse a cada uno sus propias convicciones y motivos. A la espera de un enfrentamiento muy desequilibrado, sin saber si podrán conseguir su objetivo o siquiera si las sacerdotisas seguirán vivas para entonces, en un momento u otro del camino todos ellos deberán preguntarse por qué están realmente ahí, qué buscan obtener y qué han hecho hasta entonces con sus vidas. Las difíciles circunstancias, los sacrificios, los peligros, las muertes, pondrán en tela de juicio sus razones para emprender el rescate, sacando a la luz motivaciones que habían permanecido mucho tiempo secretas. La estepa templará a fuego el metal interior de cada uno, pondrá a prueba sus principios, destilará sus caracteres y matizará todo lo que creían saber sobre sí mismos. Sacará a la luz lo mejor y lo peor. Las debilidades y fortalezas. Alguno saldrá reforzado, alguno crecerá como persona, alguno llegará al punto de quebrarse, alguno morirá fiel a su modo de encarar la vida, alguno se encontrará en un callejón sin salida. Lealtad, renuncia, entrega, confianza, recelo…, lazos que se crean sin saber si resistirán el peso de aquello que están destinados a soportar.
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Ilustración de Marta Nael (MartaNael.com) |
Las estepas de Avok, aún compartiendo el escenario general y un trasfondo común —guerras, ciudades, leyendas…— que no necesita ser conocido de antemano, pues todo lo necesario surge del contexto presente en el texto, con la anterior novela de los autores, se muestra absolutamente autoconclusiva, con una trama cerrada y resuelta de lña forma más conveniente en toda su dimensión. El final, amargo como no podía ser de otra manera, da muestra de cómo las vivencias, sobre todo tan intensas, marcan irremediablemente, de cómo es imposible dar marcha atrás, de cómo la realidad siempre encuentra la manera de abrirse paso entre sueños y anhelos. La aventura da paso a la postrer reflexión, haciendo que el lector cierre el libro con una sensación de lo más satisfactoria.
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