viernes, 19 de agosto de 2011

Reseña: ¡Zas!

¡Zas!
Una novela del Mundodisco.

Terry Pratchett.

Reseña de: Lyrenna.

Plaza & Janés. Col. Mundodisco. Barcelona, 2011. Título original: Thud! Traducción: Gabriel Dols Gallardo. 383 páginas. 

¡Zas! es el ruido que hace el cráneo de un enano al ser golpeado por la maza de un troll; también es el nombre de un juego de tablero en que ambas razas se enfrentan representando un combate que se repite a lo largo de los siglos. A lo largo de los últimos años la población de ambas razas, enanos y trolls, ha ido creciendo en Ank-Morpork y la mayoría se ha adaptado a la vida en la ciudad, integrándose sin demasiadas tensiones. Pero en los últimos tiempos el grag Chafajamones, uno de los líderes integristas de los enanos,  ha estado removiendo las cosas, agitando las mentes de los jóvenes sobre la ortodoxia de su enanidad, algo que podría desencadenar ciertos altercados y suponer problemas para la Guardia.

Una Guardia cada vez más multicultural a la que, para frustración del comandante Vimes, quieren “obligar” a aceptar a una vampiro en sus filas. Vale, sí, es una Crespón Negro de la Liga de la Templanza, pero sigue siendo una vampiro, ¿no? y todo el mundo sabe que uno no puede fiarse de ellos... Así que cuando se extiende el rumor de que un enano, y un profundo nada menos, ha sido asesinado, y por un troll por supuesto, un agobiado Vimes no puede dejar correr el tema en absoluto. Además, esos profundos están minando el subsuelo de la ciudad sin permiso de nadie, y por muy hondo que caven, sigue siendo SU ciudad por encima y por debajo de las calles, y es tarea de la Guardia esclarecer todos los crímenes.

Y luego está todo el asunto del Valle del Koom, cuyo quinto centenario está a punto de celebrarse, una batalla en la que los enanos emboscaron a los trolls o los trolls emboscaron a los enanos, sellando desde entonces un odio eterno y encarnizado que amenaza ahora con convertirse en una guerra con todas las de la ley en plenas calles de Ank-Morpork. Y Vimes no está dispuesto a que tal cosa suceda. Pero aún hay más, el cuadro que conmemora la batalla, un enorme lienzo de 15 metros pintado por el artista loco Methodia Tunante ha sido robado y Nobby Nobbs (con inciso romántico incluido) y el sargento Fred Colon se pondrán diligentemente a investigar la desaparición. ¿Será verdad, como dice la leyenda, que el cuadro oculta las claves para descubrir un tesoro o para desentrañar lo que sucedió en realidad en la famosa batalla?

Y por si fuera poco, el patricio Vetinari ha enviado a un funcionario a Pseudópolis Yard para que realice una auditoría que ayude a mejorar y racionalizar el creciente gasto de la Guardia. Un estorbo más, así que los ánimos están que arden..., pero Sam Vimes sabe lo que es realmente importante, así que nada ni nadie, ni asesinatos, ni amenazas de guerra, ni recortes presupuestarios, ni agendas personales, le va a impedir que le cuente a su hijo su cuento diario. Tampoco es que su esposa Sybil le permitiese olvidarlo, claro.

Pratchett ya había tratado con anterioridad el tema del “clasismo” y de los prejuicios raciales en otros de sus libros, pero aquí se mete a fondo, demostrando que muy pocas personas, por sensatas que parezcan, están libres de estos sentimientos negativos. Y lo hace utilizando a fondo su habitual humor para implicar al lector en un tema tan poco dado a provocar sonrisas, consiguiendo hacerle reflexionar al tiempo que lo entretiene de la forma más amena y divertida. Es admirable la forma en que el autor sabe reflejar la vertiente cómica de los temas más serios, sin restarles un ápice de su importancia ni caer en ningún tipo de frivolidad. Pratchett ofrece una acertada sátira que en absoluto rebaja la gravedad de los temas retratados, sino que con su afilada prosa saca a la luz la descarnada estupidez de tantos enfrentamientos y tanta sinrazón.

Como en esas familias enfrentadas a través de las generaciones, que año tras año echan mano de la violencia a pesar de que ya nadie recuerde los motivos de la inquina ni quien empezó el conflicto, el latente enfrentamiento enano/troll se antoja no tanto algo racial sino una cuestión política, recordando de alguna manera el largo conflicto irlandés entre protestantes y católicos o el lejano inicio de la animadversión de los pueblos balcánicos (y ni siquiera habría que buscar tan lejos) donde nadie quiere atender a las razones de los otros motivados por un plúmbeo sentimiento de superioridad y de pertenencia a un grupo en el que no tienen cabida aquellos que no entran dentro de su tradición o en la definición de “los suyos”.

Muestra entonces el autor la fácil manipulación de las masas, convertidas en turba borreguil, cuando el cabecilla iluminado por la verdad (su verdad) se dedica a explotar (cuando no a incitar directamente) ese odio inexplicable e irracional por alguien, tanto da que sea un individuo o un colectivo, que surge sin motivo aparente, tan solo por ser cómo es, por ser distinto. Ese desagrado instintivo e inevitable, arraigado en los propios genes, en la herencia, y que sobrepasa cualquier consideración razonada. Y a un tiempo cuestiona las supuestas fuentes “históricas” que justifican tantos razonamientos absurdos, tanta pureza racial, tantos supuestos derechos adquiridos y tanta superioridad moral sobre el vecino...

La tensión racial se ejemplifica a la perfección en este caso dentro de la propia Guardia donde el siempre sensato Vimes tendrá que dar su brazo a torcer, vencer su “reticencia” e incorporar a una vampiro a pesar de que todo el mundo sabe cómo son, y Angua deberá luchar denodadamente contra los prejuicios que siente ante su nueva compañera quien despierta en ella un terrible complejo de inferioridad consecuencia de largos años de desconfianza y malas relaciones entre licántropos y vampiros. Enanos, trolls, gollems, humanos... que hasta el momento habían aprendido a trabajar y convivir juntos empiezan a sentir la presión de la situación. ¿Podrá Vimes mantener unida a su creciente plantilla?

Si bien se trata a todos los efectos de una novela perteneciente a la línea de la Guardia, y por encima de todo una novela de Sam Vimes, lo cierto es que como viene siendo habitual desde hace tiempo hay en ¡Zas! gran cantidad de referencias a libros y personajes anteriores, como al Times, a las torres de clacks, a la Universidad Invisible (cuyos magos serán requeridos a prestar un servicio inestimable) o al recientemente restaurado servicio de Correos y su emisión de sellos conmemorativos. Algo que hace necesario, casi imprescindible, haberse leído todos los anteriores para captar la multitud de pequeños detalles metareferenciales del propio Mundodisco que el autor incluye en su texto. Es cierto que se trata de obras independientes y que como tales pueden ser leídas en cualquier orden, pero la acumulación de referencias hace conveniente seguir la cronología de su publicación para no chafarse a uno mismo algunas sorpresas y no perderse ninguno de los guiños y chistes privados ocultos en el relato.

¡Zas! plantea capas sobre capas de misterio, ofreciendo una satisfactoria, y divertida, intriga donde la resolución del asesinato crea un tenso suspense que puede desembocar en una guerra abierta; donde Pratchett maneja todos los elementos que han hecho famosa su serie de Mundodisco para facturar una de sus más intensas aventuras, llena de emoción, humor y sentimientos, y cuyo sorpresivo final debería hacer reflexionar a muchas personas que, lamentablemente, supongo que nunca leerán esta novela. Si siempre es recomendable leer a Pratchett, sin duda esta novela en concreto es imprescindible. Todo un maestro.

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Reseñas de otras obras del autor:

Pies de barro. Una novela de Mundodisco.

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