domingo, 8 de noviembre de 2020

Reseña: Box, vol. 2

Box. Vol. 2.

Hay algo dentro de la caja.

Daijirô Morohoshi.


Reseña de: Santiago Gª Soláns.


Satori ediciones. Col. Manga. Gijón, 2020. Título original: Hako no Naka ni Nani ka Iru. Traducción: Marc Bernabé. Rústica con solapas. 192 páginas. B/N.

La Caja es inmisericorde y no todos los que entran en su interior para participar en el juego de enigmas y rompecabezas pueden seguir adelante. El grupo de siete personas convocadas y la joven auto invitada ya ha podido comprobarlo, con resultados desastroso para alguno de ellos. No les queda sino aplicarse a la resolución del misterio antes de perderse todos por el camino. La prueba se convierte así en una carrera contrarreloj, con amenazas crecientes y una meta que no se vislumbra todavía. Como ya intuían, la Caja es mucho más grande por dentro que por fuera, un auténtico laberinto poblado de amenazas y repleto de enigmas, pero ahora van a empezar a vislumbrar sus auténticas dimensiones.


Mientras el puzzle de pasillos y estancias de paredes formadas por cubos se revela bastante inestable, y la amenaza de los monstruos deformes se hace cada vez más atosigante, los jugadores, enfrentados a un destino incierto, que incluso podría suponerles la muerte, se ven forzados a tomar soluciones cada vez más complejas. Pero saltarse las normas de la Caja es castigado con la mayor dureza, como alguno comprobará en sus propias carnes. Las trampas no están contempladas en el juego, salvo que vengan de parte de cierta chica diabólica, que más que una guía para un auténtico obstáculo para su empeño.

En realidad, cada personaje está ahí por una razón, todos los que han sido convocados tienen un secreto que les marca profundamente. El peligro se hace más palpable si cabe, y las reacciones de cada uno comienzan a tomar un cariz inesperado. La personalidad de cada involucrado en los enigmas va a irse revelando, mostrando la verdadera cara de los protagonistas. Los personajes van a ser llevados al límite, tanto en lo físico como en su ingenio. Deben seguir resolviendo enigmas mientras la amenaza se cierne cada vez más encima de ellos. La acción del tomo es una acción continua, una frenética carrera hacia una salida que ni siquiera intuyen todavía, abriendo puertas para lo que quizá deban desandar sus propios pasos.

Un escenario tan escueto, pasillos y cámaras formados por unos extraños cubos semirígidos, permite pocas alegrías en cuanto a su posible monotonía, mas, sin embargo, Morohoshi consigue transmitir a la perfección todas las sensaciones de horror, amenaza, premura… que la situación encierra, ofreciendo además escenas espectaculares dentro de una atmósfera tan irreal y claustrofóbica. 


Con los personajes desvelando de forma no siempre deseada sus secretos y su procedencia, el autor realiza una especie de retrato crítico de la sociedad imperante, desde los más mayores engañados y condenados en los últimos días de sus vidas, a los más jóvenes todavía cargados de ilusiones. El choque generacional se muestra si cabe más marcado. Con uno de los personajes Morohoshi muestra el egoísmo de los adultos, acentuado ahora cuando debe elegir sobrevivir por cuenta propia o apoyar al grupo. Con uno de los jóvenes, queriendo presentar las problemáticas de los sentimientos reprimidos y de la identidad sexual, hace un cuestionable tratamiento de la identidad de género. Con otros habla de corrupción inmobiliaria, gentrificación, depresión, valores cuestionables, diferencia de oportunidades en la vida… Cada cual deberá resolver su propio rompecabezas interior, hacer las paces con uno mismo, antes de emprender la tarea de salir de la Caja.

Aunque un tanto alargadas para conformar este tomo central, las secuencias están bien construidas, con buen ritmo y emoción, e ilustraciones expresivas y funcionales. Un solvente dibujo de trazo suelto que hace palpable la opresiva atmósfera dentro de la caja. La historia no avanza demasiado —más bien al contrario— centrada en una especie de juego del gato y el ratón entre la caja y los involuntarios jugadores. El volumen guarda nuevos enigmas y misterios, y un buen número de desafíos para los propios lectores en forma de inocentes pasatiempos, puzzles o pruebas de agudeza visual al principio de cada capítulo. El final, superada la fase de turno, va a dejar a los protagonistas supervivientes en una nueva encrucijada, un remanso momentáneo en el que deben decidir el rumbo para continuar resolviendo el misterio. Sus vidas dependen de ello.

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